En las siguientes horas los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau se reunirán en la Ciudad de México para llevar a cabo la Cumbre de Líderes de América del Norte.
Esta será una reunión sin duda muy importante para México, dado que estará reuniendo al presidente López Obrador con sus dos homólogos que son parte del T-MEC, la zona de libre comercio de América del Norte.
La agenda que se ha manejado en los últimos días, por lo que se ha llegado a saber, tiene, por un lado, el tema de seguridad y la guerra contra las drogas, de especial preocupación para Estados Unidos. Sin embargo, la temática ambiental indudablemente ocupará un lugar central, dado la política que ha adoptado el presidente de Estados Unidos Joe Biden, de impulsar fuertemente la transición energética hacia fuentes renovables para combatir el cambio climático, lo mismo que Justin Trudeau de Canadá.
En este contexto, México camina hacia el lado opuesto con el regreso hacia una política de establecer un monopolio del estado en la producción de energía, privilegiar las fuentes de generación provenientes de combustibles fósiles e ir obstaculizando los proyectos de energías renovables, llámese eólica o solar. En el desarrollo de esta política, se han tenido importantes afectaciones a inversiones y empresas de los otros dos socios del T-MEC y con un proceso de arbitraje pendiente hacia México. Sin duda el tema de energía estará presente en la cumbre, dado la importancia para los tres países y sus implicaciones en temas económicos y estratégicos también, si se piensa en fortalecer las cadenas de producción dentro del nearshoring de empresas de Estados Unidos. Ello requiere de fuentes confiables de energía y, cada vez más, que sean renovables.
Habrá otro punto en la agenda que podría ser tocado por los diferentes países y es el de la creciente crisis ambiental en México, vinculada a los problemas de seguridad y de cerrazón del espacio cívico. Se ha mencionado los problemas de la pesca, donde el caso más emblemático es la pesca incidental de la vaquita marina, especie en muy alto peligro de extinción, debido a la pesca furtiva de totoaba, otra especie en peligro, para lo cual la presión de grupos ambientalistas en Estados Unidos están empujando acciones cada vez más estrictas por parte de su gobierno. Se agregan los problemas de violencia en contra de defensores ambientales, recordemos que México es el país donde más asesinatos de activistas ambientales se registraron a nivel mundial, según un reporte del Global Witness del año pasado. Siendo el T-MEC un tratado que desde el TLCAN estuvo vinculado a la protección ambiental en el proceso de integración económica y comercial, es muy probable que se aborden estos problemas y se busque que México mejore su desempeño.
La administración del presidente López Obrador, sin embargo, ha dado muchas muestras de no estar interesada en atender la problemática ambiental. En temas de energía hemos visto que esto será un punto de conflicto, que puede llevar al país a fuertes sanciones económicas en los procesos de arbitraje con sus otros dos socios. En los temas más amplios ambientales, hemos observado, por un lado, que el gobierno federal ha recortado el presupuesto y personal de las dependencias relacionadas con cuidar el medio ambiente. Por otro lado, está empeñado en sacar los grandes megaproyectos del Tren Maya y la refinería Dos Bocas, a pesar de las protestas y de las demandas legales por parte de comunidades y grupos ambientalistas. El presidente López Obrador ha hecho también uso del púlpito de las conferencias mañaneras para denostar a activistas y científicos que llegan a oponerse a estos. Eso lo hace en un país donde hacer activismo es muchas veces una labor de alto riesgo debido a la fuerte violencia e inseguridad existente en muchas comunidades.
La gran pregunta es qué tanto lograrán el presidente Biden y el primer ministro Trudeau mover a López Obrador de la dirección que le ha impuesto a su administración en el área ambiental. Hay un fuerte interés estratégico de los socios del T-MEC en lograr un giro, o al menos un acomodo más aceptable, para el tema de energías renovables. Para los otros temas, puede ser que entren en la agenda, pero su importancia está dada por la presión que diferentes grupos pro-ambientalistas y de defensa de derechos humanos imprimen en las administraciones de estos dos países y que se reflejan en su posición hacia México. Dado lo difuso de los diversos temas ambientales, es probable que no tengan tanto peso en las discusiones de la cumbre.
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