La raya ‘balá’, un sustento tras la era del tiburón en Campeche

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Foto: Itzel Chan

Durante años Seybaplaya vivió de la pesca intensiva de tiburones. Pero hoy los pescadores de esta comunidad de Campeche dirigen sus esfuerzos hacia la captura de ‘balá’ (Hypanus americanus), también conocida como raya látigo.  Conscientes de cómo la sobreexplotación acabó con el tiburón, trabajan la balá de forma sustentable para no cometer los mismos errores que les cerraron puertas económicas en el pasado. 

Las condiciones de pesca que acordaron las y los pescadores del lugar son aparentemente simples: no pescar rayas con medidas menores a un metro de longitud y capturar sólo machos.

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Los pescadores de Seybaplaya alimentan a la comunidad con la pesca de rayas. Fuente: Yassir Torres.

Lázaro Ramos Chan, habitante de Seybaplaya, comenzó a pescar desde los 13 años. Le tocó ver cuando todo el pueblo giraba en torno a la pesca de tiburón, hasta que se acabó. 

“El señor con el que yo comencé a pescar ‘balá’ ya es grande, ahora tiene 70 años, él antes pescaba tiburón y luego se dedicó a la pesca de raya porque el tiburón se acabó. Yo viví esa transición de pescar tiburón a pescar ahora raya”, recordó Lázaro.

Hasta hace dos décadas, la pesca de tiburón era redituable. Después, los esfuerzos se enfocaron en el pulpo, pero desde hace cuatro años el pescador afirmó que ya no ven ejemplares del molusco en esta zona. Fue así que la “balá” se convirtió en una opción rentable y en estrecho lazo con la alimentación comunitaria.

‘Balá’ deriva del maya y hace referencia al movimiento con el que la raya se entierra en la arena. 

Felipe Gómez, pescador de Seybaplaya, explicó que esta especie puede capturarse casi todo el año, salvo del 15 de mayo al 15 de junio y un segundo periodo que abarca del 1 al 29 de agosto por el periodo de veda

A pesar de tener 10 meses para pescar, la comunidad se impone a sí misma turnos para que la pesquería no resienta el impacto de pesca de toda la flota. 

“Es una especie que pescamos durante casi todo el año, pero tampoco lo hacemos de una forma masiva, sino para comer entre familia y para venta muy local porque ya tuvimos la experiencia con el tiburón”, comentó.

En promedio, los pescadores obtienen unos 50 kilos por jornada, una cuota que no pondera la cantidad, sino el enfoque sostenible. 

Lázaro detalló que devuelven al mar tanto a las crías como a las hembras, especialmente, si están preñadas.

“No pescamos a los chiquitos. A los ‘balaitos’ pequeños si nos encontramos con uno lo devolvemos al mar porque entendemos que todavía les falta reproducirse. Respetamos igual a las hembras y mucho más cuando están preñadas. Tratamos de cuidarlas. No queremos que se nos acaben también”, afirmó.

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Lázaro es uno de los principales impulsores de la pesca sustentable en la comunidad. Fuente: Itzel Chan.

Mientras en otras zonas de Campeche no todos los pescadores respetan estas medidas, en Seybaplaya hay un compromiso colectivo por cuidar el recurso para que no se agote, por eso Lázaro describió que la pesca no se entrega a bodegas y de manera conjunta deciden que se queda en la comunidad, donde venden ‘balá’ a 100 pesos por kilo.

Don Mario Martínez, restaurantero local, confirmó que la ‘balá’ es esencial en la cocina del pueblo y es un alimento que comen de manera permanente.

“Aquí la gente los come fritos o entomatados, lo acompañan con frijol y arroz y así ya tienen su semana de comida”, señaló.

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Seybaplaya es un pequeño puerto pesquero en Campeche. Fuente: Itzel Chan.

Durante mucho tiempo, la captura de rayas fue una actividad sin regulación clara en México, sin cuotas ni tallas mínimas.  Especialistas señalan que, a menudo, se realizaba como una extensión de la pesca de tiburón.

En 2018, las autoridades federales actualizaron una  Norma pesquera en el 2006  para regular las pesquerías de tiburones y rayas; y en 2022 se publicó un nuevo Plan de Manejo Pesquero integral para tiburones y rayas del Golfo de México y Caribeya que el primero se hizo hace 11 años.

Esta pesquería es todavía joven y si se trabaja a tiempo en la regulación de su pesca puede ser de largo aliento, comentó Yassir Torres Rojas, investigador de la Universidad Autónoma de Campeche. 

“En el Golfo de México en particular la pesca de rayas entró como amortiguamiento de la pesca de tiburones que comenzó a tener presión hace unos años. Entonces hoy en día son el auxilio de los tiburones en función económica y social”, explicó.

Desde su perspectiva, la situación de las rayas recuerda a la que enfrentaban los tiburones hace tres décadas porque es una actividad creciente, con poco conocimiento biológico y ecológico.WhatsApp Image 2025-07-23 at 4.12.33 PM.jpeg

La pesca de rayas fue relativamente reciente incluida en los Anuarios Estadísticos. Fuente: Yassir Torres. 

Uno de los principales desafíos que observa el especialista en esta pesquería es la debilidad de la veda, que sólo cubre dos meses y agrupa a las rayas dentro de la categoría general de tiburones, cuando en sí deberían estar catalogadas en un grupo aparte.

Veracruz, Tabasco y Campeche son los principales estados donde se captura esta especie. Ante ello, Torres Rojas propone estrategias de conservación basadas en la participación local.

“Entendemos que no dejarán de comer ‘balá’, por ejemplo; pero quizá sí hacerles saber que no se debe sobreexplotar la especie. En Seybaplaya hasta ahora la pesca que hacen es sustentable porque capturan sólo ejemplares adultos y no pescan hembras”, describió.

Una estrategia complementaria para la conservación de ‘balá’ es la protección de hábitats críticos. Áreas como el Parque Nacional Arrecife Alacranes o las reservas de la biosfera en el Caribe, como Banco Chinchorro, ofrecen refugios donde las rayas látigo prosperan sin ser capturadas.

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En la comunidad, liberan a las crías y a las hembras. Fuente: Itzel Chan.

 A las rayas aún no se les considera una especie sobreexplotada, pero esto se debe a la falta de datos y registros históricos, no porque precisamente esa sea la realidad, destacó Alejandra González Mata, bióloga marina.

“La ventaja que tiene es que por ahora no es una especie que se exporta a otros países sino que las comunidades pesqueras la capturan para consumo local. Lo más que se encuentra en restaurantes locales son empanadas de ‘balá’, pero mayormente es para consumo en los hogares”, apuntó.

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En Seybaplaya la actividad principal es la pesca a baja escala. Fuente: Itzel Chan.

Por ahora, sólo la raya águila (Aetobatus narinari) está clasificada como especie en riesgo en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). En cambio, la raya ‘balá’ aún no figura con ninguna categoría de amenaza. 

Aun así, los especialistas coinciden en que es momento de prestar atención a su uso doméstico y al posible impacto de su captura incidental.

“Hay que ponerle atención al papel del consumo local y al uso doméstico que tienen en las regiones porque lo que no se sabe mucho es sobre la pesca incidental que tenga esta especie en otras pesquerías”, enfatizó González.

* Este artículo fue escrito por Itzel Chan, quien cubre comunidades costeras gracias al apoyo del programa Report for the World. 

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