Producción para el Bienestar se aleja de mover a México hacia la autosuficiencia alimentaria

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En medio del segundo año de pandemia y los discursos de búsqueda de la autosuficiencia alimentaria de las autoridades, beneficiarios del Programa Producción para el Bienestar (PpB), empresarios y expertos apuntan que el apoyo entregado no es suficiente para impulsar la producción de granos del país, pese al aumento de este recurso otorgado por el gobierno federal en 2021. 

Con la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador se sustituyó al programa ProAgro (antes Procampo) por el de Producción para el Bienestar, elegido para ser uno de los prioritarios de la actual administración.  

La transferencia recibida por los productores de grano de pequeña escala (con menos de 5 hectáreas en régimen hídrico de temporal) creció de 1,600 a 2,000 pesos de 2020 a 2021; y la de los productores de mediana escala (entre 5 y 20 hectáreas) de 1,000 a 1,200 pesos en el mismo periodo. 

“La cantidad que dan, es muy poca… no representa ni el 10% de los costos totales de la producción de maíz en una zona de temporal buena”, dijo Sergio Barrales, exrector de la Universidad de Chapingo.

El programa promueve el cultivo de granos como el maíz, trigo, frijol, entre otros. Sin embargo, 1,000 pesos de un aporte alcanzan para un bulto de fertilizante conocido como 18-46-00 y uno de urea; cuando los productores necesitan por hectárea al menos dos bultos del primero y tres del segundo, detalló. 

“Entonces, para que vea, más o menos el apoyo cubre como un 30% del costo de la fertilización”, dijo Barrales quien produce, entre otros cultivos, frijol y maíz en Cuapiaxtla, Tlaxcala, y cuenta con 14 hectáreas dentro del programa. 

Pánfilo Hernández, integrante de la asociación civil Grupo Vicente Guerrero en Españita, Tlaxcala, coincidió en los bajos apoyos del programa en relación con los costos que enfrentan los productores. 

Hernández resaltó que los precios por las rastras, deshierbes, herbicidas, cosecha y acarreo los gastos de una hectárea rondan en los 5,000 pesos; monto que fácilmente se duplica tras los gastos de asoleo, desgrane, empaque y traslado a mercado del producto. 

El costo de producir granos varía en México. Por ejemplo, en Quintana Roo los costos de preparación del terreno, siembra, fertilización, control de plagas, cosecha, selección y empaque para producir maíz en el ciclo Primavera-Verano 2021 ascienden a 15,632 pesos; en tanto que en Guerrero a 21,470; y en Chiapas a 23,423 pesos, según el Sistema de costos agrícolas del Fideicomisos Instituidos en relación con la Agricultura (Fira). 

En total el PpB prevé llegar a 2.3 millones de productores este año. 

“La atención en sí misma puede ser un buen universo. Más de 2 millones de productores no es despreciable, pero realmente el apoyo que nos dan es bajo”, dijo Barrales. 

A diferencia de los granos, el PpB ofrece montos más altos para otros cultivos. La hectárea de amaranto se paga en 3,000 pesos; cacao, café y miel en 6,200 pesos; y la de caña de azúcar en 7,200.

Hasta marzo la dispersión del apoyo de este programa alcanzaba a 1.8 millones de personas, de acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader). 

Al final del primer trimestre, la Sader resaltó contar con un avance del 90% de la dispersión anual, un monto de 11 mil 342 millones de pesos entregados vía depósitos bancarios y Telecomunicaciones de México (Telecomm). Dentro de los beneficiarios el 84% fue de pequeña escala y al menos seis de cada 10 son productores del sureste del país. 

Así ante la llegada de la veda electoral en abril un 10% de los beneficiarios habría quedado sin apoyos. 

Jorge Alberto López, Presidente de la Federación de Sociedades Cooperativas de Producción Agropecuaria y Servicios los Carapoas, S.C., refirió que en El Fuerte, Sinaloa, los productores de maíz aún esperan su pago. 

“La Sader siempre deja un porcentaje de 10 ó 15 % (sin dispersión)… ya estamos encima de la producción 2020 -2021, ya estamos para llegar a finales de mayo y vamos a empezar a cosechar”, se quejó López.

Autosuficiencia alimentaria

El PpB se vincula con el Programa Nacional de Desarrollo (PND) a través del objetivo de que México consiga autosuficiencia alimentaria. 

