En México, la falta de trazabilidad para saber qué pescado va del mar al plato ha permitido que supermercados, pescaderías y restaurantes vendan diferentes tipos de pescado que son sustituidos por otras especies marinas, de acuerdo con el informe "GatoXLiebre: Detectives del fraude", publicado por la organización Oceana.
El estudio, emprendido desde 2018, evidencia la sustitución del especies en Ciudad de México y Mérida, Yucatán en hasta un 31% y 37%, respectivamente. Tal es el caso del tiburón puntas negras, tiburón gracil y tiburón azul que se comercian como cazón o bacalao; o el caso del huachinango que es reemplazado con bagre, una especie con un valor económico que puede ser hasta tres veces menor.
"Esta problemática nos preocupa muchísimo por los efectos que tiene en la salud de los mares, en los consumidores y en las comunidades pesqueras… Si no sabemos qué especie es, de dónde viene, cómo se pescó, podría ser que venga de zonas prohibidas e incluso sin respetar los periodos de veda afectando los esfuerzos de conservación…”, explicó Mariana Aziz, Directora de Transparencia en Oceana.
De los porcentajes de sustitución, se analiza que el 40% de los restaurantes recurren a esta práctica; las pescaderías entre un 43% y 59%, mientras que los supermercados pueden incurrir hasta en un 17%.
A su vez, se considera que el reemplazo tiene diferentes modalidades. Cuando se vende una especie con menor valor como una más costosa; cuando se da una especie de importación o acuicultura como si hubiese sido capturada en mares mexicanos, o cuando se venden especies en peligro de extinción o capturadas de forma ilícita.
“En este tipo de sustitución muchas nos dicen que nos venden una especie nacional como curvina o lenguado, y en realidad lo que recibimos es una de importación la basa que recibimos de China y de Vietnam y que ocupan espacios en los mercados que podrían ser para las especies nacionales, sin embargo, sin saberlo consumimos estas especies y genera una competencia desleal”, agregó Aziz.
Como parte de las soluciones ante esta problemática, el informe "GatoXLiebre: Detectives del fraude" destaca la importancia de la trazabilidad, una herramienta que permite conocer el proceso del alimento desde su captura hasta que llega a consumidores.
“Es un tema de seguridad alimentaria, las especies del mar deben estar en la canasta básica y para eso debemos impulsar programas y generar una cultura de consumo, porque muchas veces ni siquiera es sólo responsabilidad del vendedor, es la falta de experiencia y conocimiento del que compra”, señaló José Luis Carrillo, presidente de la Confederación Mexicana de Cooperativas Pesqueras y Acuícolas (Conmecoop).
Desde 2021, comunidades pesqueras, gobierno y organizaciones de la sociedad civil participaron en la elaboración de la Norma Oficial Mexicana de Trazabilidad de Pescados y Mariscos (NOM-038-SAG/PESC-2021) para permitir a la ciudadanía tener herramientas para identificar el producto desde su origen.
Sin embargo, desde marzo del año pasado se encuentra retenida por la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) sin ninguna respuesta sobre el estatus.
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