La mañana del 20 de junio no hubo aviso. En otras manifestaciones se habría acercado algún comandante de la policía para dar una advertencia de desalojo. Cinco o diez minutos para reunirse y terminar el bloqueo de la carretera. Pero aquel jueves en Totalco, Veracruz, llegaron golpes, y los golpes se convirtieron en balas.
Las autoridades de Veracruz lo calificaron como una riña en la que murieron dos personas. Los manifestantes que estuvieron allí lo nombran la represión en la que asesinaron a los hermanos Jorge y Alberto Cortina Vázquez. La protesta fue contra Granjas Carroll, instalada en la carretera Perote - Veracruz, a la que campesinos agricultores exigen que frene el acaparamiento y la contaminación del agua.
Como riña o represión, la noticia llegó hasta medios internacionales y los ojos de las autoridades y la ciudadanía se dirigieron a la cuenca Libres - Oriental como no lo habían hecho en una década.
El pasado 15 de julio, la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz informó sobre la detención de cinco policías de la Fuerza Civil. Incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció un día después, en una conferencia matutina, que hubo represión por parte del Estado y prometió una investigación sin impunidad.
Pero con las muertes, se perdió cualquier posibilidad de negociar. Así lo expresan los campesinos agricultores que forman el Movimiento de la Defensa del Agua de la Cuenca Libres - Oriental a un mes de la manifestación. Las peticiones son concisas: que se vayan las industrias; que se atienda la contaminación, y que cese el uso de cañones antigranizo por parte de las empresas y grandes rancherías que inhiben las lluvias.
“Nuestras demandas llevan años y la única respuesta que nos dieron fueron balas”, dijo Renato Romero, uno de los líderes del movimiento, a quien policías de la Fuerza Civil intentaron detener arbitrariamente en dos ocasiones aquella mañana del 20 de junio.
Respecto al homicidio de los hermanos Cortina, los campesinos del movimiento esperan llevar el caso a organismos internacionales.
“No tenemos nada más que dialogar”, afirma Romero.
Dos meses antes de que se diera la manifestación contra Granjas Carroll, el colectivo Manos Unidas por una Cuenca Libre, conformado por personas campesinas y organizaciones de la región, publicó una investigación en la que documentaron las amenazas que vive la Cuenca Río Libres - Oriental a consecuencia de la actividad de las industrias y otros proyectos extractivos como la minería.
Empresas como Grupo Cervecería Moctezuma, Heineken, Iberdrola, Audi y Granjas Carroll son algunas de las mapeadas en la investigación del colectivo.
Esta no es la primera vez que son señaladas. En 2020 Granjas Carroll afirmó a medios locales que no son responsables de la sequía, que cuentan con lagunas de oxidación para el tratamiento de aguas sucias y que no utilizan cañones antigranizo pues no es una herramienta vinculada a sus labores. Mientras que Audi ha negado el uso de cañones que detienen lluvias y propician la sequía. El resto de las empresas no han realizado pronunciamientos públicos referentes a los señalamientos de las comunidades campesinas en los años recientes.
Causa Natura Media contactó a las mencionadas en este reportaje, pero al cierre de edición sólo respondieron Granjas Carroll e Iberdrola. La primera señaló que “no hay ninguna postura de la empresa” respecto a las manifestaciones y señalamientos de este año.
Mientras que la segunda compartió un comunicado publicado en marzo pasado en el que explica que son “conscientes de la huella hídrica” que genera el agua consumida, y afirma que sus parques están conectados al drenaje público local y que se abastecen de pipas con permisos vigentes sin especificar el origen de éstas, diariamente utilizan 226 litros por parque. En promedio, una persona utiliza 100 litros para sus necesidades básicas, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
Un infierno ambiental
El pasado 31 de julio los campesinos del Movimiento de la Defensa del Agua de la Cuenca Libres - Oriental volvieron a manifestarse frente a Granjas Carroll.
“Exigimos la restauración de la Cuenca Libres - Oriental y las demás cuencas afectadas por la contaminación y el envenenamiento causados por las empresas e industrias bajo la mirada cómplice de las autoridades y el Estado. Esa restauración es vital para la salud de nuestros mares, costas, ríos, sierras y toda la biodiversidad”, se leyó en la lista de peticiones.
Una cuenca es un territorio que imita la forma de una jícara, un molcajete, una cavidad. La lluvia que cae en estas regiones fluye hacia una corriente principal y tienen salida a un río o un mar. Aunque también existen las cuencas endorreicas cuya salida no es superficial y en consecuencia se filtra por el suelo. En estos casos su riqueza hidrológica es subterránea, está en los acuíferos.
