Sin defensa del territorio no hay solución a la crisis climática: mujeres indígenas en la COP26

El ambientalismo de los pueblos originarios se llama defensa del territorio. Así lo definen María Tzuc Dzib y Erika Hernández, dos de las...
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El ambientalismo de los pueblos originarios se llama defensa del territorio. Así lo definen María Tzuc Dzib y Erika Hernández, dos de las mujeres indígenas de México que este año viajaron a la ciudad de Glasgow, Escocia, para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) en su edición 26.

“La defensa del territorio tiene una relación con nuestro cuerpo. Es la forma en la que percibimos la vida y es sumamente importante porque si cuidamos el planeta, nos estamos cuidando a todas y todos”, dijo Erika Hernández, originaria de un pueblo nahua en Cuentepec, Morelos, quien durante la entrevista se encuentra con una delegación de 17 personas indígenas en Glasgow.

El viaje a la COP26, que en un principio se difundió como una invitación, en realidad se trata de una iniciativa de Futuros Indígenas. Una red que surgió a partir de un laboratorio gestionado en junio por diferentes resistencias de pueblos originarios de México. En su trabajo, recibieron el apoyo de organizaciones ambientalistas de jóvenes como Legado Gaia (LEGAIA) y Fridays For Future que contribuyeron en su ida al otro lado del mundo para la conferencia del 31 de octubre al 12 de noviembre.

“Surgió de nosotras mismas, de la juventud, de la resistencia, de la gente de abajo”, describió María Tzuc Dzib, oriunda de la zona maya de la península de Yucatán.

Para las resistencias indígenas, el camino no sólo está en reducir el consumo de plástico o plantar más árboles, también es frenar las minas a cielo abierto que son una amenaza al ambiente y la población de estados como Morelos, Puebla o Zacatecas; parar las industrias que contaminan el agua de pueblos en Yucatán, Campeche y Quintana Roo; detener los megaproyectos, el extractivismo, así como la persecusión, el hostigamiento, las desapariciones y los asesinatos de ambientalistas por defender la tierra que habitan.

¿Qué representa estar en la COP26 como mujeres indígenas de distintas resistencias en México?

María: La importancia es traer nuestras voces. Somos 17 personas las que estamos aquí (en Glasgow). Tomamos la idea como algo importante para presentarnos porque la autogestión es en lo que creemos, tiene que ver con la autonomía, estar fuera de lo institucional.

Erika: Queremos aclarar que nuestras esperanzas no están sostenidas en la COP26. Estamos en espacios alternativos donde podemos tejer redes, construir narrativas, compartirlas y de esta forma tener incidencia. Porque tenemos la firme idea de que las cosas que se van a construir para el futuro tienen que venir desde abajo. Porque todo lo que está ocasionando el cambio climático está afectando más a las poblaciones indígenas.

Y estando en Glasgow, ¿consideran que la COP26 tiene las herramientas para entender lo que es la defensa del territorio en países como México?

Erika: Desde nuestra perspectiva no. No se están abriendo espacios para escuchar a los indígenas, y si lo hacen, no muestran realmente las narrativas que venimos a platicar, sacan cosas que a ellos les convienen. Muchas veces dicen que los pueblos indígenas no tenemos voz, pero siempre la hemos tenido, siempre hemos luchado y resistido. El problema está en los tomadores de decisiones, quienes no escuchan, no quieren la responsabilidad de decir que estos megaproyectos que están manejando como un “capitalismo verde” realmente afectan a comunidades. Eso es lo que hemos encontrado.

María: Tuvimos una experiencia dentro de la COP26 con uno de los paneles que nos dio la acreditación después de buscar por varias partes. Invitaron a una de las integrantes a presentarse y hablar sobre educación ambiental. En el panel había personas que hablaban inglés y otras que hablaban español, pero en general fue en inglés, y siento que ni siquiera estaban preparados para hacer completamente una traducción o una interpretación de los panelistas. No había una manera en la que quienes no hablamos inglés podamos entender lo que se está diciendo. Eso nos hace pensar que es un espacio en el que ni siquiera se toma en cuenta a los que estamos presentes escuchando. Esa es una gran falta, me parece una falta de respeto hacia los pueblos indígenas que estamos presentes.

¿Y cuáles son las narrativas que ustedes traen a la COP26?

