El 26 de agosto, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, anunció la creación de dos plantas termosolares en Baja California Sur, que forman parte de los 51 proyectos del Plan de Fortalecimiento de Expansión del Sistema Eléctrico Nacional 2025-2030.
El objetivo de este plan es acelerar la transición energética y contribuir al cumplimiento de los compromisos climáticos. Para disminuir las emisiones de gases que provocan el cambio climático, México tiene la obligación de que al menos el 35% del total de generación eléctrica provenga de energías limpias y renovables en 2030.
Jaqueline Valenzuela, directora de la organización Centro de Energía Renovable y Calidad Ambiental (CERCA), reconoce como positivo que se impulsen proyectos de energía renovable como el de Baja California Sur. Sin embargo, señala que es incongruente que al mismo tiempo este plan impulse un mayor número de proyectos asociados a combustibles fósiles como el gas, el cual incluso es considerado como una energía limpia que contribuye a alcanzar la meta del 35% cuando se usa como cogeneración con energía térmica.
En entrevista con Causa Natura Media, Valenzuela destacó que en el marco de la actualización de los compromisos climáticos de México rumbo a la COP30 sobre el Cambio Climático se necesita descarbonizar la matriz energética del país para contribuir a una reducción sostenible de emisiones.
*Esta entrevista ha sido editada para su síntesis y mejor lectura.
— ¿Qué papel juega la planta termosolar que se va a instalar en Baja California Sur?
La anunciaron como uno de los proyectos que va a lograr que México cumpla con sus compromisos internacionales en términos de reducción de emisiones, en particular las emisiones de fuentes fijas que están relacionadas directamente con la generación de electricidad.
— ¿El Plan de Fortalecimiento de Expansión del Sistema Eléctrico Nacional 2025-2030 es suficiente para cumplir con la meta del 35% de energía renovable y limpia en México?
Sí lo aterrizan en energías renovables y limpias, que incluye el gas, si lo cumplen.
Desde la sociedad civil hubo muchísima resistencia cuando la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales propuso actualizar los Compromisos Nacionalmente Determinados (NDC), que entregan cada cinco años todos los países que forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), y que fueron presentadas en 2022.
Esto sucedió porque en este rediseño se hablaba de pasar de energías renovables a energías limpias, y a partir de esa actualización se clasificó al gas como energía limpia. Se incluyeron los proyectos de gas en estas metas de reducción de emisiones y empezaron a aparecer proyectos de gas para todo el país. Fue muy polémico.
Entonces, aunque México es ambicioso con el 35% de energías limpias y renovables en su NDC, la realidad es que hubo una modificación a nivel conceptual de cómo lograrlo.
Con su plan de acción, México si lo podría lograr, pero el sector especializado creemos que si no descarbonizamos la matriz energética -movilidad y todos los usos de los energéticos-, estamos reproduciendo el problema, ya que seguiremos calentando al planeta y contribuyendo a la ebullición climática en la que México, al ser un país tan megadiverso, es uno de los más afectados.
— ¿Cuál es la diferencia entre energías renovables y limpias, y por qué se considera al gas como energía limpia?
Las energías renovables son fuentes naturales con capacidad de producir algún tipo de energía de manera constante sin interrupciones como el viento, las mareas, el sol y el calor. Las energías limpias son aquellas que tienen menos emisiones respecto a los combustibles fósiles altamente contaminantes como el carbón, el combustóleo, el diésel y toda la gama de hidrocarburos.
El gas entra en la definición de energía limpia porque reduce el 90% de algunos contaminantes como dióxido de azufre y dióxido de nitrógeno, pero no se hace un análisis integral donde se visibilice que a su vez tiene otras emisiones, por ejemplo, es responsable de la emisión de uno de los contaminantes más potentes en términos de agotamiento de la capa de protección a la atmósfera como lo es el metano, y ahí es donde está la trampa.
— ¿Qué oportunidades representa la próxima COP30 de Cambio Climático para avanzar en este sentido?
