Con una cobertura de tres cuartas partes de la superficie planetaria, el océano es un motor de vida. Alberga a miles de especies marinas identificadas y millones no identificadas1; es fuente de alimento y medicina2; así como fuente de ingresos para millones de personas que dependen de los ecosistemas marinos y costeros. Además, brinda invaluables servicios ambientales como la absorción del dióxido de carbono que ayuda a amortiguar el impacto del calentamiento global y la generación de oxígeno, sin el cual sería imposible respirar.
El océano es vital para la vida de los seres humanos; sin embargo, nuestra actividad le está causando estragos a su salud. La acidificación, el calentamiento global, la pesca excesiva, la contaminación marina, la perdida de biodiversidad y la destrucción de hábitats afectan al océano y a su vez, ponen en riesgo los beneficios ambientales, económicos, sociales y culturales que nos proporciona.
Poner nuestra atención sobre el océano para devolverle su salud y riqueza cambiaría la historia del planeta y de la humanidad. Al menos esa es la apuesta de la nueva agenda del Panel de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sostenible, del que México forma parte. La meta es lograr para el 2025 la gestión sostenible del 100% del área oceánica bajo la jurisdicción de los 14 países miembro3, bajo una visión de protección, producción y prosperidad (3).
Lograr una meta de tal magnitud en tan solo cinco años, es un reto enorme. Los problemas que afronta el océano son complejos y requieren de una visión integral en la que gobiernos, empresas, tomadores de decisiones, sociedad civil, instituciones académicas y los propios usuarios del océano (pescadores, transportistas, productores de energía y turistas) trabajemos unidos para lograr el objetivo de un océano saludable y productivo.
Para países como México, significa romper con viejos paradigmas y costumbres. Habrá que sustituir la gestión sectorial por una gestión basada en ecosistemas; la planificación con enfoque de arriba abajo, por una planificación inclusiva, participativa y transparente; la descoordinación por la coordinación entre sectores gubernamentales y ciudadanos. En términos generales, se requiere adoptar un enfoque integral y participativo que faciliten una gestión sistémica y equitativa de los recursos y servicios oceánicos.
Ese cambio de paradigma parece aún lejano, pues las decisiones de política con el actual gobierno han sido poco incluyentes en este tipo de temas. Ello ha traído consigo consecuencias negativas para el océano. De ahí que, a pesar de la oposición de diversos sectores de la sociedad, se privilegie una política energética basada en el uso de combustibles fósiles sobre la generación de energías renovables, o que se decida reducir el presupuesto para el manejo de las áreas protegidas, incluyendo las marinas, en casi 70% de 2016 a 2020 (4), todo ello en detrimento de la salud oceánica.
El camino rumbo a la meta de un océano saludable y productivo no es la misma ni es pareja para todos los países que conforman el Panel de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sostenible. Uno de los elementos básicos para hacer realidad un enfoque integral del océano es “participar en la planeación oceánica orientada en objetivos” (5). En México, sin embargo, los intereses muchas veces antagónicos del actual gobierno obligan a que sean otros grupos interesados los que empujemos con mayor fuerza la agenda. La meta es corta y apremiante, por lo que no podemos esperar a que el gobierno tome iniciativa; la salud del océano y su uso sostenible es una condición para la vida humana, así que defendámosla.
Bibliografía:
(1) PNUD (2021). Objetivo 14: Vida Submarina. Objetivos de Desarrollo Sostenible. Disponible en: https://www.undp.org/content/undp/es/home/sustainable-development-goals/goal-14-life-below-water.html
(2) Aguilar B., Inés, et. al. (2020). El importante papel del océano en la lucha contra el COVID-19. World Resource Institute.
(3) Ocean Panel (2020). Transformaciones para una economía oceánica sostenible. Una visión para la protección, la producción y la prosperidad.
(4) Gómez D. Thelma y Latam, Mongabay (2020). Protección de Áreas Naturales Protegidas está en vilo por ajuste al presupuesto. Animal Político. Disponible en: https://www.animalpolitico.com/2020/06/proteccion-areas-naturales-protegidas-mexico-vilo-ajuste-al-presupuesto/
(5) Stuchtey, Martin R, et.al. (s/f). Soluciones oceánicas que benefician a las personas, a la naturaleza y a la economía.
Notas:
1 Según el PNUD, el océano contiene casi 200,000 especies identificadas, pero las cifras reales pueden ser millones (1).
2 Tan solo en este preciso momento el océano está jugando un papel crucial en la lucha contra la COVID-19, pues el genoma oceánico contiene una fuente rica de compuestos antivirales que es empleado en la elaboración de pruebas para su detección (2).
3 El área oceánica de los países miembro (Australia, Canadá, Chile, Fiyi, Ghana, Indonesia, Jamaica, Japón, Kenia, México, Namibia, Noruega, Palaos y Portugal) representa el 40% de las costas y el 30% de las zonas económicas exclusivas del mundo. Esto es equivalente a 30 millones de km2 (3).
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