Dos niñas lanzan un par de dados al aire y, al caer, gritan emocionadas. “¡Seis!”, corean junto con otros infantes que rodean un tablero colocado en el piso de la cancha del centro cívico “La Florida”, en la colonia Ciudad Azteca, municipio de Ecatepec. Una de las mujeres que coordina la actividad señala la nueva casilla y las niñas mueven la pieza. “Empezaste un grupo de WhatsApp para coordinar pipas en tu colonia y evitar conflictos, avanza a la casilla 10”, lee en voz alta.
Es de noche y lo único que ilumina el juego es la luz tenue del foco a un costado de la explanada, donde un grupo de personas intentan encender una bocina. “Las manos quietas” de Carlos Pérez suena intermitentemente, mientras el resto de la gente se acomoda en las sillas y otro grupo de niños más grandes corretean e inventan las reglas de su propio juego.
La llegada de una humeante olla de ponche es la señal de que la posada navideña está por comenzar.
Esta no es una posada tradicional. El evento ha sido convocado por la coalición ecofeminista “Todas x el agua”, conformada por las organizaciones Las Sabinas, Colectiva MMUE y Barrio con Arte Nuestra Cultura Organizada (B.A.N.C.O). Su trabajo tiene distintos enfoques que van desde el acompañamiento a víctimas de violencia sexual hasta la promoción de espacios culturales con perspectiva de género en el municipio. Este año conformaron la coalición movidas por el interés de incidir en otra lucha: la escasez del agua.
Todo su trabajo está en Ecatepec, el municipio más poblado del Estado de México y el cuarto a nivel nacional. Ecatepec, donde existen colonias con hasta 30 años sin recibir agua, las mujeres se organizan en grupos vecinales para pedir pipas y la vida nocturna incluye que nadie duerma para recolectar la mayor cantidad de agua cuando llega en la madrugada.
“Esta posada es para celebrar y conmemorar toda la lucha comunitaria que cada día, cada una y cada uno de nosotros hace”, dice Fernanda Tarinda, integrante de la Colectiva MMUE, para dar inicio a la posada.
En el nombre del agua
“En el nombre del agua pedimos justicia, los ríos se secan por su avaricia”, cantan los asistentes entonando una tradicional pedida de posada. Sólo que en esta nueva versión la temática es el agua y no hay peregrinos ni posaderos, sino defensoras y gobierno. “¿Quiénes son ustedes? ¿Quién me los juntó? Dejen de quejarse. ¡No hay solución!”, responden quienes interpretan a las autoridades.
“En nuestro trabajo nos dimos cuenta de que las mujeres estaban hablando de sentirse violentadas en espacios de gestión del agua, por ejemplo, el acoso al recolectar agua de las pipas o la extorsión por parte de ciertos funcionarios públicos. Para nosotras era muy importante empezar a hablar del tema, pero con una mirada y una perspectiva de género que le diera ese enfoque”, explica Claudia Doroteo, directora general de Las Sabinas.
Doroteo cuenta que la coalición “Todas x el agua” se formó luego de que las tres organizaciones coincidieron en un evento de la Iniciativa Spotlight de las Naciones Unidas. Su primer punto en común fue que todas residen en Ecatepec. Para visibilizar el rol de las mujeres en el problema de escasez del agua hicieron su primera aparición colectiva en la explanada del municipio que terminó en una represión policial.
“(La represión) nos hizo preguntarnos si queríamos realmente continuar con el tema del agua y nuestras reflexiones nos dijeron que sí, pero debíamos de ser muchas. Así que nuestros esfuerzos este año se enfocaron en crear lazos a través de talleres para organizar y diagnosticar qué estaba pasando”, señala Doroteo.
Fue así como decidieron implementar otra estrategia que comenzó con el mapeo de casos y diálogos vecinales orientados a mujeres.
“Vimos que había un impacto diferenciado en las mujeres ante la escasez y el desabasto (de agua), principalmente, por su rol en el trabajo doméstico y de cuidados no remunerados. Históricamente han sido ellas a las que se les ha impuesto este trabajo, son ellas a las que más se les carga la mano, entonces quisimos darles ese reconocimiento como gestoras del agua e impulsar una corresponsabilidad de cuidados en sus hogares”, explica Lizbeth Lucio, integrante de la Colectiva MMUE.
En los talleres también se abordaron otras temáticas como el uso de ecotecnologías para la captación de agua o las repercusiones de la escasez en el cuerpo.
“Hicimos un mapa corporal para identificar en qué parte de sus cuerpos las mujeres sentían el desabasto. En su cabeza por el estrés o la preocupación de cómo conseguir dinero; en las manos por el dolor de acarrear el agua; o en la cintura por estar en espera de que caiga”, señala Lucio.
Con base en la información recopilada este año, la coalición “Todas x el agua” prepara un diagnóstico con el objetivo de presentarlo ante las autoridades y hacer incidencia política en el manejo del agua bajo una perspectiva de género.
Mientras tanto, en la cancha del centro cívico “La Florida”, las presentes terminan de entonar la pedida de posada con un “¡Entren fuertes defensoras, defensores, reciban nuestro rincón, que aunque pobre la justicia, nos sobra corazón! ¡Cantemos con resistencia, todas juntas sin parar, porque el agua de la vida la queremos preservar!”.
Hacer comunidad
Después de bailar unas canciones de cumbia sonidera, el gran cierre de la posada es una piñata con forma de pipa. Durante la noche, niños y niñas han roto otras con forma de estrellas y una gota de agua, así que algunas mujeres se emocionan cuando escuchan que esta vez es el turno de las adultas.
“Estamos aquí también para celebrar la gestión individual que hacemos porque luego no la reconocemos. Pasa mucho que a las mujeres no se les da ese reconocimiento y ellas no ven ese gran papel que están haciendo para la gestión del agua”, dice Lizbeth Lucio.
Con risas, un “dale, dale, dale” a la piñata, y la emoción de los menores por abalanzarse hacia los dulces, la posada concluye. Aún suena en el fondo un par de cumbias, algunas presentes se despiden y otras más conversan en la cancha y en la banqueta. Las integrantes de la coalición coinciden en que la celebración es otra manera de hacer comunidad.
“Muchas personas nos acompañan hoy y es importante porque en la represión política que vivimos (en la explanada del municipio) nos encontrábamos solas y hoy nos encontramos con muchas, muy articuladas y muy abrazadas por la confianza de la comunidad y las organizaciones que aportan desde otro lado”, concluye Doroteo.
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