Gasoducto al Sureste: los arrecifes y la apuesta federal por los hidrocarburos

En los mares del Golfo de México, cerca de las costas de Veracruz, hay decenas de arrecifes formando una cordillera submarina que se divi...
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En los mares del Golfo de México, cerca de las costas de Veracruz, hay decenas de arrecifes formando una cordillera submarina que se divide en tres regiones. Al norte, en Tuxpan; al centro, en el puerto de Veracruz, y al sur, en Los Tuxtlas. 

Se trata de tres sistemas arrecifales que albergan cientos de especies de mangles, pastos marinos, tortugas y peces. Tan necesarios para la salud de los océanos, como para la vida en el mundo.

Esta diversidad marina recibe los daños de una zona industrial y petrolera en el norte y el sur, además de los efectos de la sobrepesca, el turismo, la agricultura y la contaminación presentes en todo el estado de Veracruz.

En medio de esta resistencia de la naturaleza ante la actividad humana, el gobierno federal tiene planeado construir un gasoducto marino de 715 kilómetros que recorrerá el litoral del Golfo de México. 

El trazo va desde Tuxpan, en el norte de la entidad, hasta Dos Bocas, un puerto en el estado vecino de Tabasco. Este proyecto es conocido como "Puerta al Sureste". 

El Sistema Arrecifal Lobos - Tuxpan, así como el Sistema Arrecifal Veracruzano, están categorizados como Áreas Naturales Protegidas. Foto: Archivo Conanp.

El objetivo de la megaobra, que a su vez se conecta con otros gasoductos construidos en años recientes, es satisfacer la creciente demanda de gas natural que hay en el país para la generación de energía eléctrica, principalmente industrial. 

Pero los detalles del gasoducto, como su ubicación y las coordenadas del trazo, son "información reservada" por motivos de “seguridad nacional”. Un argumento frecuente en los megaproyectos promovidos por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, como es el caso del Tren Maya.

La falta de transparencia y la preocupación por los sistemas de arrecifes han generado una gran incertidumbre en torno al proyecto. Mientras voces de comunidades pesqueras, especialistas y grupos ambientales resuenan con dudas y propuestas, las obras se impulsan en el silencio. 

Los sistemas arrecifales pueden ser hábitat para cientos de especies marinas. Foto: Archivo Conanp.

Construir en el mar

El gasoducto Puerta al Sureste es un proyecto público - privado. Se desarrolla entre la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la empresa Transportadora de Gas Natural de la Huasteca, filial de TC Energía (anteriormente llamada TransCanada, misma que ha sido responsable de otros sistemas de gasoductos los últimos años). 

Para Puerta al Sureste se invertirán 4 mil 500 millones de dólares. Con miras a que el proyecto inicie actividades en 2025 y tenga una vida promedio de 30 años, de acuerdo con TC Energía. 

El sistema comenzará en tierra, en la estación compresora de Tuxpan. Continuará por el agua hasta hacer una parada en Coatzacoalcos, al sur de Veracruz, para volver a sumergirse y llegar a Dos Bocas, Tabasco. Aquí es donde se encuentra otro de los proyectos estrella de la actual administración federal: la Refinería Olmeca.

"Este proyecto se desarrollará con todo el cuidado y respeto con relación al medio ambiente, evitando áreas ecológicamente sensibles y tomando las medidas necesarias para prevenir daños a los ecosistemas", señala TC Energía en su sitio web

En la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), que es parte de los estudios técnicos para evaluar las repercusiones en el medio ambiente, se encuentra disponible para consulta, pero está dividida en dos (folios 30VE2022G0060 y 30VE2022G0072) y hay información censurada, principalmente imágenes, respecto a temas como el trazo del gasoducto.

Esto porque se le considera “información reservada” ya que compromete "la seguridad nacional, la seguridad pública o la defensa nacional", según el artículo 113 fracción I de la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública (LGTAIP), citado en la MIA.

"Esto ocasiona que no tengamos certeza de por dónde pasará el gasoducto y cuáles podrían ser los impactos asociados”, señaló Yoatzin Popoca, abogada en el Centro Mexicano Derecho Ambiental (CEMDA).

