Tijuana, 18 de septiembre. - Un lustro de quejas y 582 días consecutivos con las playas de Imperial Beach (condado de San Diego) cerradas por altos niveles de contaminación fecal, fueron necesarios para que México y Estados Unidos pudieran acordar cómo procesar los 25 millones de galones diarios de aguas negras que Tijuana tira al mar.
Las aguas residuales de Tijuana no sólo enturbian el frío Pacífico que en esta parte del país comparten ambos países, sino también las relaciones entre vecinos. En febrero de 2017 la ciudad tuvo lluvias atípicas que colapsaron uno de los colectores de agua, el sistema que precede al proceso de tratamiento. Un río de agua sucia se coló y obligo a las autoridades de San Diego a decretar que las playas no eran aptas para el surf, un deporte con muchos aficionados del otro lado de la frontera.
Foto: Juan Pablo Guerra
El colapso no fue informado en tiempo y forma a las autoridades estadounidenses por medio de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), y el incidente, hizo que el entonces alcalde de Imperial Beach y conocido ambientalista y surfista, Serge Dedina, denunciara públicamente al gobernador panista de entonces, Francisco Vega, por negligencia. Además de movilizar en redes sociales a sus seguidores para insultar a las autoridades de Baja California.
La contaminación llega al mar -mayormente- a través del Río Tijuana, cuya cuenca abarca un área de 4 mil 430 kilómetros, de la cual dos tercios se encuentran en territorio mexicano y el último tramo en Estados Unidos. La cuenca está constituida por 27 sub cuencas donde se genera el mayor volumen de agua residual. Desarrolladores de vivienda y asentamientos irregulares usan muchos de esos cañones para desahogar sus drenajes.
Desde hace 5 años, los vecinos de la delegación Playas de Tijuana están organizados en redes sociales (tienen una página de Facebook y grupos en WhatsApp) para comentar el “desarrollo insostenible” que provoca en la zona el aumento de construcciones verticales y desarrollos inmobiliarios, al margen de planes de desarrollo municipales, nuevas vialidades y servicios básicos.
En el grupo “Defendamos Playas de Tijuana” es común encontrar imágenes de desagües irregulares soltando su mugre a las playas, incluyendo algunas viviendas que se encuentran sobre el malecón. Cuando los vecinos presentan una denuncia ante el ayuntamiento de Tijuana, la respuesta es que “eso”, es responsabilidad de la Conagua y que vayan con esa dependencia.
Foto: Juan Pablo Guerra
Durante una tarde de agosto, Jacinto Bautistas, uno de los vecinos que pasea sus perros por el malecón del fraccionamiento de Playas de Tijuana descubre un nuevo desagüe irregular y manda de inmediato un mensaje a su grupo. Solo recibe una respuesta: “Qué terrible”. “Hasta nosotros nos estamos acostumbrando a convivir con las aguas negras”, se duele.
“Los problemas que vemos de este lado (mexicano) no son sólo que no sirven las plantas de tratamiento, también están los 20 mil chorritos (de aguas negras) qué hay en la costa y los escurrimientos de toda la ciudad... todos los chorritos qué hay, más todo lo que corre en el canal, es muchísima agua sucia” detalló Margarita Díaz, de Proyecto Fronterizo de Educación Ambiental (PFEA).
De acuerdo con un informe de CILA de 2020, la demanda de alcantarillado en Tijuana crecía 1.7 por ciento anual y se tenía ya ese año un rezago del 12 por ciento en la prestación del servicio. Nadie sabía todavía que el auge inmobiliario estaba por desbordarse el año pasado. En ese reporte también se detalla que el 46 por ciento de la red de drenaje era obsoleta.
Por ley, la COEPRIS debe medir los niveles de contaminación una vez al mes. La unidad de medida es la cantidad de enterococos (bacteria que se encuentra regularmente en el estómago humano y las heces fecales). Si se detecta que hay 200 o más enterococos por cada 100 mililitros de agua, indica que se vertieron aguas residuales al mar, y la dependencia debe hacer un cierre preventivo y compartir la información para, entre otras cosas, se alerte a los usuarios de ambos lados de la frontera. En Tijuana corresponde al Comité de Playas Limpias.
En los primeros cuatro meses de 2023, la COEPRIS sólo realizó dos estudios, bajo el argumento de que “las constantes lluvias” en el municipio no lo permitieron el resto de los meses. El Comité de Playas Limpias, a decir de la alcaldesa, Montserrat Caballero, “es una mesa de café”. Así ilustra su efectividad.
Este comité intergubernamental -porque participa también sociedad civil- se formalizó en 2003 pero fue hasta el 2011 que se intentó homogenizar el trabajo en el país. Lo encabeza el presidente (a) municipal; como representantes del gobierno federal está la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en el rol de secretariado técnico y participan como autoridades responsables de salvaguardar las costas la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, además de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Secretaría de Marina, Secretaría de Turismo, entre otras.
