Ecorecolectoras de Bolivia, mujeres por los derechos de las recicladoras en Cochabamba

Un grupo de recicladoras en Bolivia ha decidido organizarse para exigir derechos dentro de un sector, hasta ahora, abandonado por las autoridades.
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Foto: Ecorecolectoras

Ruth Velásquez tenía casi una década recogiendo y reciclando en los basureros de Cochabamba, Bolivia, cuando comenzó a reunirse con otras compañeras para reflexionar sobre su labor. Ellas, como miles de trabajadoras de limpia pública y reciclaje de residuos, pasan todo el año, a todas horas, trabajando sin salario, sin horarios, sin seguridad social, en una ciudad con más de 2 millones de habitantes y toneladas de basura.

Movidas por la inconformidad, el 12 de diciembre de 2012, al mediodía 12 trabajadoras presentes se conformaron en las Ecorecolectoras de Cochabamba. Un colectivo que actualmente es una organización conformada por 185 familias dedicadas al reciclaje en distintas zonas de la ciudad.

La mayoría, mujeres adultas y de la tercera edad con hasta 30 años en el trabajo de recolección y separación de residuos. A raíz de la pandemia de covid comenzaron a integrarse hombres en busca de autoempleo, muchos de ellos, padres de familia.

“Queremos seguir incluyendo a aquellas recicladoras que no pertenecen a la organización para tener más fuerza y exigir a voz unánime (nuestros derechos) porque éste es un sector muy abandonado por las autoridades, por la sociedad, prácticamente por todos”, señala Ruth Velásquez, fundadora y representante de las Ecorecolectoras.

En estos 12 años han tenido avances como la certificación en la ocupación de recolección de material aprovechable por parte del Ministerio de Educación de Bolivia, en coordinación con el Ministerio de Medio Ambiente y Agua. Al igual que el cumplimiento de la Ley 755 de Gestión Integral de Residuos para reconocerlas como recicladoras de base.

Si bien han celebrado los avances, aún hay vulnerabilidad en su labor por los riesgos sanitarios y la discriminación que enfrentan. Ésta última ha cambiado con los años recientes. “Ahora tenemos más apoyo en lo que respecta a la concientización y la separación de la basura”, dice Velásquez.

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Además de la recolección y reciclaje, las Ecorecolectoras participan en talleres, foros y programas sobre educación ambiental. Foto: Ecorecolectoras.

El día a día 

En un día cotidiano, las Ecorecolectoras siguen un sistema rotativo que varía según la zona de la ciudad en la que se encuentren y el trabajo a realizar. 

Lo primero son los puntos verdes, grandes contenedores que la alcaldía coloca en distintas partes de Cochabamba para la recolección de basura. Actualmente las trabajadoras tienen siete puntos verdes en el mapa, incluyendo los basureros soterrados, cuya estructura envía la basura a un depósito bajo tierra.

Asimismo, se trazan rutas para la recolección de puerta en puerta y las visitas a los canastillos, que es el nombre de los contenedores de basura para vecinos de condominios o de instituciones. Así como Eco Flash que consiste en un servicio a domicilio que impulsaron para que la población solicite por teléfono la recolección y el reciclaje.

“De esta manera estamos distribuidas y es rotativo para que todas podamos tener nuestra fuente de trabajo… También estamos en los puntos verdes explicándole a la población de qué manera tienen que separar la basura, cuáles son los materiales que sí sirven y cuáles son los materiales que no”, explicó Adriana Ríos, integrante de las Ecorecolectoras.  

Aunque el sistema rotativo ha hecho su rutina más eficiente, las trabajadoras apuntan que es un trabajo de 24 horas, sin días feriados, y con un pago que depende de lo obtenido por el reciclaje. 

“Muchos piensan que como recolectoras el municipio les cancela (da un pago), pero no es así. Su única fuente de ingresos es el material reciclado. Por eso queremos que más personas se sumen, que apoyen a las Ecorecolectoras y que nos respalden como asociación”, agregó Gabriela Rodríguez, coordinadora de Ecorecolectoras. 

Respecto a la seguridad social, el reconocimiento que consiguieron como recicladoras de base les da acceso al Seguro Universal de Salud (SUS) que sólo cubre un porcentaje de los servicios médicos, lo que dificulta el acceso a medicamentos y medicina de especialidad.

Por su parte, las Ecorecolectoras se capacitan constantemente en el tema de gestión de residuos. Esto ha permitido que elaboren reglamentos internos para disminuir los riesgos en su trabajo, como es el uso de ropa de bioseguridad al tratar con los residuos.

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Ruth Velásquez en charla ambiental con niños y niñas. Foto: Ecorecolectoras. 

Una red para reciclar y cuidar

Doce años después de su formación, Ruth Velásquez considera que “el logro más grande hasta ahora es el de estar firmes”, refiriéndose a la fuerza que han tomado como asociación de trabajadoras. Además de insistir en incluir a quienes se dediquen a esto, pero aún no conozcan de las Ecorecolectoras.

“Si bien estamos firmes y somos una asociación bien conformada, todavía hay personas particulares que se dedican a esto y no están integradas a nosotras, no tienen certificación o no tienen un conocimiento de cómo cuidarse para hacer este trabajo, entonces quisiéramos llegar a todas ellas”, explicó Velásquez.

Agregando que si las exigencias ante las autoridades continúan es porque “vemos las necesidades de nuestras compañeras y compañeros”.

Al hablar del futuro, Gabriela Rodríguez, como coordinadora de la organización, concluye que es importante que el reciclaje se promueva desde la educación básica.

“Que las autoridades tomen en cuenta el tema del reciclaje en las unidades educativas porque es donde los niños absorben todo el conocimiento. Vemos que si enseñamos a los niños desde ahora a reciclar, a separar, podemos mejorar bastante las condiciones del medioambiente”, apuntó Rodríguez.

 

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