Libres - Oriental es una cuenca endorreica que, entre Puebla, Tlaxcala y Veracruz, abarca más de 20 municipios. En su interior se ubican los axalapascos (cráteres-lagos) como las lagunas de Aljojuca, Atexcac, Alchichica, Tecuitlapa y La Preciosa, así como los lagos Totolcingo y el Salado. La cuenca se forma entre algunas de las montañas más grandes de México como el Pico de Orizaba, el Cofre de Perote y la Malinche.
La región no sólo es importante a nivel hídrico, sino también en su producción agropecuaria. De sus sembradíos se obtiene maíz, cebada, avena, maguey, nopal y plantas medicinales. Todas favorecidas por el clima y las temporadas de lluvia de abril a octubre. Aunque esto ha cambiado con el tiempo.
“En los últimos cuatro años la sequía aumentó y ha disminuido drásticamente la producción de alimentos en una cuenca que históricamente se conocía como el granero del estado (en Puebla)”, explicó Anabel Guerrero, integrante del colectivo Manos Unidas.
Anabel y sus compañeros se dedican a investigar y difundir qué ocurre en la cuenca Libres - Oriental, desde la sequía hasta la tala de las zonas boscosas. “El colectivo surgió de la necesidad de tener información confiable a la que las campesinas y los campesinos pudieran acceder”, describió Guerrero.
Los problemas de la actividad agrícola se han visto opacados por la expansión industrial que se promociona como desarrollo, pero impacta en la vida cotidiana. Lo que antes era sólo el color de los sembradíos, la lluvia llenando las lagunas y las corrientes de aire fresco, hoy son las comunidades sin agua que huelen a criaderos de cerdos día y noche; los campos con hectáreas llenas de paneles solares que desplazan a los animales y las plantas endémicas, y las descargas de químicos en los cuerpos de agua.
En febrero de 2021, el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) presentó en el webinario “Las Regiones de Emergencia Ambiental: definición y localización en México” un mapeo de las zonas más afectadas por la actividad industrial en el país. Las llamaron infiernos ambientales.
“Los infiernos ambientales son regiones de riesgo ambiental. Un resultado del sistema neoliberal; de la gestión y organización industrial totalmente desordenada, y de una falta de cuidado y atención al derecho a un medio ambiente y agua saludables”, explicó durante la presentación María Elena Álvarez-Buylla Roces, directora general del Conahcyt.
Entre los infiernos ambientales se incluyó la cuenca Libres - Oriental, principalmente, en la zona de Puebla. En el listado también están otras cuencas como Alto Balsas, en Tlaxcala; Independencia, en Guanajuato; Alto Río Santiago, en Jalisco; río Tula y Valle del Mezquital, en Hidalgo y Estado de México; Río Coatzacoalcos, en Veracruz, y Alto Lerma y Región de Texcoco, en el Estado de México.
“Muchos de estos sitios de emergencia ambiental tienen que ver con una contaminación inaceptable de cuerpos de agua, de los cuales dependen la vida y salud de las comunidades que llevan años luchando”, puntualizó Álvarez-Buylla.
En la investigación publicada este año por el colectivo Manos Unidas también se expone la contaminación al acuífero Libres - Oriental mediante una recopilación de datos oficiales sobre la calidad del agua.
El colectivo encontró que entre 2012 y 2020 sólo se monitoreó la calidad del agua superficial de tres sitios en la cuenca: la laguna Santiago Ovando, en Nopalucan, Puebla, y las aguas arriba y abajo del municipio Rafael Lara Grajales donde se ubica la cervecería Cuauhtémoc Moctezuma. De acuerdo con los resultados, ninguno de estos cumplió los Indicadores de Calidad del Agua Superficial que evalúa la presencia de coliformes fecales y toxicidad, entre otros.
Respecto a las plantas porcícolas de Granjas Carroll o Agroindustrias Unidas de México, Manos Unidas pidió vía solicitudes de información a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) las inspecciones o estudios realizados. La respuesta fue que no existe registro de los mismos.
“La respuesta anterior puede significar dos cuestiones: uno, que efectivamente no se han realizado visitas de inspección en las lagunas de oxidación de Granjas Carroll, o bien, dos, que dichas dependencias gubernamentales evitan difundir dichas evaluaciones. Ambos casos son preocupantes, más al considerar el impacto ecológico de los desechos de las megagranjas”, señalaron en la investigación.
Derecho a la lluvia
En septiembre de 2016, la empresa multinacional alemana Audi llegó al municipio de San José Chiapa, en Puebla, como la primera armadora de autos premium en México. Durante ocho años, en un paisaje de sembradíos y pequeñas comunidades se han enfilado los coches más exclusivos.
