* El calentamiento del mar, producto del cambio climático, está provocando estrés térmico en los pulpos.
* Investigaciones apuntan a que la especie estaría migrando en búsqueda de aguas más frías para reproducirse.
* Los embriones fecundados bajo estrés térmico no logran nacer o lo hacen pero con malformaciones.
* La migración del pulpo a aguas más profundas y lejanas está afectando la economía de los pescadores ribereños.
Por Alejandra Vargas
La Plataforma Continental de Yucatán es el hogar del pulpo maya (Octopus maya), una especie endémica de la región y una de las principales pesquerías del estado. Sin embargo, los pescadores refieren que cada vez es más difícil capturarlo.
Su escasez se atribuye mucho a la pesca furtiva, pero el cambio climático también estaría influyendo en el comportamiento del pulpo.
Desde el 2014, el Doctor Carlos Rosas, profesor de la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación de Sisal de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), estudia cómo el calentamiento del mar está obligando al pulpo a migrar a aguas más frescas, además de afectar su ciclo reproductivo.
Los más afectados son los pescadores ribereños que cada vez deben ir más lejos en el mar en busca de su sustento.
Impacto de la temperatura en la reproducción del pulpo
Uno de los hallazgos más relevantes de los estudios del Doctor Rosas se relaciona con los efectos del estrés térmico en el ciclo reproductivo del pulpo maya.
La sensibilidad térmica de los pulpos, explica el experto, varía según el momento de la vida en el que se encuentren. Los individuos en edad de reproducirse y los embriones toleran entre los 22 y los 26 °C, que son las temperaturas ideales para que el ciclo reproductivo funcione.
En cambio, los juveniles, es decir aquellos que no han alcanzado aún la madurez para reproducirse, son un poco más flexibles puesto que toleran temperaturas que van desde los 20 hasta los 29 °C. Sin embargo, la tolerancia no depende solo de la temperatura absoluta, sino del tiempo que el pulpo permanece en ella.
Cuando el ciclo de reproducción se realiza fuera de los rangos de temperatura ideales, tanto las hembras como los embriones pasan a un estrés térmico que tiene consecuencias directas en la cantidad y calidad de los embriones.

Los pescadores ribereños son los más afectados con el desplazamiento del pulpo a aguas más frescas. Foto: David Rico.
En experimentos controlados realizados en el laboratorio de la Unidad de Sisal, en Yucatán, se demostró que los ejemplares juveniles que proceden de embriones desarrollados en condiciones óptimas pueden resistir de 28 a 30 °C hasta unos 20 días. Pero si los juveniles vienen de embriones que estuvieron expuestos a un estrés térmico, ese margen de tolerancia se reduce drásticamente a unos ocho días.
Según Rosas, las temperaturas del mar en zonas como Campeche permanecieron por encima de los 28 °C durante varios meses entre 2017 y 2019, mientras que en Sisal se registraron 30 °C durante mayo, junio y julio del 2024.
A través de una serie de experimentos iniciados hace más de una década, el laboratorio de la Unidad de Sisal ha comprobado que tanto las hembras como los machos sometidos a temperaturas elevadas durante la reproducción presentan consecuencias significativas en su capacidad de generar descendencia viable.
De acuerdo con Rosas, una hembra estresada puede tener dos problemas: producir una menor cantidad de huevos viables o no poner ninguno. De hecho, en estudios de laboratorio se han documentado casos donde de 2000 huevos desovados, solo 100 embriones fueron viables.
Y es que cuando el agua del mar se calienta, la hembra le transfiere al embrión radicales libres de oxígeno, que son sustancias tóxicas que ocasionan deformidades en el embrión.
“Si el agua es muy caliente, la hembra produce más radicales. Se los pone al embrión y éste no puede nacer”, explica el científico. Entonces las hembras empiezan a migrar a aguas más frías”, explica el científico.
La razón por la que el embrión no puede nacer, señala el profesor, es que, dado el calor, crecen con malformaciones y su saco de tinta se mezcla con el sistema circulatorio.
En un artículo de investigación publicado en la revista científica Plos One, los investigadores de la Unidad de Sisal explican que los embriones incubados a 30 °C mostraron cambios en el cuerpo, como brazos más pequeños y dificultad para respirar debido a una disfunción mitocondrial.