El CEMDA ha alertado que las imprecisiones en la MIA podrían afectar el Corredor Arrecifal del Suroeste del Golfo de México (CASGM), que se conforma por el Área de Protección Sistema Arrecifal Lobos - Tuxpan, en la región norte del estado, y el Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano, en el puerto de Veracruz, así como por el Sistema Arrecifal Los Tuxtlas al sur.

En una revisión de las MIA realizada por Periodismo CN, se encontró que la distancia a la que estará el proyecto del Sistema Arrecifal Lobos - Tuxpan es de 550 metros (cinco cuadras y media). 

Por otro lado, habrá 3 kilómetros de por medio con el Sistema Arrecifal Veracruzano y casi 10 kilómetros con Los Tuxtlas. 

En febrero del año pasado, unas obras para la ampliación del puerto de Veracruz quedaron suspendidas por determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al otorgar un amparo a dos ciudadanas. Como parte del impacto a arrecifes, medios locales informaron que para ese proyecto el arrecife coralino más cercano a las obras se encontraba a 940 metros.

Muestra de la ilustración con la ubicación del proyecto en la Manifestación de Impacto Ambiental.

En agosto el CEMDA, junto con otras organizaciones civiles, exigió a la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), encargada de revisar las obras, desechar los proyectos “Gasoducto Extensión Sureste Etapa I” y “Gasoducto Extensión Sureste Etapa II”.

Uno de los señalamientos era que se presentaron dos MIA. La parte uno para las obras en tierra y la parte dos para el mar.

De acuerdo con la organización, fragmentar los estudios ambientales de un proyecto impide a la autoridad llevar a cabo un análisis más completo y evaluar los impactos acumulativos. 

“No vamos a poder entender las implicaciones de este gasoducto en los sistemas de arrecifes si no tenemos una evaluación de impacto ambiental seria, si no pasamos por un proceso robusto, sobre todo a la luz de esta transición energética que debería ser justa”, señaló la abogada Popoca.

La empresa encargada de elaborar la MIA del proyecto es QV Gestión Ambiental. Una consultora con domicilio en la Ciudad de México, de la cual no existe registro o antecedente más allá de un sitio en LinkedIn y una página web en blanco. 

En las Manifestaciones de Impacto Ambiental la consultora expone que el gasoducto no representará un riesgo severo para los arrecifes ni para el ecosistema, tanto terrestre como marino. Esto tomando como referencia algunas leyes ambientales citadas en el estudio como la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA).

La consultora fue contactada para aclarar precisiones de las MIA e incluirlas en este reportaje, pero respondieron que están imposibilitados en brindar información por “acuerdos de confidencialidad”.

Vista de la Isla Lobos en Tuxpan. Foto: Archivo Conanp.

La ciencia y los pescadores 

A diferencia de otros lugares de México, en Veracruz la salud de los arrecifes se mantiene sobre el promedio. “Tenemos los mismos problemas que todos los arrecifes en el mundo”, es como lo resume Francisco Javier Martos, profesor y biólogo del Laboratorio de Arrecifes Coralinos de la Universidad Veracruzana (UV) en el campus Tuxpan. 

Lo particular de Tuxpan es que se trata de una zona industrial. Aquí se encuentra la central termoeléctrica Adolfo López Mateos de la CFE y la terminal marítima de Petróleos Mexicanos (Pemex). 

Décadas de producción han permitido documentar cómo el descargue de aguas con contaminantes como metales pesados llegan al río Tuxpan, la laguna de Tampamachoco y la desembocadura al mar que conecta con la Isla Lobos donde están los arrecifes, afectando además a pescadores y especies marinas. 

“La actividad humana que no se realiza en el sitio, curiosamente, es la que más afecta a la zona arrecifal en el caso de Tuxpan, similar al resto de Veracruz”, explicó Martos.

De acuerdo con el biólogo, las amenazas que lidian los arrecifes de coral pueden ser crónicas o temporales y extensivas o puntuales. Los contaminantes frecuentes que llegan hasta el mar podrían considerarse un problema crónico y extensivo. En cambio, el impacto de algún barco en el arrecife es un tema temporal y puntual.

Podría suponerse que si la propuesta es construir el gasoducto a 550 metros del Sistema Arrecifal Lobos - Tuxpan, los daños se interpretarán como los ocasionados por las industrias: crónicos y extensivos. Pero para el biólogo de la UV, el factor más determinante de este megaproyecto en puerta es que se realice bajo la ley.