Sin embargo, desde el inicio de sus operaciones, la empresa ha sido señalada por campesinos que denuncian el uso de cañones antigranizo para evitar que las lluvias dañen los vehículos. Incluso en 2018 escaló a medios internacionales cuando el New York Times publicó un reportaje que recopiló demandas de agricultores contra Audi y Volkswagen en Puebla.
Las respuestas de ambas empresas fueron negativas. Audi ha declarado que no utilizan ningún tipo de cañón y que la única tecnología con la que cuentan son mallas antigranizo que funcionan como techados para proteger a los autos. Pero desde los movimientos de campesinos y el colectivo Manos Unidas las denuncias se acumulan contra las empresas y los terratenientes de la región.
“A nadie le parece grave que además de que tienen acaparada el agua del subsuelo, nos han quitado el agua de lluvia, nos han quitado el agua del cielo, llevan años inhibiendo las nubes con sus tecnologías. Eso es más grave”, señaló Renato Romero, uno de los líderes del Movimiento de la Defensa del Agua de la Cuenca Libres - Oriental.
Agricultores de San José Chiapa afirman que han visto el uso de estos cañones y que en temporada de lluvias son cada vez más comunes los días en los que el cielo se oscurece y se llena de nubes, pero tras el sonido de unas detonaciones, se despeja por completo.
El uso de cañones antigranizo también se denuncia por agricultores en otros estados como Michoacán y San Luis Potosí. Sin embargo, aún no existe el respaldo científico suficiente para asegurar que estas tecnologías puedan detener las grandes precipitaciones. Aunque tampoco se ha desmentido su utilidad en las regiones agrícolas.
El acceso limitado al agua que viven las comunidades de la cuenca Libres-Oriental también es atravesado por las denuncias de una distribución inequitativa.
“Las empresas siempre han podido conseguir pozos para tomar el agua que se necesita ilimitadamente día y noche. Los terratenientes igual, vemos que hace 30 años no tenían cultivos, sembraban sólo cebada, pero hoy todos los ranchos tienen pozos y sistemas de riego”, explicó Romero.
Mientras las industrias mantienen el abastecimiento, según cuentan los campesinos, a ellos el agua les llega una vez por semana. Lo que impacta en el acceso para consumo, en la disponibilidad para el riego de sus tierras y en la mitigación de los incendios que se dan en las comunidades.
“Hay municipios donde el agua es vía subterránea y no hay permisos para concesiones de pozos de públicos, pero sí se han dado permisos por parte de Conagua para concesiones de uso industrial y agrícola porque quienes pueden pagar esos permisos no son campesinos y gente de a pie”, dijo Anabel Guerrero, del colectivo Manos Unidas.
Uno de los principales motivos de la manifestación en Granjas Carroll el pasado 20 de junio fueron los permisos de agua. Actualmente existe una petición a Conagua para auditar los pozos en la cuenca Libres - Oriental, pero los campesinos aún no tienen una respuesta oficial.
Lo que queda
A más de un mes del asesinato de los hermanos Cortina, en Totalco, lo que queda es la decepción y la rabia. Las autoridades de Veracruz tienen a policías detenidos y las comisiones de derechos humanos han buscado a los colectivos para respaldar su lucha, pero ninguna medida remedia la pérdida de los hermanos Cortina.
“Hemos estado haciendo denuncias históricamente y sacamos una investigación que tampoco tuvo el impacto que deseábamos en un primer momento hasta que hay muertos. Eso nos dejó con muchísima frustración porque todos los ojos voltearon, incluso de las organizaciones hermanas que han trabajado en la defensa, hasta que hay personas asesinadas por parte del Estado”, dice Anabel Guerrero.
Es por esto que las comunidades se niegan a cualquier tipo de negociación. Las únicas peticiones restantes se reducen a que se vayan las industrias de la cuenca Libres - Oriental y que se investigue el asesinato de los hermanos Cortina. Aunque existe el temor y la inseguridad de alguna otra represión o amedrentamiento.
Durante la entrevista para este reportaje, Renato Romero dijo que hace responsable a los gobiernos de Veracruz y Puebla, al gobierno federal, la empresa Granjas Carroll y los terratenientes de la región “de cualquier atentado en contra de mi persona, de mi familia y de cualquiera de mis compañeros del movimiento”.
Más allá de las investigaciones, el colectivo Manos Unidos aún ve posible que se enfoquen los esfuerzos en rescatar lo que aún tiene vida como la laguna de Alchichica que alberga a especies endémicas, entre las que destaca el ajolote y el charal de Alchichica, ambas sujetas a protección especial y amenazada, respectivamente.
“La reparación es difícil. (Las industrias) siempre nos prometen construcción de carreteras, mejoramiento de las escuelas, pero eso al final no mejora nada ni revierte el daño ambiental que están haciendo”, concluyó Guerrero.
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