En el laboratorio de la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación de Sisal de la UNAM, tienen huevos fecundados de pulpo para ver su desarrollo en condiciones idóneas y en estrés térmico. Foto: David Rico.
Por otro lado, cuando los machos están estresados térmicamente, sus espermatozoides se deterioran y su capacidad de fecundación puede reducirse hasta un 50 % o más. Así es que, aún si la hembra está en aguas más frías, si la mayoría de los machos están deteriorados por estrés térmico los huevos pueden no recibir fecundación adecuada.
El efecto acumulativo de este estrés térmico en la reproducción significa que, incluso si las condiciones térmicas mejoran en un año, las consecuencias del año anterior persisten.
“Si un año el agua es muy caliente, la reproducción para el siguiente año no va a ser tan buena aunque las condiciones de temperatura sean ideales”, dice Rosas. Es decir, “la entrada [al mar] de individuos [nuevos] será baja porque las hembras del año pasado experimentaron anomalías térmicas que condujeron a una producción menor de embriones, deformaciones y, por ende, habrá menos hijos para la pesca”, profundiza el investigador.
El científico puntualiza que este fenómeno aún no se ha documentado en poblaciones silvestres, puesto que casi todo el conocimiento proviene de experimentos de laboratorio. Sin embargo, indica que han logrado capturar del mar hembras con estrés térmico.

Las investigaciones del Doctor Carlos Rosas apuntan a que el calentamiento del mar está afectando el proceso reproductivo del pulpo en Yucatán. Foto: David Rico.
Olas de calor marinas y su papel en el comportamiento del pulpo
El fenómeno de las olas de calor marinas sería uno de los factores más importantes en el desplazamiento del pulpo en Yucatán. Pero ese comportamiento no es exclusivo del pulpo, asegura Dalila Aldana, investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav).
“Las especies acuáticas, al sentir calor, hacen lo mismo que nosotros cuando buscamos sombra. Se mueven a donde el agua esté más fresca, cambian de lugar, se alejan de la costa o se van a aguas más profundas”.
Aldana advierte que el mar Caribe y la península de Yucatán ya registran temperaturas de 30 a 31 °C en verano, valores que se pensaba llegarían hasta el año 2100, lo que demuestra la velocidad con la que el calentamiento está ocurriendo.
En ese contexto, el Doctor Eduardo Batllori Sampedro, también investigador del Cinvestav, advierte que uno de los principales retos para comprender la magnitud del fenómeno es la falta de monitoreo constante.
“El problema es que no hay un monitoreo permanente que permita identificar cuál ha sido la variación en la temperatura del mar en Yucatán o la península, sólo hay algunos registros de momentos específicos y regularmente son de tesis”.
Batllori señala que la información disponible muestra un aumento sostenido de la temperatura en el Golfo de México, con promedios que en invierno están cerca de los 26 °C y suben hasta 28 °C en verano.
Estas olas no son simplemente picos temporales de temperatura. A diferencia del pasado, ahora los picos de calor no regresan a sus niveles base. El mar se calienta y a partir de ahí se van generando nuevos picos, es decir, que la temperatura del agua aumenta paulatinamente.
La situación se agrava por el debilitamiento de las corrientes marinas que antes ayudaban a regular la temperatura. Particularmente la Corriente Atlántica, que fluye de oriente a poniente y que entra por Quintana Roo, ayudaba a enfriar toda la costa hasta llegar al límite de Yucatán y Campeche.
“Antes del calentamiento global esta corriente funcionaba para enfriar el agua. Ahora, con el cambio climático, cambian las corrientes marinas, cambian los vientos, se vuelven más intensas las cosas. Cuando hay una ola de calor, esta corriente no es suficiente para enfriar esta zona de distribución del pulpo”, señala Rosas.
En años sin olas de calor, como el 2025, la corriente vuelve a funcionar correctamente y las condiciones mejoran. Pero el cambio climático está alterando estos patrones: las olas de calor son más frecuentes, intensas y duraderas.

