Mucho se ha hablado de los problemas que existen en la pesca y lo complejo que es regularla en el país. Algunos análisis calculan que entre el 30 y 60% del total de producción pesquera no cumple con las regulaciones existentes. Hay una saturación del esfuerzo pesquero, con afectaciones a poblaciones de peces y ya son pocas las especies comerciales que tienen potencial de soportar a un mayor número de embarcaciones pesqueras y pescadores.
El reto de lograr un buen manejo y regulación de este esfuerzo es inmenso, cuando vemos que existen muchos puntos del país, donde hay muy poca capacidad del Estado para hacer labores de inspección y vigilancia y de dar un correcto ordenamiento a esta actividad.
No obstante, similar a lo que sucede en otros temas de regulación, existen puntos más difíciles de regular que otros en la actividad pesquera. No es lo mismo hablar, por decir un símil, de una gran tienda comercial que de la tienda de la cuadra. Lo mismo en la pesca, no es lo mismo regular a las grandes embarcaciones de pesca de la flota industrial de altura del atún, sardina o camarón, que a las embarcaciones de pequeña escala o ribereñas.
Las embarcaciones de pesca de altura son mas visibles no solo por tamaño, sino porque tienen que cumplir con regulaciones que las obligan a contar con sistemas de monitoreo satelital y están limitadas a utilizar los puertos donde pueden llegar por sus dimensiones. A las de pesca ribereña no se les requiere contar con estos sistemas y tienen la facilidad de salir y llegar a tierra desde una infinidad de puntos en las costas mexicanas.
¿Qué tanto se puede abarcar si se mejora la regulación y el cumplimiento por parte de la flota de altura? La flota de altura es responsable de alrededor del 69% del volumen de las capturas pesqueras del país1 , siendo un total de 2,360 embarcaciones. En cambio, las embarcaciones ribereñas suman 76,500 y obtienen el resto de las capturas.2 Si bien es difícil saber cuántas son en realidad considerando que hay muchas embarcaciones irregulares sin registrar. Del universo total de la flota de altura, un 38% está enfocada a la pesca del camarón, 26% a escama y el resto se dividen en pulpo y túnidos entre otros3. El 47% de las embarcaciones de altura utilizan redes de arrastre. Otras artes de pesca populares en la pesca de altura son palangre (24%), alijos (20%) y jimbas (10%) 4. En este sector hay empresarios pequeños, medianos y grandes que batallan por sobrevivir. Esto hay que considerarlo a la hora de plantear regulaciones y en general en la acción del Estado encaminada a buscar que funcione mejor este sector.
Por su tamaño, su relativamente mayor facilidad de regulación y su importancia con relación al total de la producción pesquera, el sector de pesca de altura tiene mayor posibilidad de poner el ejemplo de cómo podría manejarse la pesca para hacerla más sustentable y así ayudarse así mismo a ser un sector a la vez más prospero.
Algunos pasos se han intentado en este sentido, por ejemplo, con las certificaciones del atún y la sardina por el Marine Stewardship Council, si bien objetadas también por algunas organizaciones ambientalistas. Al mismo tiempo, vemos con preocupación como cada año se repite el drama de la certificación del cumplimiento de la pesca de arrastre de camarón con las normas implementadas en Estados Unidos en cuanto al correcto uso de dispositivos excluidores de tortugas. Esto pone en peligro la entrada del principal producto pesquero de exportación para todo el sector pesquero mexicano. O la reciente información de Oceana en relación con la posible incursión y pesca ilegal de la flota de altura en varias áreas marinas protegidas del país identificadas mediante información de monitoreo satelital .
De tal forma que todavía este sector de la actividad pesquera se mueve en la disyuntiva de poder o no ser punteros y servir de ejemplo en cuanto al respeto de regulaciones y buenas prácticas pesqueras.
El sector de pesca de altura y las autoridades encargadas de regularlo tienen la capacidad y la posibilidad de lograr que esto sea así; y cada vez más, del lado de los consumidores y la sociedad, ello va a ser más demandado. Actualmente se espera que las grandes empresas asuman una mayor responsabilidad ambiental y social. Esta demanda en general para el sector privado ya ha alcanzado también a las empresas involucradas en la pesca.
A nivel internacional está la tendencia a poner sanciones para los empresas y países que no cumplan con requisitos como los impuestos a la pesquería del camarón, es de esperarse que ello aumentará en los siguientes años.
Buscar cómo cumplir con estas mayores exigencias en cuanto a reducir impactos ambientales y el respeto a regulaciones es ahora una variable fundamental para operar. Es posible que, si bien conseguir una pesca bien manejada actualmente en el país es sumamente difícil, la pesca de altura pueda dar este ejemplo de cumplimiento. Del lado del pequeño o gran empresario metido en la pesca de altura, es claro que hay los incentivos y la necesidad de hacerlo. Del lado de la sociedad y consumidores en general corresponde vigilarlo y demandarlo, para que exista un movimiento fuerte que impulse una pesca más responsable y una economía más sostenible.
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