Mortandad de ejemplares rebasa los límites establecidos
La tortuga caguama es reconocida como especie en peligro de extinción desde 1994. El establecimiento de una zona de refugio pesquero en el Golfo de Ulloa, Baja California Sur, que busca su preservación, es el mismo sitio donde han muerto más de mil 900 ejemplares de 2017 a 2020, de acuerdo con datos oficiales.
“Es un problema de antaño. Se han creado estas capas de protección, tanto instrumentos pesqueros como instrumentos ambientales, pero las causas no se han podido determinar a ciencia cierta”, explicó Mario Sánchez, director regional noroeste del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA).
Los indicios señalan que las redes de pesca y la pesca de altura (un tipo de pesca industrial que se realiza en aguas marítimas alejadas de la costa) son dos factores de riesgo.
“El problema se perpetúa por la falta de atención de las autoridades para desarrollar instrumentos o una investigación a profundidad. La autoridad no está funcionado como árbitro para establecer las causas específicas de esta mortandad”, agregó Sánchez.
La regulación del refugio pesquero del Golfo de Ulloa establece que el límite de mortandad de tortuga caguama debe ser de 90 ejemplares por año, pero en 2017, 2018, 2019 y 2020 las tortugas muertas encontradas ascendieron, de forma correspondiente, a 99, 459, 331 y mil 88. Un total de mil 977 tortugas muertas, de acuerdo con CEMDA.
Esto sin contar las aproximaciones que estiman que el número puede ser hasta tres veces mayor, alcanzando los 3 mil 720 ejemplares en el mismo periodo.
No somos los ribereños
En 2015, la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) instaló la zona de refugio pesquero en el Golfo de Ulloa. El objetivo es que se convierta en el hogar de la tortuga amarilla -como le llaman los pescadores- los primeros 25 años de su vida. Una vez que alcance la edad reproductiva partirá a las playas de Japón para hacer su nido.
“Nosotros (los pescadores ribereños) decidimos no usar redes de enmalle en la zona porque es donde más se encuentra la interacción con tortugas prietas y tortugas amarillas […] pero (las autoridades) no hacen caso a la información técnica que tenemos nosotros”, expuso Tomás Camacho, pescador de la Sociedad Cooperativa Puerto Chale.
Camacho se mudó a Las Barrancas, comunidad pesquera del Golfo de Ulloa, en 2011, cuatro años antes de la instalación del refugio. En dicho proceso no se incluyó a los pescadores de la zona, enfatizó Tomás. Reconoce que la situación de la tortuga les preocupa porque se responsabiliza a pescadores ribereños y, al mismo tiempo, se ignoran sus propuestas.
“Yo participé como observador técnico de las embarcaciones de pesca ribereña. Se sacaron los datos, la Conapesca tiene toda la información que se obtuvo en ese estudio donde se demuestra que no son los pescadores ribereños los que están causando la mortandad de tortugas como se dice”, explicó Camacho.
La información refiere a los reportes mensuales que se realizaron en 2017 y 2018 como parte del Proyecto de Asistentes Técnicos a Bordo de Embarcaciones Menores en la Costa Occidental de Baja California Sur en el área denominada Golfo de Ulloa.
En dicho proyecto, Tomás fue parte de los observadores que registró el tipo de interacciones (enredada, atrapada o cercanía) que se tuvo con la tortuga amarilla y otras especies de la zona. En el último reporte presentado en marzo 2018, pescadores ribereños coincidieron solo con 22 ejemplares: nueve enredadas y 13 atrapadas.
La tasa de captura incidental por viajes de pesca ribereña de esta especie es del 3.52%, de acuerdo con el último reporte del proyecto. Siempre por debajo de las 90 tortugas permitidas.
En el “Análisis de los cambios post mortem de tortugas marinas del Pacífico de Baja California Sur, con técnicas forenses 2017” se determinó que solo el 28% (53 casos) de los ejemplares muerieron a causa de pesca incidental.
“Nosotros no pescamos con redes de arrastre, los barcos sí. Se supone que ellos deben tener un detector de tortuga, pero ¿quién vigila que lo tengan? No hay vigilancia, no sólo con nosotros, sino en toda Baja California Sur”, expuso Rodolfo Rosas Mayoral, directivo de la Cooperativa Puerto Chale.
Por su parte, las autoridades gubernamentales niegan que se responsabilice a la pesca, incluida la ribereña y la de altura. Respecto al tema, el pasado 18 de junio la Conapesca compartió un comunicado en el que se informó sobre la capacitación a más de mil 300 pescadores y tripulantes para el uso correcto de los Dispositivos Excluidores de Tortugas y Peces en Sonora.
Las causas y las propuestas
La falta de presupuesto en refugios pesqueros y la incapacidad de la autoridad para supervisar su regulación son dos de las causas que permiten la mortandad de tortuga caguama, coinciden los pescadores del Golfo de Ulloa y Mario Sánchez de CEMDA en entrevista para esta publicación.
“La inspección y vigilancia es el número uno de los temas que (la autoridad) falla, no sólo en el tema pesquero y ambiental en México, pero ese es el problema, no tanto en la regulación que exista o las redes para tortugas. Es la vigilancia, como cuando el árbitro no entra a ver qué está pasando”, explicó Mario Sánchez.
En diciembre de 2020, el Centro para la Diversidad Biológica y CEMDA presentaron una petición bajo el nuevo Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), por la incapacidad del gobierno para proteger a las tortugas caguamas del Pacífico norte.
“Se observó que los peticionarios no aportan elementos suficientes para acreditar que el varamiento y la mortandad de la tortuga caguama, se encuentra estrictamente asociado a la captura incidental y a la captura dirigida para el consumo”, rechazó el gobierno mexicano en la respuesta emitida el pasado mayo, negando que la pesca y sus métodos sea un problema.
Por su parte, los pescadores ribereños de Golfo Ulloa tienen una propuesta para poder realizar su actividad evitando la interacción con tortugas amarillas. De acuerdo con el mapa, más allá de las 20 brazadas contadas a partir de la orilla.
“En la zona de concesión de la Cooperativa Puerto Chale, el color rojo son de 0 a 5 brazadas, el color amarillo es de 5 a 20 brazadas (con mayor presencia de tortuga prieta) y la verde 20 brazadas a los límites más profundos de la concesión (donde se encuentra la tortuga amarilla) […] Así nosotros no tenemos interacción con la tortuga porque pescamos en otra zona”, propuso Tomás Camacho.

El aumento de la muerte de tortuga caguama recuerda al caso de vaquita marina. CEMDA espera que las autoridades tomen su responsabilidad antes de que “escale y se afecten a las comunidades pesqueras de esta región”.
“La extinción de tortuga caguama representa perder su lugar en el ecosistema. Tiene que ver con los compromisos nacionales e internacionales sobre el protección y cuidado de las especies […] además tenemos responsabilidades en términos comerciales porque la especie tiene interacción con Japón y con Estados Unidos”, enlistó Mario Sánchez. Así, perder a la tortuga caguama significaría una afectación en términos biológicos, legales, económicos e internacionales.
Comentarios (0)