Peligro en la red: agua con arsénico en San Antonio, Baja California Sur

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Ilustración: Esteban Silva.

Bernardo Torres recuerda que cuando era niño iba al campo y bebía con sus manos el agua que quedaba después de la lluvia en los huecos de las piedras o en pequeños charcos, así como muchas veces había bebido agua de pozo, una tradición de las comunidades rancheras sudcalifornianas.

Nació después de que las compañías mineras cerraron sus operaciones y abandonaron San Antonio, que junto a El Triunfo, fueron dos localidades que conforman el Distrito Minero más importante y antiguo de Baja California Sur, rico en oro, plata, plomo y zinc.

Este pasado dejó más de 100 sitios mineros abandonados en el área y más de 30 cerros de desechos, entre ellos unas 600 toneladas de arsenolita (la forma mineral del trióxido de arsénico) que por cada kilogramo contienen 700 gramos de arsénico y que al contacto con el agua se disuelven como un terrón de azúcar. Esta sustancia corre por los arroyos donde se filtra a las cuencas de Los Planes y de El Carrizal, que proveen de agua a los poblados de San Antonio y El Triunfo, respectivamente.

Entre los vestigios del pasado minero, se encuentra un tiro de mina muy cerca de San Antonio que es conocido como “Santa Cruz”. Es un túnel vertical que, según Bernardo, se intentó explotar para extraer minerales pero, ante la complicación de la abundancia de agua, fue sellado y hoy es el pozo de agua que usa el Organismo Operador Municipal del Sistema de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (Oomsapas) de La Paz para abastecer a la comunidad mencionada cada tres días y que le llega a la población a través de las llaves de agua potable.

Zulema Lazos, directora general del Oomsapas La Paz señaló que la población no debe tomar agua de la llave y que el propósito de la instalación de una planta potabilizadora que trata el agua del pozo es hacerla apta para el consumo humano, cuya entrega se realiza a la población a través de una dotación de garrafones.

“El agua de la llave no se puede usar para tomar, pero por eso tienen la potabilizadora. Y lo que sí es que se le ha dado seguimiento muy preciso a estas poblaciones en atención de la ciudadanía”, respondió en entrevista.

El pozo del tiro de mina Santa Cruz supera el límite permisible de concentración de arsénico en agua para uso y consumo humano establecido en la NOM-127-SSA1-1994 (0.025 miligramos por litro a partir de 2005) y en su actualización publicada en 2022 (0.025 miligramos por litro), de acuerdo con los niveles de arsénico entregados por el Oomsapas La Paz a este medio a través de una solicitud de información con folio 030078224000037.

De acuerdo con los resultados de laboratorio, el Pozo El Carrizal 3 excedió los límites permitidos en julio del 2019 y el Tiro de Mina San Antonio los ha excedido en los dos muestreos realizados en 2020 y 2022.

Personal del Oomsapas La Paz confirmó que el agua del pozo pasa por un clorador (gas cloro) y se bombea a las casas para uso doméstico, pero no pasa por el proceso de ósmosis inversa, que se encarga de eliminar metales pesados y contaminantes del agua, como el arsénico.

Bernardo ahora es un maestro jubilado de 70 años que se preocupa por su comunidad, sobre todo después de conocer los efectos de la exposición al arsénico y temer que esto ha tenido influencia en las enfermedades y fallecimientos prematuros de familiares y amistades por cáncer, diabetes e insuficiencia renal.

“Siempre hemos estado muy preocupados y atentos por el agua en San Antonio. Hemos solicitado al gobierno que nos garantice el derecho y el servicio a agua limpia. Yo he notado y he tenido amistad con médicos que han venido aquí y lo que más hemos tenido ha sido cáncer del estómago, de mama, de la matriz y de colón; también hipertensión y diabetes hay mucha aquí. Mi padre murió de cáncer de estómago, mi esposa y mi hija fallecieron de diabetes e insuficiencia renal de 57 y de 41 años. Y yo he constatado que últimamente ha habido muchos problemas de vesícula, riñones, páncreas, y la mayoría de la gente anda con alergias”, explicó Bernardo.

De acuerdo con la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de los Estados Unidos, la exposición al arsénico causa efectos fisiológicos visibles como lesiones cutáneas, y otras no tanto, como cáncer principalmente de pulmón, de piel y vejiga, y con una asociación menor, cánceres de hígado y riñón.

También puede haber efectos respiratorios, renales y cardiovasculares como arritmias cardiacas e hipertensión. Incluso señala que hay una asociación razonablemente fuerte con la diabetes mellitus, pero hay evidencia limitada para comprobarlo.

