El agua de Yucatán proviene de un frágil ecosistema de ríos subterráneos que se ve amenazado con la llegada de grandes proyectos. El más reciente es la instalación en curso de la cervecera Heineken en Kanasín, cuya meta es producir cuatro millones de hectolitros de cerveza al año, una cantidad equivalente a llenar 160 albercas olímpicas que se duplicará en unos años.
Aunque el Gobierno del Estado resalta la planta como un beneficio social, la población de la localidad reclama que hubo irregularidades en la consulta comunitaria sobre su operación y a la fecha carecen de información precisa.
“Nos enteramos solo algunos de la consulta, pero no se hizo una difusión masiva; fuimos porque nos enteramos poco a poco de qué se trataba, pero tampoco brindaron muchos detalles”, dijo Melchor Uicab, poblador de Kanasín, sobre los procesos de consulta social.
Heineken ha asegurado públicamente que cumple con los procedimientos de ley. Causa Natura Media solicitó una entrevista a Heineken sobre la instalación de la planta, pero la empresa se limitó a compartir sus comunicados donde refrendan esta postura.
Una revisión de Causa Natura Media de las actas de acompañamiento de la Comisión de Derechos Humanos (CODHEY) durante el proceso de consulta previa destaca que la cervecera fue aprobada durante una asamblea realizada el 21 de agosto del 2024 a la que acudieron entre 35 y 40 personas, cuando en Kanasín habitan 141 mil 939 personas, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Las actas de los observadores de la CODHEY registran 12 reuniones correspondientes a consultas previas con la población local sin detallar en su mayoría cuántas personas asistieron. En el proceso hubo numerosas inquietudes expresadas sobre el uso que hará la empresa con el agua.
La cantidad de agua que la cervecera extraerá alcanzaría para abastecer a 28 mil familias al año, de acuerdo con la Asamblea contra el Extractivismo en Yucatán, un colectivo que defiende los recursos naturales.
“Queremos defender el agua porque lo que hacen las grandes empresas en Yucatán es saqueo”, enfatizó Aurelia Torres, habitante de Kanasín.
El 17 de julio del 2024, una reunión a la que la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del estado envió antimotines y patrullas, Daniela Rosa, ingeniera de Heineken, aseguró a la población que el agua utilizada por la planta sería previamente tratada y no pondría en riesgo al ecosistema.
Las autoridades han salido a respaldar esta postura y la secretaría de Desarrollo Sustentable del estado (SDS), Neyra Silva Rosado, expresó en entrevista para Causa Natura Media que la ciudadanía no debe preocuparse por el establecimiento de la planta cervecera porque en sí extraerá “poca agua del subsuelo".
“No estamos comprometiendo el ecosistema porque realmente será poca el agua que extraiga la empresa, en su mayoría se trata de agua contaminada la que usará la empresa y la tratará, o sea la va a sanear”, afirmó.
Por el contrario, académicos y defensores del agua sostienen, a través de diversos estudios, que este tipo de afirmaciones desconocen la fragilidad del sistema kárstico de Yucatán, los acuíferos están interconectados y cualquier descarga o sobreexplotación impacta a gran escala, llegando incluso hasta la costa.
En la publicación Razones para cuidar el anillo de cenotes: Homún Yucatán y alrededores, elaborada por los investigadores Yameli Aguilar, Francisco Bautista y Fátima Tec, de la Asociación Mexicana de Estudios del Karst, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Grupo Espeleológico Ajau, se explica que este sistema kárstico concentra un gran número de cenotes y grutas, muchos de ellos de tipo abierto, semiabierto y de caverna. Por sus características la zona ha sido catalogada como de “vulnerabilidad extrema”.
Aunque Kanasín formaba parte de la Reserva Estatal Geohidrológica del Anillo de Cenotes desde 2013, un cambio por decreto en julio de 2025 lo excluyó del Área Natural Protegida (ANP) y abrió la puerta para que la empresa instale su planta. Esto ocurrió pese a que el decreto original, en su Artículo 8, establece que se “prohíbe realizar actividades que por su naturaleza impacten significativamente u ocasionen, en el corto, mediano o largo plazo, impactos adversos al medio ambiente o a los ecosistemas”.
Otro factor que permitió la instalación de la planta cervecera, al igual que de otras industrias en la zona, es la ausencia de un Plan de Manejo, a pesar de que el área fue declarada como ANP hace ya 12 años.
El Anillo de Cenotes es un ecosistema que concentra la recarga más importante de agua subterránea en México y representa más del 32% del total nacional. No obstante, el decreto de julio redujo su tamaño de 219 mil a 213 mil hectáreas.
Así, de los 54 municipios que formaban parte del Anillo de Cenotes, solo 23 permanecen bajo esta figura de protección ambiental.
La crisis hídrica
Más allá del caso de Heineken, Yucatán enfrenta un escenario preocupante de sobreexplotación. La Contraloría Autónoma del Agua documentó que, entre 2003 y 2023, la disponibilidad del recurso en el estado cayó de 5 mil 759 millones de metros cúbicos a 2 mil 59 millones, una reducción del 64%.
Con datos del Registro Público de Derechos de Agua confirmaron que al menos 10 compañías concentran más de un millón de metros cúbicos al año cada una y a esta lista se uniría Heineken en un futuro.
“Estas concesiones son una violación sistémica a los derechos de los pueblos indígenas, pues no se realizan consultas previas cuando las empresas se colocan en sus territorios”, denunció Cuauhtémoc Jacobo Fermat, integrante de la Contraloría.
Su compañera Teresa Vaught añadió que, en el análisis de concesiones, identificaron irregularidades.
“Se trata de coordenadas falsas, títulos sin volumen especificado e incluso permisos de extracción que no transparentan cuánto agua utilizan”, mencionó.
El agua ya no es dulce en Yucatán
Así Kanasín se ha vuelto el epicentro de dos miradas hacia el futuro. Para las autoridades, la llegada de Heineken significa desarrollo económico, pero para las comunidades de Kanasín el proyecto es una amenaza directa al recurso hídrico.
Mariana Ramírez, integrante de la Asamblea contra el Extractivismo en Yucatán y habitante de Kanasín, de quien hemos guardado su verdadero nombre por motivos de seguridad, describió que el pueblo está rodeado por industrias que minimizan las necesidades de quienes viven alrededor.
La población recuerda que la contaminación generada por otras plantas industriales los obligó a dejar de cultivar la milpa, pues las tierras dejaron de ser productivas, situación que pone en riesgo su seguridad alimentaria.
“También ya hay antecedentes que con el establecimiento de otras cerveceras, como la del Grupo Modelo (ubicada en Hunucmá), los pozos de las comunidades se han secado, entonces es un problema muy serio que ya está documentado. También comienza a identificarse intrusión salina por el exceso de extracción de agua”, relató como un ejemplo de lo que podría suceder en Kanasín.
Dicha intrusión del agua salada en la dulce ocasiona la muerte de árboles, plantas y deja sin hogar a la fauna.
“Esta situación nos lleva a colectivizar porque tendremos afectaciones simultáneas en un territorio que está abandonado por el Estado”, lamentó Ramírez.
* Este artículo fue escrito por Itzel Chan, quien cubre comunidades costeras gracias al apoyo del programa Report for the World.
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