A unas semanas de que concluya la veda de pulpo en el sureste de México, la pesca furtiva de pulpo ha alcanzado niveles alarmantes, estiman investigadoras, activistas y cooperativas de pesca y turismo de la costa yucateca. Hay incumplimiento de las medidas de regulación y falta de sanciones a quienes violan las leyes, apuntaron.
“Lo que se dice en la costa es que nunca ha habido tanta pesca ilegal como ahora”, señaló Minerva Alonso, directora de la organización Centro Desarrollo y Pesca Sustentable (Cedepesca).
Y es que, a pesar de que existe un amplio marco legal para evitar la sobreexplotación del pulpo maya y el patón (que diversos estudios y la Carta Nacional Pesquera del 2004 consideran explotados a su nivel máximo), se han detectado incumplimientos de las normas, empezando por la violación de la veda de esas especies, que inicia el 16 de diciembre y concluye el 31 de julio de cada año.
Los focos rojos de esa problemática se ubican en Celestún y Dzilam de Bravo, aunque este año también se han reportado casos en Telchac y en dos comisarías de Progreso: Chicxulub y Yucalpetén, de acuerdo con datos de la Cedepesca y de la Subdirección de Inspección y Vigilancia Pesquera Región Mar Caribe de la Secretaría de Marina (Semar).
Tanto entrevistados de la academia como del sector productivo insisten en que cada vez se respeta menos la veda y coinciden en que se debe a tres principales factores. Uno es la fuerte demanda del producto.
“Hay gente que todo el año está comprando, procesando y vendiendo el producto, normalmente para restaurantes”, apuntó la titular de la Cedepesca, quien agregó que a esto abona la “depresión" que atraviesa el sector pesquero a nivel internacional, la cual ha bajado los precios en el mercado.
Por su parte, el presidente de la Confederación Mexicana de Cooperativas Pesqueras y Acuícolas (Conmecoop), José Luis Carrillo, indicó que esta es la “cruda y resaca” de la crisis económica originada por la pandemia de Covid-19, la cual obligó a cerrar el intercambio con el principal comprador de pulpo de Yucatán: el mercado europeo.
Alonso, por su parte, apuntó que las fluctuaciones del dólar impactan en los pescadores. “Los precios internacionales están muy bajos, y en el caso de Yucatán, eso determina el precio que se le da al pescador o al pescado. Entonces ahora los pescadores están recibiendo relativamente poco por los pocos kilos que están capturando”, explicó.
La crisis pesquera ha fomentado la captura fuera de temporada. “Por ejemplo, se abre la temporada de langosta. Los buzos están nadando, pero no ven langosta y se topan con el pulpo. Entonces lo agarran para que lo vendan, porque el pescador, con la crisis económica, pues no tiene chamba”, precisó Darwin Sosa, integrante de la Cooperativa de Servicios Turísticos de Bajo Impacto “Sayachuleb”, de Dzilam de Bravo.
Por otro lado, aunque el número de autorizaciones para captura de pulpo no ha variado desde el 2014, lo cierto es que los permisionarios pueden ampliar el número de embarcaciones que tienen a su cargo y suelen contratar a personas por temporadas, lo cual ha aumentado la competencia.
Impunidad de la pesca furtiva
Otro factor que ha intervenido es la impunidad. Pese a los reportes ciudadanos y las recomendaciones por parte de organizaciones y cooperativas, no se imponen sanciones a quienes incumplen con la veda.
“Antes te agarraban con dos kilos de pulpo en temporada e ibas a la cárcel. Ahora puedes sacar lo que sea y a nadie le pasa nada”, precisó la titular de Cedepesca.
Esa organización ha constatado que integrantes de cooperativas pesqueras reportan ante la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) que hay restaurantes donde ofrecen pulpo fresco o locaciones donde almacenan el producto.
Sin embargo cuando las autoridades llegan, la mercancía ya no está o bien, la trasladan a establecimientos que no están dados de alta ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), por lo cual el personal de la Secretaría de Salud no puede ingresar sin una orden.