“Lo que buscamos en primer lugar es que recuperemos la soberanía alimentaria, que el país tenga la capacidad propia de producir sus propios alimentos y no depender del exterior”, dijo Víctor Suárez Carrera, subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Sader, durante una conferencia de prensa del 26 de agosto del año pasado para hablar del PpB en el Palacio Nacional. 

No obstante, a los ojos del Consejo Nacional Agropecuario (CNA) este programa no está encaminado a detonar la ansiada autosuficiencia que las autoridades en turno dicen buscar. 

“Realmente lo que ha venido sucediendo en la ejecución de este programa es que básicamente son apoyos que van dirigidos a tratar de ayudar al ingreso de esos pequeños productores, pero que no está enfocado en cómo elevar la productividad. Entonces, pensar que con un programa que esto pueda ser un detonante para ir logrando la autosuficiencia alimentaria lo vemos muy lejano”, dijo a este medio Luis Fernando Haro, director general del CNA. 

El 8 de febrero del 2019 la iniciativa privada firmó un convenio con el gobierno federal para colaborar en alcanzar la autosuficiencia alimentaria a través del impulso de la producción primaria.  

El director del CNA resaltó que no hay país en el mundo que sea autosuficiente de todos los productos, pero que sí es posible reducir dependencias en las importaciones de productos, si se aplican medidas correctas de producción con una visión de mediano y largo plazo.
 
Los productores medianos y grandes mexicanos se enfrentan a sus pares en Estados Unidos que reciben financiamientos del gobierno de ese país y la autosuficiencia alimentaria es vista como un tema de seguridad nacional, detalló Haro. 

“No hay que olvidar una cosa, los productores que compiten con productores de otros países son los productores medianos y grandes, realmente, los pequeños productores no tienen realmente  el volumen de producción, no digo que hay que dejar de apoyarlos”, expuso Haro.

“Aquí (en México) lo que vemos es que el enfoque del gobierno es simplemente los programas de apoyo…. No vemos que realmente este programa (PpB) vaya a tener alguna injerencia en poder lograr en que México pueda tener menos dependencia alimentaria en los productos”, dijo Haro.

Un informe de la Situación Agropecuaria del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) publicado a mediados del 2020 coincide en que pequeños y medianos productores carecen de potencial productivo, al tiempo que destaca que generan 6 de cada 10 empleos contratados y familiares del sector agropecuario y proveen 40% de la oferta nacional de granos básicos. 

Fallas en el programa

El PpB no ha estado exento de señalamientos por fallas en su funcionamiento. 

En la entrega de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) del 2020 sobre los datos recogidos en 2019, se señala que el programa presentó deficiencias en su diseño e implementación, los cuales arriesgan el cumplimiento de su objetivo.

La falla principal, según la dependencia, es que en el diagnóstico del PpB no se definió, de forma precisa, el problema público que pretende atender. Además, el diseño no contó con “alineación con los objetivos del PND, los lineamientos y la MIR (Matríz de Indicadores para Resultados)”, como tampoco se determinó que el programa debía contar con reglas de operación. 

Por otra parte, los beneficiarios de PpB al mismo tiempo pueden serlo de otros programas. La ASF detectó que 12,902 fueron beneficiarios del Programa Precios de Garantía y 1,647 del Programa Jóvenes Construyendo el Futuro. 

“Si bien en los lineamientos de operación no existe una restricción explícita entre estos programas, tampoco se establece que puedan ser complementarios, por lo que es necesario que, en las reglas de operación subsecuentes, se definan con claridad las restricciones o complementariedades entre los diversos programas de subsidios, de conformidad con los criterios de objetividad, equidad, transparencia, publicidad, selectividad y temporalidad”, expuso la ASF. 

Pese a los problemas de diseño, el presupuesto del PpB ha ido en aumento de la mano de la presente administración, al pasar de 9 mil millones de pesos en 2019 a 13 mil 500 millones en 2021. Un aumento de 50% entre un año y otro. 


“Es verdad que ha aumentado el monto, pero en realidad creo que lo que buscan es aumentar la cantidad de beneficiarios, aunque se reduzca la superficie apoyada, porque le digo, ahora ya nada más son máximo 20 hectáreas”, dijo Barrales en referencia a que ProAgro contemplaba un mínimo de 20 o más para producción comercial.
 

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