A medida que se incrementa la urgencia por encontrar soluciones a grandes problemas como el cambio climático o la pérdida de recursos como el agua, la gente y los consumidores valoran más la importancia de manejar mejor nuestros recursos y medio ambiente. Esto se puede apreciar en las preferencias de consumo, que es donde las personas también expresan sus preocupaciones. Lo anterior se observa aún más claramente en estos momentos de pandemia.
A este respecto, un análisis reciente que hizo la plataforma de comercio electrónico Mercado Libre registra un crecimiento del 54% en nuevos compradores en México de su línea de productos sustentables durante 2020. Junto con este dato, la misma empresa realizó una encuesta entre sus usuarios, encontrando que la preocupación por lo ambiental entre los mexicanos creció en este período de pandemia un 12% más que otros países de Latinoamérica.
Análisis a nivel global arrojan datos similares. The Economist Unit y WWF revisaron las búsquedas de google de productos sustentables en diferentes partes del mundo entre los años 2016 y 2020 y encontraron un incremento del 71%. McKinsey & Company, en una encuesta a consumidores en Reino Unido y Alemania realizada recientemente, encontraron que 57% de los encuestados consideran hacer cambios significativos en su estilo de vida para reducir su impacto ambiental.
Algo que se puede vislumbrar con la información que esta emergiendo, es que el futuro parece ser más promisorio para aquellas empresas que tengan un modelo de negocios que tome en cuenta las preocupaciones de los consumidores en lo ambiental. Ello especialmente a la luz de la experiencia de la presente pandemia.
Empresas B como modelo alternativo
Quisiera destacar en este artículo un tipo de empresas en particular que ha surgido en los últimos años y que cobra mayor relevancia en el contexto actual. Estas son las empresas llamadas B, mismas que integran desde su constitución el incluir como parte de su modelo de negocios el tener un buen comportamiento en materia ambiental y social, y no solamente la maximización de ganancias.
El concepto de Empresa B surge en Estados Unidos en el 2006, como parte de una iniciativa para cambiar el tipo de economía que se tiene actualmente. Lo lanza la organización B Lab y establece que para ser considerada una empresa B se tiene que pasar una prueba de certificación que mide todo el desempeño ambiental y social. Esto abarca el impacto que tiene la operación del modelo de negocios en los trabajadores, la comunidad, el medio ambiente y los clientes.
En un mundo donde la diferenciación de precio y calidad tiende a ser cada vez más reducida en varios giros productivos, la posibilidad de ganar mercados puede encontrarse en la relación de las empresas con la sustentabilidad ambiental. Un ejemplo de empresa B es Patagonia, empresa dedicada a producir equipo y ropa para actividades al aíre libre, donde su modelo de negocio parte de hacer productos con el menor impacto ambiental, que sean durables y que puedan ser de materiales reciclados.La primera certificación de una empresa B en Latinoamérica fue en el año 2012. Actualmente existen más de 680 según el Directorio de Empresas B para América Latina y el Caribe de Sistema Lab. Los países punteros en términos de estas empresas son Brasil con 201, Chile con 154 y Argentina con 121.
Fuente: Causa Natura, con base al Directorio de Empresas B para América Latina y el Caribe de Sistema Lab.
A pesar de la crisis por la pandemia la tendencia al crecimiento de las empresas B en Latinoamérica parece que no ha cesado. En Argentina, por ejemplo, crecieron en un 17% durante el 2020 con respecto al año anterior. Para este 2021 se proyecta un crecimiento aún mayor, de alrededor de 25% que significa unas 40 empresas mas que serán certificadas.
Para el caso de México tenemos 55 empresas, siendo el quinto país con mayor número. Dentro de las empresas B mexicanas está SmartFish que vende productos pesqueros de alta calidad que están bajo un buen manejo pesquero. Ello lo hacen aliándose con pescadores artesanales mexicanos para reducir los intermediarios en la cadena de valor y que puedan así obtener mayores ganancias pescando menos y permitiendo a los consumidores tener opciones de consumo que ayuden a la sustentabilidad de los ecosistemas marinos. SmartFish recientemente ganó el premio al Mejor Pequeño Negocio otorgado por la Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU y tiene ya una operación con varios centros de distribución en la Ciudad de México, expandiéndose aun en la presente crisis.
La iniciativa de Empresas B muestra como algunas empresas en América Latina están respondiendo y cambiando sus líneas de producción y de servicios, lo que inclusive los lleva a repensar su modelo de negocios como resultado de esta creciente demanda de los consumidores. Ello se remarca más en la pandemia y muy posiblemente perdure después de la misma.Es de esperarse que a medida que los consumidores latinoamericanos tomen más en cuenta los factores de responsabilidad social y ambiental en las empresas, tengamos un mayor crecimiento de este tipo de iniciativas en los siguientes años.
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