“Eso significa que alguien les avisa, estas personas ya saben que van a ir a verlos”, afirmó Alonso.
Este año la Subdirección de Inspección y Vigilancia Pesquera Región Mar Caribe de la Secretaría de Marina (Semar) solamente ha realizado dos aseguramientos de pulpo en la costa yucateca que suman mil 426 kilos.
Sin embargo, no hubo detenciones de personas, ya que se trató de retenciones precautorias, es decir, el personal que capturó a los cefalópodos huyó y dejó el producto abandonado.
A esta situación se suma el escaso personal de la Conapesca para hacer labores de inspección y vigilancia. Actualmente hay 8 Oficiales de pesca adscritos en Yucatán, a quienes les coadyuvan dos elementos de la Semar en Yucatán, de acuerdo con solicitudes de información obtenidas por este medio.
El número más alto de oficiales de la Conapesca en la última década estuvo adscrito a la entidad entre el 2014 y 2017 con 12 elementos.
Las faltas a la veda se evidencian cuando inicia la temporada de pesca del pulpo, porque algunas empresas tienen producto en stock desde los primeros días, incluso sin haber salido al mar, y aprovechan la apertura de la época de captura para “legalizarlo”, de acuerdo con Sosa y Alonso.
“El primer día que sale el pulpo, sus congeladores están llenos. Es para que facturen nada más. Yo siento que los puertos son casi como estaban de antes los caciques: los poderosos hacen su junta y ponen precio, porque obviamente ya traen sus productos, antes de que llegue la temporada ya traen su meta, entonces te lo pagan bien barato. Todo está monopolizado, es una mafia”, apuntó el integrante de “Sayachuleb”.
El año pasado se detectó el registro de 5 mil toneladas de producto en los primeros 15 días de la temporada de captura, pese a que el clima no permitió la salida al mar y salió muy poca pesca.
“Incluso la oficina de la Conapesca local solicitó información, pero cuando tuvimos una reunión dijo que solicitó información y no se la habían dado. Supongo que ni se la darán, porque es evidente que era puro producto de procedencia ilegal”, recalcó la titular de la Cedepesca.
Este año, la Secretaría de Marina (Semar), ha decomisado mil 426 kilos de pulpo capturado fuera de temporada. Foto: Michael Balam / Cuartoscuro.com
20% “legalmente” incumple
Hay otras situaciones por las cuales la pesquería de pulpo enciende alarmas entre especialistas. En temporada, la captura no está cumpliendo con el resto de las normas estipuladas en la Norma Oficial Mexicana (NOM) 008, establecidas para proteger a las especies y evitar su sobreexplotación, como asegurarse de que los ejemplares capturados tengan una talla mínima de 11 centímetros de longitud de manto.
Esto no solo afecta a las poblaciones de pulpos, al no permitir que lleguen a la edad de reproducción. También genera daños en el comercio del producto, pues de acuerdo con la investigadora de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES), Unidad Mérida de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Eva Coronado, los octópodos de menor tamaño no cumplen con los estándares de calidad y por lo tanto, no pueden ser empleados para exportación, su principal mercado.
“Más de 60% del producto capturado se exporta, pero estos pulpos pequeñitos no pasan la talla y las congeladores no los compran. Entonces aunque parezca beneficioso capturar muchos, simplemente ese producto no se vende y se tiene que comercializar de manera local”, detalló.
Entre 20 y 30% de los organismos capturados se encuentran por debajo de la talla mínima, es decir, al menos en dos de cada 10 casos el producto es ilegal, según estimaciones de la responsable del Laboratorio de Pesquerías del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), Silvia Salas.
Otra de las reglas ignoradas es la referente a las artes de pesca. Para la captura de pulpo, únicamente está autorizado el “gareteo”, método que consiste en instalar varas de bambú o “jimbas” a embarcaciones pequeñas, con el objetivo de colocar la carnada en ellas.
