Cultivo de ostión en la Laguna Mecoacán: entre la incertidumbre y los derrames petroleros

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Foto: Itzel Chan.

El agua luce más oscura de lo habitual. Mujeres se sumergen por completo en la laguna con la esperanza de salvar las cosechas de ostión que sostienen su vida comunitaria. El olor es asfixiante; lo respiran a la fuerza. Pronto entienden que el esfuerzo es inútil. Los ostiones han muerto a causa de un derrame de petróleo. Así comienza, una vez más, la incertidumbre. Los derrames en la laguna Mecoacán conllevan una precariedad económica y alimentaria que se extenderá entre tres y seis meses.

IMG_5521.jpgEn su mayoría son las mujeres quienes se dedican a la actividad ostrícola. Foto: Itzel Chan.

La laguna es un Área Natural Protegida (ANP) donde los ostiones se aferran a las raíces del manglar y se multiplican casi por naturaleza. Tabasco es agua y tierra fértil, pero también territorio petrolero. Se registran, en promedio, hasta tres derrames de crudo por año en la laguna, de acuerdo con las personas que habitan en la comunidad.

“Los manglares llevan cinco años sin crecer. Tienen manchas amarillentas, como aceite. Nadie investiga a fondo, nadie informa”, mencionó Sindy Pandy de la Cruz, fundadora y presidenta de la agrupación “Transformando Mecoacán”. Integrada en su mayoría por mujeres, se ideó  tras un derrame de petróleo ocurrido en el 2020. 

IMG_5633.jpgEn Tabasco la producción de ostión es de las actividades principales. Foto: Itzel Chan.

“Nosotras existimos por necesidad. Cuando ocurrió el derrame en la laguna Mecoacán, pedimos apoyo, pero nos dijeron que para eso teníamos que organizarnos”, recordó de la Cruz.

El camino legal tomó cuatro años y hoy la cooperativa maneja alrededor de cinco mil canastas de ostión y realiza hasta dos cosechas al año, siempre que no haya contratiempos ocasionados por los derrames de petróleo, en su mayoría asociados a ductos antiguos y operaciones dirigidas por Pemex, mar adentro.

El derrame más reciente, ocurrido en mayo del 2025, alcanzó directamente la laguna Mecoacán, impregnando orillas y manglares con crudo. Fue uno de los más grandes de la última década, debido a que cerca de 300 barriles se extendieron por unos siete kilómetros del litoral tabasqueño antes de que Pemex lograra contenerlos.

IMG_5516.jpgLos ostioneros no reciben apoyo por las contingencias que se presentan. Foto: Itzel Chan.

El 5 de mayo, las mujeres subieron a sus cayucos (embarcaciones pequeñas) y se dirigieron, como de costumbre, a la zona de cultivo de ostión. En el trayecto notaron que el agua tenía manchas negras. Sumergieron las manos y al sacarlas, el chapopote (la sustancia negra y espesa derivada del petróleo) se quedó impregnado a su piel. Así confirmaron que enfrentarían un nuevo derrame de hidrocarburos.

IMG_8741.JPGLas embarcaciones a veces se pierden por el daño del engrudo. Foto: Luma López.

Se organizaron de inmediato. Regresaron a tierra firme por recipientes y volvieron con la esperanza de rescatar parte de la cosecha. Pero ya era demasiado tarde. Los ostiones estaban contaminados; el petróleo había penetrado en su interior. Comprendieron entonces que ese ciclo estaba perdido y no habría ostión, ni ventas, ni turismo, ni alternativas de trabajo.

IMG_5565.jpgHombres y mujeres pescadoras se ven afectadas por igual. Foto: Itzel Chan.

Para quienes viven del agua, no fue un hecho aislado, sino uno más en una cadena de derrames que se repite año con año, sin reparación integral ni monitoreo continuo.

A diferencia de los peces, los ostiones no pueden huir. Permanecen fijos y funcionan como filtradores del agua que absorben todo lo que entra en ella.

“Cuando entra el crudo a la laguna, se muere casi todo. Si alcanzamos a ver el derrame a tiempo, sacamos las líneas, limpiamos conchas y empezamos de cero. Pero si no nos avisan, perdemos todo, cosecha y dinero”, explicó Time Pandy, socio fundador.

WhatsApp Image 2025-12-09 at 9.09.49 AM.jpegLos pescadores han buscado técnicas para cuidar su producto. Foto: Itzel Chan.

Quienes trabajan en este cultivo aseguran que nadie les avisa cuando ocurren derrames, sino que  se enteran cuando ven el “chapopote” flotando en el agua.

“Nadie viene a decir ‘hay derrame’, ni cuánto durará, ni cuándo podremos volver a trabajar. Nos enteramos porque vivimos en el agua. Cuando el chapopote llega aquí, ya es tarde”, contó Alma Rosa Gómez, mujer ostionera de la cooperativa.

La incertidumbre atraviesa los días y condiciona las decisiones básicas sobre cuándo sembrar, cosechar o detenerse. Cada derrame implica pasar dos o tres meses sin ingresos.

