Los científicos han hablado: limitar el calentamiento global podría convertirse en un objetivo inalcanzable. De acuerdo con el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la solución dependerá de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). En específico, el metano (CH4).
“Si queremos estabilizar el clima será necesario reducir de forma sustancial, rápida y sostenida las emisiones de gases de efecto invernadero […] especialmente el metano, podría ser beneficioso tanto para la salud como para el clima”, declaró Panmao Zhai, copresidente del Grupo de Trabajo I del IPCC.
El metano es un gas invernadero no tan abundante como el dióxido de carbono (CO2) pero sí más potente. Se estima que su potencial de calentamiento es tan superior que en 100 años una tonelada podría calentar al planeta 23 veces más que una tonelada de CO2.
México es uno de los pocos países con compromisos internacionales para reducir las emisiones de metano. Hasta un 45% para el 2025, firmó ante la Alianza de América del Norte para el Clima, la Energía Limpia y el Ambiente.
Pero los científicos hablaron de nuevo: el problema es que en México hay un subregistro, las emisiones de metano en el sector del petróleo y del gas duplican las registradas por el gobierno.
“Notamos que las emisiones estaban basadas en estimados muy simples, muchas veces utilizando datos de otros países. En los reportes oficiales había unos brincos muy grandes de un año a otro cambiaban la metodología de cálculo”, explicó en entrevista Daniel Zavala, científico de la organización Environmental Defense Fund (EDF) y coordinador del estudio publicado en la revista ScienceDirect.
Además de la contaminación, se está desperdiciando un gas que podría ser un valioso recurso doméstico, agregó Zavala.
Procesador de gas de Pemex en Tabasco estudiado por sus emisiones de metano. Foto: Pemex.
De Veracruz a Campeche
En México, la gran fuga reside en el sureste. Chiapas, Tabasco, Veracruz y la costa de Campeche registran altos niveles de contaminación por metano que escapa de las instalaciones de hidrocarburos. La tasa de fuga en México es de 4.7%, mucho mayor que otros países productores.
En promedio se contabilizan emisiones de 1.3 millones de toneladas al año, aunque la medición registrada por las autoridades sólo alcanza las 0.6 millones, tal como lo reportó el estudio en ScienceDirect.
Además, antes de dicho estudio, el grupo de especialistas de EDF encontró que en las instalaciones petroleras de producción y procesamiento en tierra sacan más de 10 veces la cantidad de metano reportado en los inventarios. De manera inversa, las emisiones en la costa fueron 10 veces más bajas.
“Cuando hay problemas en las mediciones es muy difícil saber cómo actuar porque no tienes ninguna línea base para saber dónde está el problema y qué tipo de soluciones necesita. Ante la falta de información nosotros decidimos realizar estos estudios científicos donde de manera directa medimos la contaminación de metano”, dijo Zavala
De acuerdo con el científico, también se detectó que las emisiones se dan por tres vías: fugas en los equipos por infraestructura, la quema incorrecta del gas y los procesos en la industria petrolera que de forma rutinaria sacan metano.
Esto resulta problemático pues el metano que se libera a la atmósfera antes es perjudicial para el medio ambiente. Es el responsable a nivel mundial del 30% del calentamiento de la tierra.
Por su parte, Petróleos Mexicanos (Pemex) reconoce y enlista la necesidad de mejoras como el reemplazo de sellos húmedos por sellos secos en compresores centrífugos para los procesos de producción o para disminuir las fugas.
Y aunque en 2020 la reducción de actividades ocasionó que la industria petrolera disminuyera en un 10% la emisión de metano, las estrategias en la última década demuestran un incremento anual constante.
“Parece que en México hay un marco para la acción, pero lo siguiente que tiene que pasar es que las emisiones se reduzcan y que no se quede en el papel, en los tratados y en los anuncios”, agregó Zavala.
Tendencias de emisiones de metano por gas y petróleo en el mundo por datos satelitales. Fuente: International Energy
Agency (IEA).
El metano como un aliado
En mayo pasado el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) también informó sobre la necesidad de reducir las emisiones de metano hasta en un 45% durante los próximos 10 años. Dichas reducciones ayudarían a cumplir el objetivo del Acuerdo de París sobre limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 grados centígrados.
“Reducir el metano es la vía más eficaz que tenemos para frenar el cambio climático durante los próximos 25 años y complementa los esfuerzos necesarios para reducir el dióxido de carbono. Los beneficios para la sociedad, las economías y el medio ambiente son numerosos y superan con creces el costo”, declaró Inger Andersen, directora ejecutiva de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
A diferencia de otros contaminantes, el metano es un gas natural considerado el combustible fósil más limpio. Un uso responsable ayudaría a cubrir las necesidades que hay en diversos sectores del país.
“La cantidad de metano que se emite en un solo complejo procesador de gas en tierra sería suficiente para satisfacer el 50% del consumo de gas residencial en México”, declaró Daniel Zavala.
Además, si las 1.3 millones de toneladas de metano que emite la industria petrolera al año se capturaran adecuadamente, la demanda de gas de Pemex se cubriría entre el 20% y 30%.
En un país como México donde el 15% de las emisiones provienen del sector de petróleo y gas, hay oportunidades de mitigación de bajo costo y fácilmente disponibles.
Pero si existen soluciones para convertir al metano en un aliado de la economía mientras se avanza en los propósitos por disminuir el calentamiento global, ¿por qué se sigue apostando por las energías fósiles?
“Hasta hace unos años nadie hablaba del metano. Si pensamos en calentamiento global, pensamos en dióxido de carbono”, respondió el científico Zavala. “Se tienen una serie de opciones tecnológicas para reducir las emisiones, se conocen, no hay que inventar nada. Y creo que mientras el gobierno mexicano no haga que esto se vuelva realidad, es importante que organizaciones y sociedad civil sean un puente de información para aterrizar soluciones”.
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