María: Nuestro mensaje principal es tomar en cuenta la sabiduría de los pueblos originarios como la defensa del territorio, la sabiduría que está dentro de nuestra mente, de nuestros corazones, de nuestras acciones. Al reunirnos con jóvenes ambientalistas que tienen otra perspectiva de lo que es el cambio climático, hemos podido compartir esta relación que existe entre la crisis ambiental y la defensa del territorio. Hemos aprendido mucho de ellos y ellos de nosotras. (Los jóvenes ambientalistas) decían “voy a reciclar”, “voy a utilizar menos plásticos” o “ya no compro agua embotellada”, pero la otra parte de la sabiduría de los pueblos no estaba en su discurso. Entonces la incidencia que hemos podido tener en eso me parece que es una de las cosas más importantes que se han generado dentro de la red.

Erika: También traemos el mensaje de proteger a quienes protegen el medio ambiente como los pueblos originarios. Nuestro mensaje es que escuchen estas narrativas y esas historias. Denunciamos este derrame de sangre de los defensores de la tierra, así como sus desapariciones. Es tomarlo como foco de atención porque hay mucho trabajo que hacer en esa parte de la justicia.

En México, durante el 2020 se registraron 90 agresiones perpetradas en 65 ataques distintos contra personas defensoras del medio ambiente. Y por segundo año consecutivo, la agresión más recurrente es el homicidio con 18 asesinatos, de acuerdo con el Informe sobre la situación de las personas defensoras de los derechos humanos ambientales elaborado por CEMDA.

¿Cómo se podría trascender esta barrera para unir la defensa del territorio con la lucha por el cambio climático?

María: Todos los pueblos estamos trabajando desde lo local. Estamos trabajando con nuestras familias, estamos trabajando con nuestros vecinos, estamos trabajando con nuestra comunidad. Las luchas locales son muy importantes porque siempre se habla a nivel nacional, se habla de lo homogéneo, englobando que todas son iguales cuando en realidad no lo son. En cada región es diferente y se tienen necesidades diferentes. Así que generar algo homogéneo no es la manera, sino pensando en las resistencias locales, desde abajo, desde nosotros, podemos empezar a avanzar. Creo que actualmente no existe esa conciencia y cuando se habla de ambientalismo termina siendo un discurso de personas que quizás están más en las ciudades pensando en lo global sin que eso tenga impacto ni acción concreta en el territorio donde están viviendo. Cuando se vuelva a encontrar esa vinculación con la tierra, podremos ir más allá del discurso.

Erika: Las políticas públicas se deben hacer desde lo local. ¿Qué es lo que pasa cuando hacen estas políticas en lo global? Se beneficia a empresas, sobre todo extractivistas, que se pintan de verde pero que afectan mucho a las comunidades. Pero hago la aclaración de que la cura de la tierra no debe quedar solamente en los pueblos originarios, sino hacer un llamado a acciones urgentes porque la crisis climática nos afecta a todas y todos.

En México, ¿cómo ha sido la política ambiental desde sus resistencias durante los últimos años?

Erika: La respuesta está en el análisis que se puede hacer, cuántos defensores han desaparecido, cuántas muertes más han habido. Es como pensar y repensar qué tanto les está funcionando (la política ambiental) y qué tanto ha afectado a los pueblos originarios.

María: Y eso viene de éste y del otro (sexenio), viene de años. No es algo que se está viviendo sólo ahora, sino desde hace décadas. Esta defensa del territorio que está bañada de sangre no es sólo por el actual gobierno, son los gobiernos, es el Estado.

Durante la entrevista, se hace mención de Samir Flores Soberanes, activista opositor a la termoeléctrica de la Huexca, en el municipio de Cuautla, Morelos, quien fue asesinado afuera de su casa en 2019. Hasta el momento no hay avances en la investigación de los responsables.

Cuando regresen al término de la COP26, ¿qué sigue para Futuros Indígenas?

María: Nos hemos encontrado aquí ya con otras resistencias y lo que sigue es continuar generando redes. No sólo en México, porque tengo que mencionar que también Guatemala está presente en esta red y hay gente de Venezuela que también está resistiendo. Nuestro trabajo regresando, bueno, ni siquiera regresando porque lo estamos haciendo ya, es seguir tejiendo redes por la defensa del territorio.

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