“Hay muchas estrategias de control ambiental para proyectos, pero eso no garantiza que el promovente lo haga. Es por esto que las dependencias de gobierno están obligadas a supervisar los trabajos que realizan los promoventes", señaló.

Mapeo de los gasoductos de TC Energía. En rojo, el gasoducto Puerta al Sureste. Fuente: TC Energía.

Aún con su extensión, el proyecto Puerta al Sureste es parte de una red de gasoductos más grande. Se encuentra en Tuxpan con el ducto que viene desde el Sureste de Texas; allí mismo llega el que conecta con Tula. Mientras que en Coatzacoalcos tiene una conexión con el gasoducto transístmico que baja por Oaxaca. 

Los pescadores de Tamiahua, un municipio al norte de Tuxpan, donde ya está instalado el Gasoducto Sureste de Texas, mencionan que el problema de las bajas capturas de su pesquería se juntó con la falta de información sobre la obra.

"Nosotros luchábamos, gritábamos y quizás nos peleábamos con las autoridades federales porque no nos daban información al sector pesquero anticipadamente o de un estudio ambiental para ver si había un impacto hacia el futuro”, explicó Luis Puga, pescador de la laguna de Tamiahua.

Puga recuerda que cuando se hicieron las pruebas, hubo algunas explosiones que hacían eco y ahuyentaban a las especies marinas. La respuesta del gobierno federal fue una compensación económica para los pescadores. 

“Preguntamos más y se nos decía que era un tema de seguridad nacional”, apuntó el pescador, quien insiste que una evaluación ambiental podría ayudarles a entender mejor los cambios en su actividad pesquera y las repercusiones a futuro.

Construcción del gasoducto Texas - Tuxpan. Foto: Secretaría de Energía.

Gasoductos en la crisis

La construcción de gasoductos durante la actual administración parece ser la respuesta a un país como México. Uno de los principales importadores de gas natural, principalmente de Estados Unidos. 

Desde inicios del 2000, la demanda del gas natural en el país se ha incrementado, pero fue en 2014 con la reforma energética del entonces presidente Enrique Peña Nieto que se aceleró. 

De acuerdo con cifras de años recientes, la participación de gas natural en la canasta energética supera el 48% y sigue en ascenso y su consumo se ha incrementado un 32% desde 2010.

Sin embargo, para especialistas el seguir invirtiendo en el sector de los combustibles como el gas natural, importados en casi su totalidad por Estados Unidos, va contra el discurso de soberanía energética que se ha promovido en los últimos años. Además de los acuerdos internacionales en los que México se ha comprometido a combatir la crisis climática.

“Este tipo de proyectos ya no son factibles. Creo que ya estamos bastante lejos del punto de regreso en el que todavía podíamos decir que los ecosistemas resisten. Ya pasamos eso porque ya estamos hablando que no es solo la afectación al agua o a los arrecifes, es el impacto que también tienen en las comunidades de personas que dependen de estos ecosistemas”, señaló Yoatzin Popoca, abogada del CEMDA.

Para Pablo Ramírez, especialista en energía y cambio climático de Greenpeace, apostar por los hidrocarburos tampoco es sustentable ya que también están agotándose.

“Si tú preguntas si existe un modelo que pueda sustituir al gas natural para que siga creciendo la producción industrial, la respuesta es no. Vivimos en una era en la que el pico de la producción petrolera y de las reservas de hidrocarburos ya pasó. Estamos jugando en el tiempo extra de la era fósil”, apuntó. 

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“Es importante hacerse las preguntas de a quién beneficia este sector y hacia quién va enfocada la energía. De todo este gas, la mitad va a generación de electricidad, pero más del 60% del consumo de esa electricidad va hacia la industria. Entonces, ¿a quién beneficia realmente ese gas?”, cuestionó Ramírez.

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Nota agregada: Tras la publicación de este reportaje la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), que es el organismo técnico descentralizado de la Semarnat encargado de supervisar la seguridad industrial y la protección ambiental, respondió vía transparencia que no cuenta con las coordenadas del trazo del gasoducto Puerta al Sureste.

El motivo de la inexistencia de la información, de acuerdo con el organismo, está en el artículo 29 del Reglamento Interior de la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos, donde se enlistan las facultades de la Dirección General de Gestión de Procesos Industriales y no se incluye explícitamente lo vinculado a conocer la ubicación.

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