AMLO presume alto al fracking, pero Pemex lo utiliza y la prohibición no está en la ley

Durante sus cinco años de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que no se permite la técnica de extracción de hidr...
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Durante sus cinco años de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que no se permite la técnica de extracción de hidrocarburos: fracking. En el quinto informe de gobierno ofrecido desde Campeche lo volvió a repetir, esta vez, como una de las medidas tomadas para el cuidado del medio ambiente.

Sin embargo, Pemex sigue utilizando esta técnica y a la fecha no se ha aprobado una ley o norma que la vete. En México se han promovido 8 iniciativas de ley por distintos grupos parlamentarios para que se prohíba esta práctica. Pero todas han sido frenadas, por lo que la medida se ha quedado en el discurso y no tiene sustento legal.

"En realidad no se trata de una prohibición en el estricto sentido de la palabra. No hay un documento, una ley o alguna publicación en el Diario Oficial. No hay escrito vinculante, en términos legales, que permita decir que efectivamente se prohibió el fracking en este sexenio", explicó Beatriz Olivera, integrante de la Alianza Mexicana contra el Fracking.

Dicha alianza es un colectivo conformado por más de 40 organizaciones civiles de especialistas y defensores ambientales que dan seguimiento al proceso de las iniciativas. Además de constatar que el fracking continúa realizándose por empresas del Estado como Petróleos Mexicanos (Pemex).

Pero, ¿qué es el fracking?, ¿cuáles son sus impactos? y ¿cómo es que sigue operando en México?

Infraestructura para el fracking. Foto: Senado de la República.

Fracking, explotación con agua

El fracking, también llamado fracturación hidráulica o hidrofracturación, es una técnica para la obtención de gas o petróleo del subsuelo mediante la ruptura de formaciones geológicas (cuerpos de rocas) subterráneas a través de la inyección de agua a alta presión.

La Alianza Mexicana contra el Fracking, así como otras organizaciones en países de América Latina, ha señalado que la fracturación de un solo pozo requiere entre 9 y 29 millones de litros de agua.

Esta extracción puede darse en yacimientos “convencionales”, que es el fracking que se desarrolla en pozos verticales; pero también en los “no convencionales”, que es cuando hidrocarburos requieren de pozos horizontales que vayan perforando por amplias extensiones de territorio.

Los yacimientos no convencionales constan de formaciones rocosas llamadas lutitas o shale donde se encuentra el gas o el petróleo. A diferencia de los convencionales, en éstos con dificultad atraviesan los líquidos.

En México el fracking tiene antecedentes desde 1996. Comenzó a usarse en estados como Veracruz, Nuevo León y Tamaulipas. En 2018, con la llegada del presidente López Obrador incluyó en el número 75 de sus 100 compromisos presidenciales que “no usaremos métodos de extracción de materias primas que afecten la naturaleza y agoten las vertientes de agua como el fracking”.

Esto llevó a que un año después el mandatario ordenara la cancelación de licitaciones para Pemex en la cuenca de Tampico - Misantla, entre los estados de Tamaulipas y Veracruz.

“Desde la Alianza Mexicana contra el Fracking vimos muy positivo que desde el inicio del sexenio el compromiso del presidente fuera que no se realizaría más esta práctica. Nos pareció incluso un logro. Pero con el transcurrir de los años vemos que (lo ocurrido en Tamaulipas) prácticamente fue de las pocas acciones que se realizaron para ello”, apunta Beatriz Olivera en entrevista con Causa Natura Media.

Sin embargo, en 2020 la Alianza informó que la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) había aprobado, bajo el argumento de una nueva estrategia exploratoria de yacimientos no convencionales, que Pemex pudiera perforar hasta 18 pozos con esta técnica en la cuenca de Tampico - Misantla. Aunque a la fecha, el gobierno federal sostiene que no se ha autorizado.

A esto se suma que, si bien no se realiza fracking en yacimientos no convencionales, sí ha seguido efectuándose en los convencionales. De acuerdo con Manuel Llano, de la organización CartoCrítica y la Alianza Mexicana contra el Fracking, se han explotado más de mil 100 pozos convencionales por primera vez durante este sexenio.

Asimismo, el grupo de expertos ha publicado que el Presupuesto de Egresos de la Federación del próximo año asigna inversión para utilizar la técnica de fracking en dos proyectos con un monto de 4 mil 63 millones de pesos, que si bien representa una reducción del 50% (en términos reales) con respecto a lo asignado en el 2023, aún respalda la práctica.

Gráfico de los tipos de yacimientos para el fracking. Fuente: Senado de la República.

Sin ley y con impactos

“En general nos hace falta una ley que sostenga el compromiso del presidente. En ese sentido también vale la pena mencionar que en esta administración se presentaron, al menos, ocho iniciativas en la Cámara de Diputados y en el Senado por diferentes partidos políticos para prohibir el fracking, lamentablemente, ninguna fue dictaminada o discutida siquiera en comisión”, explicó la integrante de la Alianza Mexicana contra el Fracking.

De acuerdo con Olivera, al acercarse a las autoridades para cuestionar el porqué las iniciativas no prosperaron, entre ellas una reforma a la Ley de Hidrocarburos, en la Cámara de Diputados respondieron que no tenía sentido una ley si ya el presidente había dicho que no se permitiría.

Sin embargo, para realmente detener el fracking, instituciones como la CNH o la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) necesitan apegarse a una ley. Y, hasta ahora, no existe un sustento legal que prohíba el fracking.

Lo que más preocupa a los activistas es que se sigan permitiendo sus impactos. Se ha documentado que el fracking puede generar contaminación de acuíferos, generación de sequías en fuentes de agua, rupturas de las capas de suelo subterráneas y problemas para actividades como la ganadería y la agricultura.

Algunos defensores de la utilización de esta técnica sostienen que este es el camino para mantener la energía y obtener más gas natural, pero quienes se oponen piden una extracción con prácticas menos invasivas y dañinas al ambiente y a quienes dependen de éste.


*Este contenido fue producido con el apoyo del Institute for War And Peace Reporting y la mentoría de Animal Político, en el marco del programa Mexican Journalism Resilency.

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