En el caso del estado Baja California deben estar el encargado de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de ese municipio, junto con el secretario para el Manejo, Saneamiento y Protección del agua (Seproa), una secretaría de reciente creación (data de la administración de Jaime Bonilla). El encargado de Seproa no asistió a las dos “mesas” publicas del Comité de Playas Limpias de Tijuana realizadas en lo que va de la administración estatal.
Antes de llegar al mar, las aguas negras golpean a sectores pobres de la ciudad
Un río de aguas negras corre por el Cañón del Alacrán y cruza hasta llegar al estuario del Río Tijuana, en el condado de San Diego. En ese cañón se creó la comunidad conocida como “Pequeño Haití”. Hoy no hay un solo haitiano -todos son centro y sudamericanos-, pero se construye uno de los albergues para migrantes más grande del país: Embajadores de Jesús.
El albergue cuenta con espacio para unas mil 400 personas en contexto de movilidad, algunas de las cuales a principios de agosto empezaron a reportar dolores estomacales y de cabeza. Para llegar hasta él, los migrantes tienen que ir brincando sobre piedras, sorteando el agua pestilente de desecho que cruza cerca de la estancia y la escuela, de camino al mar.
Foto: Juan Pablo Guerra
A principios de agosto, se desalojó un predio que será usado para las obras del Viaducto Elevado Tijuana (VET). En las imágenes se observa no sólo a la gente recuperando estufas y otros enseres domésticos, sino que llamó la atención ciudadana un río de aguas negras que corre por ahí, el Cañón Cortes, donde vivían. Éste forma parte de un sistema cuya parte más visible es el Cañón del Matadero, punto de referencia del VET.
La negligencia, la enemiga de las plantas de tratamiento
Tijuana, 21 de septiembre. - 9 mil millones de pesos serán destinados en un periodo de 5 años para restaurar el sistema de tratamiento de aguas de Tijuana, en muchos casos, como es el de la planta de San Antonio de Los Buenos, se espera que las instalaciones tengan que ser modificadas casi desde 0, aun cuando la ciudad no tiene en donde utilizar los miles de litros de aguas moradas que se tendrán una vez que los proyectos finalicen en 2027.
“La planta de San Antonio de los Buenos no trabaja en condiciones óptimas. El tratamiento que da al agua no es el adecuado, tiene prácticamente más de 9 años no operando como debería”, reconoció Víctor Daniel Amador Barragán, director de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT).
Dicha planta debería procesar correctamente hasta 800 litros por segundo, pero no es así y el líquido se suelta al mar por la playa de Punta Bandera, convirtiéndose en el más grande desagüe de la ciudad que sale al mar.
A seis kilómetros del lugar se encuentra “Playa Blanca”, en el pasado una de las zonas de playa más demandadas para construir casas de descanso -pegada a Baja Malibú-, para muchos hoy debería llamarse “agua negra”. En lo que va de 2023, en febrero, abril y mayo fue enlístala como la playa más contaminada del país. Un reporte del PFEA informó que en febrero alcanzó los 10 mil 462 enterococos por cada 100 mililitros de agua, mientras que en los otros meses bajo a los 4 mil 950 enterococos por cada 100 mililitros, más de 200 veces lo permitido para que las personas puedan entrar en esas aguas sin sufrir daños.
Precisamente una mañana de marzo, en un grupo de Facebook de vecinos de Playas de Tijuana -donde entre muchas otras cosas se dan anuncios en materia de seguridad o ventas- se publicó la imagen de un barco pesquero que se movía a escasos kilómetros del desagüe de Punta Bandera y varias exclamaciones: ¿Alguien está pescando aquí? ¡Quién comería ese pescado! Medios de comunicación recuperaron la historia, hubo un breve revuelo en redes sociales, ninguna autoridad se posicionó al respecto.
El barco pesquero siguió apareciendo los meses subsecuentes. ¿Ya le hablaron a la Marina? ¿A la Profepa?, insistían algunos vecinos. “Ninguno de sus números funciona”, respondió la administradora del grupo. Cuestionados sobre el tema, los gobiernos municipal y estatal se concretaron a responder que no les compete el tema de quién pesca en las costas de Baja California.
El titular de SEPROA, Armando Samaniego, informó que la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT) ha pagado en los últimos 10 años alrededor de 40 millones de pesos anuales a la CONAGUA como multa por soltar las aguas contaminadas de sus plantas de tratamiento que no funcionan correctamente.
México y Estados Unidos comparten una planta de tratamiento de aguas negras: PITAR (Planta Internacional de Tratamiento de Aguas Residuales Tijuana-San Diego), y según el acuerdo debería procesar 1,100 litros por segundo, “unos 25 millones de galones, pero realmente está recibiendo mucho más... llega a trabajar hasta con 45 millones de galones, procedentes de México”, detalló el representante de la sección mexicana de CILA.