IMG_8486.JPGCuando hay derrames de petróleo las embarcaciones se ven dañadas. Foto: Luma López.

“Si no tienes familia que te apoye, no hay qué comer. No hay despensas, no hay empleos temporales, no hay plan”, expresó Nancy Hernández, integrante de la cooperativa.

Mecoacán es de las zonas de mayor producción de ostión en Tabasco. Varias cooperativas han apostado por prácticas sostenibles, certificaciones y trazabilidad, sin embargo, el futuro sigue siendo incierto si la calidad del agua no garantiza siquiera un año consecutivo.

WhatsApp Image 2025-12-09 at 9.09.36 AM.jpegEste es un cultivo de ostiones en Tabasco, al fondo, un mechón. Foto: Itzel Chan.

De acuerdo con el Anuario Estadístico de Acuacultura y Pesca 2024, Tabasco ocupa el segundo lugar nacional en la producción de ostión por debajo de Veracruz. Pero, la producción ha disminuido de manera significativa, ya que en el 2015 superó las 23 mil toneladas y para el 2024 se registraron 11 mil 525, una caída cercana al 50%.

Daniel Pech, investigador de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), advirtió que la presencia constante de hidrocarburos arriesga la seguridad alimentaria de las comunidades, cuya dieta está basada en pescados y mariscos.

“Se trata de más de 20 años con esta problemática, desde la instalación de la industria petrolera, y la urgencia radica en hacer planes de saneamiento, los cuales nunca llegarán porque la experiencia para eso en México es casi inexistente”, señaló.

El investigador consideró indispensable un Programa Nacional de Monitoreo de Derrames, pero reconoció que hasta ahora los esfuerzos han sido nulos.

“Hubo un intento con el Consorcio de Investigación del Golfo de México, el Atlas de Línea Base Ambiental del Golfo de México, pero se acaba el dinero y se acaban los esfuerzos. Hubo exploración y simulacros que permitían estimar efectos, daños y costos de reparación si ocurría un derrame”, explicó.

IMG_8779.JPGLa actividad petrolera ejerce presión en la comunidad. Foto: Luma López.

Mientras tanto, las mujeres de la cooperativa buscan obtener una certificación de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para integrarse al Programa Mexicano de Sanidad de Moluscos Bivalvos lo que garantizaría que sus productos están libres de contaminantes y les permitiría exportar. Sin embargo, saben que su principal obstáculo son los derrames constantes.

“El problema de Tabasco es que tú no puedes sacar un producto si no está certificado, pero con los derrames no podemos garantizar que es de alta calidad. Aquí se sabe que las aguas en todo el estado no son buenas. No puedes certificar un producto si cada año lo contaminan. Sin un plan de emergencia siempre perdemos todo, nuestro alimento y nuestro ingreso”, relató Sindy.

Cuando la laguna se contamina, los efectos se multiplican porque se detiene la pesca ribereña, los ostiones no pueden comercializarse, los restaurantes venden menos y quienes ofrecen productos en carretera (los llamados libres) se quedan sin ingresos.

464934768_10235290895879743_4410011499006657212_n.jpgPersonas de la comunidad afirman que hay más plataformas petroleras frente a sus costas. Foto: Itzel Chan.

Las personas de la comunidad acusan que no hay alternativas laborales, ni apoyos emergentes, ni comunicación oficial.

A ello se suma el daño a sus artes de pesca como redes, trasmallos, motores y lanchas que quedan impregnados de petróleo. La limpieza o sustitución de equipo conlleva gastos significativos que recaen totalmente en los pescadores.

A las ostioneras se les dañaron canastas donde colocan los ostiones debajo del agua, pues en algunas el engrudo se quedó tan impregnado que no fue posible limpiarlas en un cien por ciento. Aunque pudieron rescatar sus cayucos, les llevó semanas limpiarlas por completo.

Aunque Pemex no desglosa por estado la totalidad de los derrames ocurridos en 2024, su propio  Informe de Sostenibilidad reconoce que atendió un derrame en la Batería de Separación y Compresión Litoral Tabasco, una zona donde operan flotas pesqueras de Paraíso y Dos Bocas, y que concluyó trabajos de remediación en áreas contaminadas del oleoducto Cactus–Nuevo Cárdenas.

465164432_10235290894719714_3479190175367822989_n.jpgLas y los pescadores cuentan que están lejos de escribir una historia. Foto: Itzel Chan.

Parte de las 149 hectáreas dañadas por hidrocarburos que Pemex reconoce haber atendido en la Región Sur corresponden a activos ubicados en territorio tabasqueño, aunque el informe evita precisar cuántas. 

En el último lustro, tan solo Pemex ha tenido 201 fugas o derrames de petróleo. Se trata de al menos 1 650 000 litros vertidos “al medio ambiente”, tanto en campos de extracción marinos como terrestres, aunque la mayoría de estos datos otorgados por la petrolera (60 %) no registran la cantidad derramada.

“Nosotros no queremos pelear con Pemex. Queremos trabajar. Solo pedimos aviso, prevención, responsabilidad”, dijo Time.

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