Antonia Valdéz es residente de San Antonio y está en espera de ser programada a cirugía por piedras en la vesícula en un hospital de La Paz, ya que en San Antonio sólo hay un Centro de Salud de la Secretaría de Salud de Baja California Sur que brinda atención básica. Cada dos meses viaja a la ciudad capital para su cita programada o, en ocasiones, antes porque no soporta el dolor.

“Sabemos que el agua está un poco contaminada. A veces pensamos que puede ser esa la causa de que nos estamos enfermando tanta gente de la vesícula, por lo que contiene, pero no hay una certeza para decir si es o no es”, señaló Antonia.

Además, en San Antonio hay alrededor de 4 mil 105 metros de tubería de asbesto de 2 pulgadas, de acuerdo con un diagnóstico hecho por el Oomsapas La Paz en 2013 y entregado a través de transparencia. Dicho material ha sido catalogado como tóxico y cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud.

En los últimos cincos años sólo se ha rehabilitado en una ocasión el pozo de agua potable de San Antonio para el que el Oomsapas La Paz ejerció un presupuesto de 248 mil 902 pesos provenientes del Fondo de Infraestructura Social Municipal (FISM), de acuerdo con una solicitud de información.

Por lo que, además de la contaminación por arsénico, otra preocupación de la comunidad es la condición de la infraestructura del pozo que actualmente está ubicado en un predio. Se halla rodeado por un cerco de malla ciclónica con dos puertas que están unidas por un alambre y que no evita el ingreso de personal ajeno al Oomsapas. Tiene una tapa empolvada y oxidada que cubre apenas la tercera parte del pozo, mientras lo demás se encuentra expuesto al ambiente. Y los tubos que bombean y conducen el agua se están oxidados y apoyados en pedazos de madera vieja.

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“Todos los animales buscan el agua y ahí (en el pozo) hay animales que habitan como ratas, cucarachas, lagartos, en fin. Un montón de animales que se alojan y que eso puede contribuir a las enfermedades”, señaló Bernardo.

El Oomsapas La Paz ejerció 23 mil 341.72 pesos para mantenimiento a obras de agua potable de 2019 a marzo de 2024, lo que corresponde a 3 mil 890 pesos anuales.

En cuanto a mantenimiento a pozos, gastó 511,623.80 pesos en el mismo plazo.

El presupuesto no se ejerció todos los años. De 2020 al 2022, el Oomsapas no gastó recursos para mantenimiento a obras de agua potable y, por su parte, en 2020 y 2023 no se ejerció recurso para mantenimiento a pozos.

De 2020 a octubre de 2023, del egreso total ejercido, el Oomsapas gastó un 23.03% en el capítulo de servicios generales donde se encuentran, entre otros servicios, el mantenimiento a obras de agua potable y alcantarillado, a pozos y plantas de aguas residuales.

Hasta hace unos años, la comunidad abogaba porque se le diera mantenimiento al pozo actual, sin embargo, lo que piden es la perforación de un nuevo pozo.

“Hemos propuesto a la Conagua y al Oomsapas La Paz la reubicación del sistema, que se haga una perforación de un pozo exclusivo para el agua, más alto y que no esté ubicado en un tiro de mina o en una mina; fuera del área de donde está actualmente”, señaló Bernardo.

Al cuestionar a la directora del Oomsapas La Paz sobre las preocupaciones de la población comentó que sólo ha recibido quejas en San Antonio de que el agua no llega a la parte alta, las cuales se atendieron al modificar la red para que llegara con mejor presión.

La potabilización impacta los bolsillos

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La planta potabilizadora de San Antonio fue instalada en 1997 y rehabilitada en el 2013 con la intención de entregar agua útil para consumo (beber y cocinar) que no represente un riesgo para la salud de la comunidad, de acuerdo con la directora general del Oomsapas La Paz.

“Se construyó la planta precisamente, porque muy cerca de ahí hay tiros y había minas, y para evitar alguna contaminación hacia la población de algún elemento que haya de más y pueda ser nocivo para la salud. Estas plantas son para hacer el agua para uso doméstico, para el ser humano y que no tenga ninguna afectación en su salud. Son plantas que tienen una vida útil, que están en buena condición, están potabilizando de la mejor manera y el agua que potabilizan está bajo norma, ninguna de ellas tiene arsénico”, explicó Lazos.

El Oomsapas La Paz, a través de su directora, señaló que se hacen muestras periódicas al agua de las plantas potabilizadoras cada cuatro meses y se envían a un laboratorio certificado para estar seguros de que cumplen la norma.