Espero que se hable de una manera honesta de descarbonizar todas nuestras actividades y que dejemos tener este doble discurso de la energía limpia, que es el gas por ahora, pero más adelante se puede encontrar otra fuente derivada de los mismos combustibles fósiles que podamos seguir utilizando y, digamos, estamos cumpliendo las metas.
Creo que el planeta ya tuvo suficiente del uso intensivo de combustibles fósiles y tenemos que migrar a otras formas de comprender la civilización con fuentes de energía renovables que van a tener límites e intermitencias porque ese es el ciclo natural del planeta, no vamos a tener todo siempre y en las cantidades que deseamos.
Es momento de poner un freno desde los organismos internacionales, que hagan que los países se comprometan de forma genuina a cumplir metas de descarbonización y de reducción de la huella de carbono.
Creo que esa es la conversación medular, cuál es el plan de acción realista para impedir que el planeta se siga calentando y que esa sea una línea transversal de toda la toma de decisiones. De esta forma no tendría sentido usar el gas o cualquier combustible fósil.
— ¿Cómo se reflejan estas políticas en Baja California Sur?
El sistema Baja California Sur creció en su capacidad instalada fósil principalmente con infraestructura fósil. En 2019 cuando tuvimos los apagones teníamos una capacidad instalada de 750 megawatts, pero la Comisión Federal de Electricidad (CFE) poco a poco ha ido integrando turbinas aeroderivadas que funcionan con diésel y gas. Actualmente, estamos hablando de más de mil 100 megawatts de capacidad instalada.
Han entrado aproximadamente 250 megawatsss de capacidad instalada a través de turbinas aeroderivadas y, principalmente, en Los Cabos. Por ejemplo, hay dos nuevas centrales de distribución que nadie está poniéndoles mucha atención, también la CFE tiene ingresadas dos Manifestaciones de Impacto Ambiental (MIA), para una central regasificadora y para la construcción de 150 kilómetros de ductos y una nueva central de distribución.
Los combustibles fósiles benefician en que podamos tener más energía base, es decir, que no es intermitente, para que puedan entrar las tecnologías intermitentes. Además ya hay que dejar atrás el discurso de la intermitencia de las energías renovables cuando ya se publicó la regulación para el almacenamiento. Digamos que ya están todas las condiciones para que las energías renovables de los dos sistemas eléctricos de Baja California Sur pudieran triplicarse.
— ¿Cómo va en cuanto a energías renovables Baja California Sur?
En Baja California Sur apenas el 13% de la capacidad instalada es con tecnologías renovables y la operan los privados. Solamente hay una central de energía renovable (solar) en Santa Rosalía que pertenece a la Comisión Federal de Electricidad, es de un megawatt y sabemos que opera bien.
Algo que se dijo es que las dos plantas termosolares de 50 megawatts cada una con capacidad de crecer a 100 vendrían a sustituir las unidades que ya tienen que salir, por ejemplo la central de San Carlos en Comondú y de Punta Prieta en La Paz cuya salida se ha anunciado en dos ocasiones en el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (Prodesen).
Entonces creemos que la nueva capacidad instalada tiene el motivo de sustituir estas unidades que ya no pueden seguir operando porque tienen alrededor de 40 años, cuando la vida útil de cualquier tecnología es de 25 años, por eso la contaminación es tan alta, porque estamos haciendo operar una tecnología que ya no está en las condiciones de hacerlo.
Pero mientras la lógica siga en sustituir y no reducir, esto va a seguir igual. Ese es el problema, las metas no están planteadas para reducir la huella de un país, sino para sustituir lo que se está emitiendo, pero nunca se dice que el crecimiento necesite un freno.
La única manera de comprometerte con una reducción sostenible de emisiones es decrecer procesos, pero ningún país está pensando en eso, y en México también están pensando en sustituir para continuar con el crecimiento.
Obviamente, una tiene que sentirse positiva con los proyectos de energías renovables, porque sabes que la condena era más de lo mismo, pero no tenemos una venda en los ojos pensando que eso va a ser que el planeta se caliente menos.
Nos congratulamos porque en términos de salud pública estas decisiones son acertadas, pero en términos de contribución a las metas climáticas, habría que analizarlo con una visión muy crítica.
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