En México, las Áreas Naturales Protegidas (ANP) resguardan biodiversidad y actualmente se convierten también en laboratorios para enfrentar el cambio climático. Bajo esa idea se realizó el Taller de Intercambio de Experiencias y Aprendizajes entre Consejos Asesores de ANP, donde se discutió cómo fortalecer la gobernanza, la resiliencia de los ecosistemas y la participación de las comunidades que habitan estos territorios.
En este espacio, personas consejeras, autoridades y especialistas coincidieron en que las ANP son clave para la adaptación al cambio climático, siempre que se fortalezca la participación comunitaria, la gobernanza y el acceso a financiamiento climático.
Este intercambio permitió que integrantes de Consejos Asesores compartieran sus experiencias y aprendizajes, basados en los diagnósticos recientes publicados por Causa Natura Center.
Quienes integran Consejos asesores compartieron experiencias. Fuente: Zayra López.
Seis consejos de ANP en México han implementado la metodología Guía Metodológica para la Evaluación de Consejos Asesores con enfoque de Gobierno Abierto, Equidad de Género y Acuerdo de Escazú (GAGE) y han trabajado a partir de sus evaluaciones para mejorar sus prácticas internas, abrir procesos y fortalecer la participación comunitaria. Se trata de los Parques Nacionales Cabo Pulmo y Bahía Loreto, además de las Áreas de Protección de Flora y Fauna Balandra, Bavispe y Sierra de Álamos-Río Cuchujaqui y la Reserva de la Biosfera La Sepultura.
La metodología ha permitido identificar barreras de participación, riesgos ambientales, áreas de oportunidad, así como fortalecer procesos de transparencia y mejora continua dentro de los consejos.
Balandra es un caso pionero
Uno de los ejemplos destacados durante el taller fue el Consejo Asesor del Área de Protección de Flora y Fauna Balandra, que se ha posicionado como pionero en la implementación de un modelo financiero sostenible y en la creación de un sitio web público para fomentar la transparencia, la rendición de cuentas y el acceso al conocimiento sobre la gestión de la ANP.
El caso de Balandra fue presentado como una referencia nacional de cómo la articulación entre comunidad, academia, autoridades y sociedad civil puede traducirse en mejores prácticas de conservación.
Erica Domínguez Cervantes, directora adscrita a la Oficina del Comisionado Nacional de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), recordó que buena parte de la superficie terrestre dentro de las ANP es propiedad social, lo que hace indispensable el involucramiento comunitario en las decisiones.
“Cerca del 55 por ciento de la superficie terrestre de las áreas naturales protegidas es propiedad social; por eso la participación de las comunidades en los consejos es central”, explicó.
Domínguez señaló que uno de los problemas más recurrentes en los diagnósticos es la falta de agua, pero también enfatizó que las comunidades realizan acciones de seguimiento, monitoreo y fortalecimiento de la resiliencia de los ecosistemas. Para ello, sugirió construir mapas de actores e invitar activamente a sistematizar su conocimiento local.
Durante el encuentro, las personas asistentes lanzaron propuestas para enfrentar retos del Cambio Climático. Fuente: Zayra López.
También advirtió que en algunas regiones del país la inseguridad dificulta la creación o visibilización de Consejos Asesores, por lo que en esos casos la participación se canaliza mediante otras figuras, como los consejos regionales indígenas.
Durante las mesas de trabajo, múltiples participantes resaltaron la importancia de la inclusión, el seguimiento de buenas prácticas con enfoque de género y la necesidad urgente de incrementar la participación de las mujeres dentro de los Consejos Asesores, especialmente en roles de toma de decisiones.
Cambio climático: más allá del sector ambiental
Durante el taller, Saúl Pereyra, gerente de acción climática del World Resources Institute (WRI, por sus siglas en inglés) México, subrayó que el cambio climático no es un tema exclusivo del medio ambiente sino se debe transversalizar en sectores como agricultura, turismo, energía, desarrollo social y salud.
El especialista destacó la estrecha relación entre clima y ecosistemas, y cómo esa interacción se vive diariamente en las ANP y en las comunidades que las habitan. Recordó que las ANP proveen servicios ecosistémicos esenciales como agua, alimentos, regulación del clima, recreación, educación y arraigo cultural, pero también están expuestas a impactos diferenciados como inundaciones, sequías prolongadas, incendios y plagas.
En el encuentro se abordaron diferentes problemáticas que enfrentan las ANP. Fuente: Zayra López.
Pereyra explicó que las ANP pueden funcionar como centros para diseñar y probar medidas de adaptación, a partir de sus programas de manejo, ordenamientos ecológicos y planes específicos de adaptación. Como herramienta práctica, compartió una guía elaborada por WRI México y aliados para que comunidades y actores locales formulen proyectos climáticos sólidos que les permitan acceder a financiamiento climático.
El especialista destacó que la reciente actualización de la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) 3.0 menciona explícitamente a las Áreas Naturales Protegidas:
“La NDC 3.0 plantea fortalecer la gestión y el financiamiento de las ANP para conservar la biodiversidad, promover actividades productivas y mejorar las condiciones de vida de las comunidades”.
*Este artículo fue escrito por Itzel Chan, quien cubre comunidades costeras gracias al apoyo del programa Report for the World.


Comentarios (0)