De acuerdo con los resultados analíticos entregados a Causa Natura Media por parte del Oomsapas La Paz a través de transparencia, en los muestreos mensuales desde enero de 2023 hasta marzo de 2024 los niveles de arsénico se encuentran debajo de la NOM, por lo que es apta para consumo humano.

La planta potabilizadora de San Antonio produce un volumen anual de 275 metros cúbicos anuales los cuales son entregados a la comunidad en forma de una dotación de dos garrafones de 19 litros por persona al día.

Sin embargo, debido a que el agua que trata proviene del tiro de mina Santa Cruz, los pobladores desconfían de que sea apta para consumo humano y, al no tener acceso a los resultados analíticos del agua potable, prefieren implementar el principio precautorio de abastecerse de otras fuentes.

“En un principio cuando se hizo la potabilizadora yo veía que venían pipas a poner agua ahí… ahorita no he visto y creo que le están poniendo del tiro de mina y ya no nos da confianza que agarren de ahí porque sabemos que está impactada”, señaló Bernardo.

La mayoría del pueblo sigue el mismo protocolo que Bernardo. Paga aproximadamente 260 pesos de recibo de agua y con el agua de la llave riega sus plantas, le da de beber a sus animales y para el baño. Va a La Paz semanalmente a comprar de 10 a 14 garrafones de agua potable que cuestan alrededor de 140 pesos, los cuales usa para beber y cocinar. Compra una pipa de agua que viene desde la comunidad de Los Planes por mil 500 pesos con 10 mil litros de agua que usa para lavar trastes, enjuagar frutas y verduras y bañarse.

“Al mes yo gasto aproximadamente 2 mil 500 pesos de agua, eso es lo normal, se tiene que gastar. Son muchos protocolos y mucho gasto, pero si vas a los hogares y preguntas de dónde toman agua, te van a decir que de La Paz”, explicó Bernardo.

Evaluar el riesgo real de la población

En 2014, Janette Murillo, investigadora especialista en geología marina para el Instituto Politécnico Nacional (IPN) publicó un artículo mostrando el hallazgo de concentraciones de arsénico urinario desde 0.001 hasta 0.39 miligramos por litro en los pobladores de las cuencas hidrológicas de San Juan de Los Planes y El Carrizal. 

La NOM-047-SSA1-2011, establece que el Índice Biológico de Exposición (IBE) de arsénico en orina es de 0.035 miligramos por litro, por lo tanto, los valores superiores a esto indican que las personas están siendo expuestas a concentraciones tóxicas para el organismo.

Los habitantes de San Antonio fueron los que presentaron la concentración promedio por poblado más alta con 0.064 mg/L, el doble del IBE, e identificaron que había una alta correlación con el tipo de agua que consumían, ya que los valores más altos los presentaron quienes bebían agua de pozo, seguido de la llave y al final agua purificada.

En entrevista para Causa Natura Media, Murillo señaló que en los poblados aún hay personas que beben agua de los pozos y la población está expuesta a otras fuentes de arsénico por lo que se debería de hacer análisis de orina a la población para evaluar el riesgo a diez años de su estudio.

“Hay que considerar que no todos los rancheros tienen la disponibilidad de ir a la planta que abastece el agua. Entonces habría que hacer un estudio de quiénes cocinan y beben del agua de la planta y de quienes cocinan con la del pozo o la de la llave. Además, el polvo está contribuyendo a la exposición a arsénico; si no lavan bien lo que comen y tiene polvo con arsenolita también ahí le está agregando; y si riegan con esa agua, hay plantas que retienen el arsénico en la raíz, en las hojas, o puede estar en el propio suelo. Entonces hay varias vías de exposición. Creo que cuando estas personas al menos se enteraron (a través del análisis de orina) y tuvieron más conciencia y eso debió reducir los niveles, pero habría que volverlos a analizar”, señaló Murillo.

Bernardo sabe que nunca podrá volver a beber agua directo del pozo o del suelo, pero se conforma con tener la tranquilidad de que el agua que recibe del Oomsapas La Paz a través de la purificadora y en las llaves domésticas respete las normas mexicanas para dejar de gastar tanto dinero y no sentir que a cada contacto con el agua se reduce la salud de él y su comunidad.

*Este es el tercer reportaje la serie #RedEnAbandono, un especial sobre los daños de la infraestructura hidráulica y sus consecuencias en México. Publicado originalmente en Causa Natura Media.

Escrito por

Daniela Reyes

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