Aseguradoras pagan la cuenta de los desastres naturales

Sin considerar la pandemia del covid-19, las diez mayores indemnizaciones del sector asegurador en la historia de México se deben a event...
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Sin considerar la pandemia del covid-19, las diez mayores indemnizaciones del sector asegurador en la historia de México se deben a eventos por desastres naturales. Un asunto sobre el que las instituciones de seguros ponen la lupa ante la creciente vulnerabilidad del país con el cambio climático.

De acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), el huracán Wilma en 2005 fue el evento climático que mayor monto de indemnización ha causado a las aseguradoras en el país, con un costó de 2,478 millones de dólares.

“Wilma pegó durísimo a muchos asegurados y fue el que se estacionó en la península de Yucatán y se quedó. A Mérida le pegó durísimo, digo, nosotros teníamos de cliente ahí a Bachoco, a toda la industria avícola de pollos, pero sobre todo a las granjas. Fueron daños muy fuertes”, recordó Gerardo de la Garza Ramírez, presidente de la mesa directiva de la Asociación Mexicana de Agentes de Seguros y de Fianzas AC (Amasfac) sección Querétaro.

El siniestro del 2005 ocasionó daños que duplicaron los costos del huracán Gilberto, recordado por azotar el sureste en 1988, y que representó un costo de 1,203 millones de dólares.

De esta cuenta, Wilma repercutió en la conciencia de las aseguradoras sobre el peso de asegurar daños por fenómenos hidrometeorológicos, que agrupan huracanes, inundaciones, avalanchas, vientos tempestuosos y nevadas, entre otros.

“Antes de eso podía haber cobertura para lluvia, granizo, pero no para inundación. Entonces para que te dictaminaran una inundación había que ver si no había insuficiencia de drenaje y después te pagaban”, relató de la Garza.

Contar con una cobertura de daños ocasionados por desastres naturales en México no es un asunto descabellado. Se estima que entre 2001 y 2013 alrededor de 2.5 millones de mexicanos fueron afectados por fenómenos meteorológicos, al tiempo que los costos económicos sumaron 338.35 mil millones de pesos, de acuerdo con el estudio “Compromisos de mitigación y adaptación ante el cambio climático para el periodo 2020-2030” del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).

De la Garza sostuvo que el cambio climático ha empujado al sector a dar una mayor certeza sobre los daños ocasionados por eventos climáticos, mientras que las empresas también han procurado una mayor responsabilidad civil por los efectos de sus actividades de producción.

“Hoy hay menos miedo a invertir en ambientes riesgosos gracias a los seguros…. Puedes construir en la Riviera Maya, gracias a las ingenierías nuevas, pero si algo sale mal tienes un seguro para cerrar por seis meses porque te destrozaron la costa”, expuso.

Responsabilidad de las personas físicas

Además de las empresas, los seguros por daños derivados de eventos climáticos también son una decisión que atañe a las personas. De la Garza explicó que deben ser conscientes de los riesgos que corre su patrimonio, como por ejemplo, sus casas, y con base a un análisis deben decidir si tomar un seguro.

“El seguro de casa es de los más baratos. O sea, estamos hablando de uno al millar, por cada millón son mil pesos de prima”, expuso el especialista.

Sin embargo, aclaró que los seguros no se deben generalizar para todos los casos. “Tenemos empresas a las que les hemos demostrado que el seguro de fenómenos hidrometeorológicos y terremoto no les va a servir nunca”, dijo el consultado.

Las catástrofes también han empujado a los seguros a evolucionar, como fue el caso del sismo del 19 de septiembre que conllevó costos por 1,343 millones de dólares, de acuerdo con datos de las pérdidas aseguradas de la AMIS.

“En el último terremoto se inventaron algunas aseguradoras un seguro que cubre departamentos a valor comercial. Por qué, porque normalmente tu aseguras los ladrillos, el terreno no se asegura”, dijo de la Garza.

De esta cuenta, aquellos departamentos dentro de edificios dañados que contaban con seguro podían recuperar el valor comercial del inmueble y evitar depender de la reconstrucción de un edificio entero y del uso del terreno.

“Y si tu departamento era de 5 millones y tu deuda eran 3.5, pues te pagan los cinco millones, pagas tu deuda y te quedas con una ganancia para comprarte algo, lo que puedas, pero ya no pierdes del siniestro”, dijo de la Garza sobre este seguro de daños.

Hasta 2018, últimos datos disponibles por la AMIS, en México 6.5% de las viviendas estaban aseguradas por iniciativa de sus dueños, en tanto que el porcentaje era de 5% para las microempresas, 15% dentro de las pequeñas y cerca de la mitad en las medianas y grandes.

Ese mismo año las primas por riesgos hidrometeorológicos sumaban 10 mil 865 millones de pesos. De la Garza explicó que las empresas representan las mayores primas (cantidad que se paga por los servicios de la aseguradora) por daños generados de fenómenos hidrometeorológicos, pero son las personas físicas quienes representan la mayor parte de unidades aseguradas.

Por otro lado, los gobiernos locales han empezado a ganar conciencia sobre los seguros, esto los ha llevado a realizar convenios con aseguradoras para poder redimir eventualidades.

“Hoy hay muchos gobiernos estatales y municipales que si pagas el predial te pagan un servicio básico de vivienda. Creo que es muy bueno… Querétaro es el municipio desde hace muchos años que exige aunque sea a una tortillería un seguro de responsabilidad civil, pero cuando explota algo, hay un seguro que responde”, expuso de la Garza, un tipo de cobertura que posiblemente se extienda cada vez más.

Escrito por

Juan García

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