En mayo pasado, el gobierno de Baja California firmó con la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos -como parte del “Bono Verde” o préstamo a pagar en 30 años que le otorgó el Banco de Desarrollo de América del Norte- un paquete de “acciones a certificar” donde se comprometieron a invertir 500 millones de dólares para sanear los 3 mil 700 litros por segundo de aguas negras que el municipio de Tijuana vierte al Océano Pacífico.
México aportará 200 millones y 300 restantes el vecino del norte. En esa ocasión, el cónsul de Estados Unidos en Tijuana, informó que reciben 25 millones de galones diarios de aguas residuales, lo que significa el 70 por ciento de lo que produce Tijuana. Y es que, por una parte, las corrientes marinas que empujan agua al norte no ayudan, pero el gran desagüe en que se ha convertido el río Tijuana, tiene su estuario en San Diego.
La división del gasto entre Estados Unidos y México, de acuerdo con el acta 328 de CILA, para la reparación de todo el sistema de aguas tratadas. Foto: Juan Pablo Guerra.
La inversión incluye la ampliación de la Planta Internacional de Tratamiento de Aguas Residuales (Pitar) que se ubica en Imperial Beach; para que procese 2 mil 200 litros por segundo y estaría lista en 2026; y según las estimaciones de la CESPT, la planta de San Antonio de los Buenos tendrá que reconstruirse con un costo de 660 millones de pesos, y deberá licitarse antes de que termine el año.
Las obras para mitigar la contaminación, y la modernización de las plantas de bombeo, Matadero, Laureles1 y Laureles2, la revisión de colectores y tuberías para llevar las aguas negras de la ciudad a las plantas, y evitar así que corran por el río y los cañones, no estarán terminadas antes de 2028 de acuerdo con el programa de trabajo de la CESPT.
“Si de algo le sirve el punto de comparación, cuando yo entre a CILA hace 37 años, estábamos en una situación muy semejante a la de ahora, y se hizo un proyecto integral de agua potable y alcantarillado... duro aproximadamente 30 años con relativa normalidad, siempre hay problemas puntuales, pero a gran escala como ahora suceden cada 30 años, está inversión que plantean los dos gobiernos, la rehabilitación será para una vida útil de 25 años”, señaló Roberto Espinoza.
¿Y que se hará con el agua procesada? - en una ciudad que no tiene agua, le llega desde el Río Colorado, a través de un acueducto de 200 kilómetros y un costosísimo sistema de bombeo porque atraviesa La Rumorosa-. La tirará al mar, sólo que ahora más limpia porque Baja California no tiene como almacenarla una vez tratada. “Primero la vamos a limpiar y después vemos cómo la reusamos”, dijo el titular de la CESPT.
Contaminada o no, la playa de Tijuana es el único espacio recreativo para algunos
Los fines de semana, familias de la zona este de la ciudad -concentra las colonias populares- atraviesan la vieja Tijuana para llegar a las playas. Del viejo coche “chocolate” bajan las hieleras, las sillas plegables y hasta la sombrilla. Los residentes de Playas -como todos dicen al fraccionamiento de la ciudad que está pegado a la costa- están acostumbrados a una rutina que los lleva a pasar sus días cerca del mar, pasean perros, corren o andan en bicicleta por la zona.
Los desplazados de otros estados del país también llegan hasta la playa. “Es muy raro, pero cuando vengo a ver el mar me siento cerca de mi casa”, dice una mujer de Michoacán que abandonó todo, huyendo de la violencia. Sin distinción, aun cuando algunos letreros los alertan sobre la contaminación, muchos se siguen reuniendo sobre la arena.
“Nosotros hicimos campaña, (colocamos) anuncios ahí mismo en la playa, en medios de comunicación y yo no puedo coaccionar a la gente a que no se meta a la playa, en este momento con los elementos que tengo, con los incendios, con los derrumbes ... mi personal es muy poco para estar coaccionando a cada ciudadano a no entrar a la playa”, señaló la alcaldesa cuando en plena Semana Santa pasada miles de personas se bañaban en las aguas contaminadas.
“Si quisiéramos que se hiciera un cierre más enérgico cada vez qué hay altos niveles de contaminación; un cierre más definitivo como el que se hace en Ensenada, se instaló una malla y se pusieron letreros y había policía patrullando” expresó Margarita Díaz.
La imagen de un mar dividido -si es que eso es posible- por barrotes de metal es quizá la más impactante de la ciudad. Cientos de personas se congregan ahí, cerca del pequeño faro, a veces sólo para ver el día pasar. Dos hombres se sientan a escasos metros del muro fronterizo (versión acuática) y acomodan una rosa en la arena. Son camioneros que vinieron a Baja California para traer el escenario de un festival de música.
Foto: Juan Pablo Guerra.
La flor es el recuerdo de un camarada muerto en un accidente meses atrás. La playa de Tijuana “es como un hogar lejos del hogar” dice el que acomoda la rosa.
* Este trabajo contó con el apoyo de la Red de Periodismo del Mar (Repemar), impulsada por Causa Natura Media.
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