Esta técnica es avalada porque no captura a las hembras que acaban de desovar. “Las hembras no se alimentan mientras están en cuidado parental, entonces con la jimba aseguras toda la parentela”, detalló Salas.
Sin embargo, se han detectado prácticas como la pesca con gancho, con trampas o botes, como se ha reportado en las costas limítrofes con Campeche.
También se han identificado capturas mediante buceo por apnea, autónomo o semiautónomo (que requieren tanques de oxígeno). Esta técnica es considerada la más dañina por las académicas, pues han encontrado evidencias de que los buzos echan cloro para lograr que los pulpos salgan de sus guaridas.
Sobreexplotación y economía
Por otro lado, la cuota global de captura que se establece anualmente suele verse como una meta a superar por estado, cuando en realidad es un límite máximo impuesto a toda la península para evitar mermar a las poblaciones de octópodos y asegurar su reproducción.
Aunque la indicación es que cuando se alcance la cuota, se cierre la pesquería de pulpo, lo cierto es que suele continuar hasta el 16 de diciembre, cuando concluye la temporada de captura.
Si bien el pulpo maya y el patón son especies aparentemente resilientes y nobles, las investigadoras de la Unam y el Cinvestav enfatizaron que con estas acciones se está deteriorando a las especies, pues no se les está permitiendo crecer ni reproducirse.
Esto no solo generaría un grave daño ambiental, sino que también impacta negativamente en la economía de manera inmediata, pues cuando inicia la temporada de pulpo quedan muy pocos especímenes, algunos pescadores prefieren no salir al mar porque no les es redituable y los precios se abaratan en el mercado.
“Es la receta perfecta para la sobreexplotación, que la pesquería ya no tenga el rendimiento que se necesita para mantener a todo el número de pescadores que está operando. El daño socioeconómico es inmediato, sobre todo si se capturan organismos pequeños, porque son los de precio más bajo. Eso le baja el precio a todo el producto, y eso es una pérdida para todos los que están haciendo la actividad de forma adecuada, es decir, respetando la veda, las tallas y el arte de pesca. Es un problema muy grave para todas las familias que dependen de la pesca”, puntualizó Coronado.
La sobreexplotación del pulpo tendría graves consecuencias negativas tanto a nivel ambiental, como a nivel económico y social. Foto: Michael Balam / Cuartoscuro.com
¿Qué se puede hacer para combatir estas irregularidades? Todas las fuentes consultadas para realizar esta nota, incluida la Semar, estuvieron de acuerdo en que las autoridades de los tres niveles de gobierno deben coordinarse para realizar labores de inspección y vigilancia efectivas, pues actualmente no hay claridad en cuanto a las responsabilidades de cada instancia y eso genera limbos en las acciones.
También sugirieron la aplicación efectiva de sanciones a quienes incumplan con las normas. Salas recalcó que el sector pesquero está cada vez más harto y la impunidad podría desembocar en un problema social más grande.
“La gente está harta y en algún momento pueden decidir que ellos darán una sanción física a un pescador ilegal. Ya hay mucha división entre los pescadores locales y los fuereños”, sostuvo.
Se reiteró la necesidad de brindar alternativas a los pescadores para obtener un ingreso durante las épocas de veda, de modo que les resulte menos atractivo entrar al mercado ilegal. A la ciudadanía en general, se sugirió no consumir en restaurantes que ofrezcan productos en veda y preferir aquellos que manejen pesca del día.
Sosa, de la cooperativa “Sayachuleb”, recomendó a las autoridades dejar de perseguir a pescadores en el mar y concentrarse en las personas que fomentan el comercio de especies fuera de temporada.
Previo a la apertura de captura de pulpo para este 2023, la investigadora de la UNAM insistió en la necesidad de que las autoridades den puntual seguimiento a las capturas, para no rebasar la cuota establecida; revisar que todas las embarcaciones cuenten con los permisos necesarios y asegurarse de que emplean las artes autorizadas y capturan pulpos del tamaño ordenado.
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