Manuel Quijano Aguirre, pescador de Progreso, Yucatán. Señala que el inicio de la temporada de captura de pulpo empezó lenta en Yucatán. Foto: David Rico.
¿A dónde van los pulpos?
Aunque aún no se sabe exactamente a dónde emigran los pulpos cuando las condiciones térmicas son desfavorables, se tiene la certeza de que permanecen en la plataforma continental donde hay suelo duro y comida. Sin embargo, al estar más lejos de la costa, su acceso se complica para la flota ribereña.
“A los ribereños les costará más dinero poder capturar pulpo, porque forzosamente tendrán que alejarse más. Eso es más combustible, más equipo y también más riesgo”, señala Rosas.
La pesca de pulpo es la tercera pesquería más importante en México. De acuerdo con la Carta Nacional Pesquera, cada año se capturan un promedio de 37 000 toneladas de las cuales Yucatán aporta el 72% al país y el 30% de la producción total de pulpo del continente.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), los volúmenes de captura desde el 2015 al 2024 se mantuvieron por arriba de las 20 000 toneladas. Sin embargo, mientras en 2018 se capturaron 36 965 toneladas, en 2020 se pescaron 13 784 toneladas.
Este año, la temporada de pulpo comenzó el 1 de agosto en Yucatán. El arranque fue lento, según manifiestan los pescadores. En los primeros días no encontraron pulpo y a la mitad de la temporada la situación mejoró un poco, aunque no como esperaban.
“Nosotros los ribereños estamos tronados [mal] porque estamos agarrando de 10 a 20 kilos. La flota mayor le va bien porque se van muy adentro y también se van para Isla Contoy”, dice Moisés León, pescador de Progreso.
León explica que para poder encontrar pulpo ahora tiene que entrar hasta 10 millas mar adentro. Y si bien a veces el pulpo se acerca, la dinámica ha cambiado. Años atrás los podía capturar cerca de la orilla y ahora no solo tienen que ir mar adentro, sino que han tenido que alejarse de la comunidad: antes pescaban frente a Progreso y ahorita están yendo hasta Telchac Puerto o San Crisanto.
Por su parte, el pescador Francisco Canché comenta que antes encontraban pulpo en Isla Cervera, nombre coloquial de la terminal remota del Puerto de Altura, a 6.5 kilómetros de la costa.
“Ahora hay que meternos unas 10 u 11 millas para encontrar pulpo, y no muy grande; los que hay cerca son de 400 gramos. Para encontrar pulpos más grandes hay que meternos mucho más”, cuenta. Además, los pulpos están entre los siete y ocho metros de profundidad, pero años atrás estaban más en la superficie, asegura.
En opinión del científico Carlos Rosas, hace falta una mejor comunicación entre la academia, el gobierno y el sector pesquero para crear estrategias en beneficio del sector más vulnerable de la pesca. De esa manera, dice, se podrían crear políticas públicas que den mejores condiciones a los pescadores ribereños para que puedan hacer frente al cambio climático.
“Se tiene suficiente información para poder predecir lo que va a ocurrir el próximo año. Esto es una ventaja. Con los modelos de diversas instituciones se pueden hacer predicciones de lo que va a ocurrir. Por ejemplo, el año pasado que hubo olas de calor yo dije que al inicio de este año habría poco pulpo, y así fue, pero nadie nos hace caso”.
*Esta nota es parte de una colaboración entre Mongabay Latam y Causa Natura Media.

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