Pescadores del Noroeste se enfrentan a ciegas al fenómeno del Niño y al cambio climático

Las mujeres pescadoras en la Bahía de Altata en Sinaloa, al noroeste de México, llevan varios años capacitándose para alcanzar la resilie...
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Las mujeres pescadoras en la Bahía de Altata en Sinaloa, al noroeste de México, llevan varios años capacitándose para alcanzar la resiliencia climática. Este año se están enfrentando a los percances del fenómeno de El Niño, un patrón climático natural de intensidad variable que se presenta entre cada dos o siete años y genera anomalías en la temperatura, el aire, las precipitaciones y el suelo.

El efecto más significativo de El Niño para la pesca es el aumento de las temperaturas superficiales del mar que provoca que las aguas del Pacífico oriental puedan estar hasta 4 grados Celsius más cálidas de lo normal.

Sin embargo Yanett Castro, presidenta de tres cooperativas en la región señaló que actualmente hay resistencia por parte del sector pesquero a capacitarse en el tema y que, quienes ya tienen experiencia, están batallando para acceder a recursos para operar el monitoreo que les ayude a diagnosticar el daño que tienen estos fenómenos en sus recursos pesqueros.

Esto sucedió por ejemplo en el proyecto Trazando el Rumbo de la Pesca, donde se realizaban labores de monitoreo, pero al no tener más recursos tuvieron que suspenderlo.

“Ver toda esta información de nuestros compañeros que es tan valiosa y, sin embargo, dicen ‘se acabó el recurso de la organización y no tengo para sostenerlo’, a pesar de que sé que es buenísimo seguir generando datos y pues no hay ese tipo de seguimiento y acabamos amarrados de las manos aunque quisiéramos hacer algo”, señaló.

Sin estos datos indicó que es más complicado involucrar a pescadores que aún están negados a las afectaciones que les generan los fenómenos climáticos por falta de evidencia.

Las mujeres pescadoras han sido más receptivas a estos temas y se han capacitado con la organización Environmental Defense Fund (EDF) y el Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura (Inapesca), e incluso han hecho monitoreo para tener un diagnóstico sobre las afectaciones a causa de estos fenómenos.

“El capacitarse, atender esas alianzas, estar preparados y ser resiliente para estas afectaciones, es buscar la diversificación de nuestras actividades sin dejar de lado la cultura que tenemos de la pesca, pero para eso se requiere tener esa capacidad de adaptación y conocimiento a la que no está teniendo acceso el pescador”, agregó.

Sin embargo, una vez que tienen ese conocimiento les ha resultado difícil llevarlo a la acción por la falta de proyectos, políticas públicas con presupuesto que las respalden y ha generado una especie de dependencia de los recursos que otorgan las organizaciones de la sociedad civil que son quienes están interesadas en impulsar estos temas.

“Podemos ser un sector involucrado, participativo y con muchas habilidades pero qué hago con eso si no hay proyectos que lo respalden [...] Es como destaparle los ojos a un niño de algo que no puede alcanzar y es algo muy frustrante. A mí me frustra mucho el no poder seguir haciendo esto aunque sepa yo que estamos haciendo algo bien y que tiene que depender de alguna ONG”, señaló.

Por esto, Yanett consideró que se debería cambiar el enfoque y dejar de dar apoyo para seguir pescando, sino preocuparse por seguir teniendo qué pescar, que es el mayor problema del sector pesquero y cerrar el círculo de las capacitaciones con más proyectos y recursos destinados a monitoreo e investigación.

“Que se nos dé el voto de confianza y que podamos acceder a esos recursos, que permita capacitarse, desarrollar esas habilidades y luego ponerlas en práctica, porque eso es lo que va a dar resultado”, dijo.

Efectos de los fenómenos climáticos en la pesca

En la Bahía de Altata ya se aprecian como algunos efectos del cambio climático se han exacerbado con la llegada del oscilamiento del fenómeno de El Niño como el blanqueamiento de corales y el aumento de las temperaturas superficiales del mar que desplazan a las especies, aumentan la mortandad y/o aceleran la maduración temprana de las mismas.

Esto ha ocasionado una baja captura en la pesca o un desplazamiento mayor por parte de los pescadores, lo que implica una inversión mayor de tiempo y dinero que antes, de acuerdo con Rafael Ortiz Rodríguez, director general de Environmental Defense Fund (EDF) México, y añadió que estos efectos ponen en riesgo no sólo a las comunidades costeras y pesqueras de México, sino a todos porque se trata de un tema de seguridad alimentaria.

El fenómeno del Niño es errático y puede presentarse cada dos o siete años. De acuerdo con Ortiz, la última vez que se presentó el fenómeno fue en 2015 y generó gran afectación en las costas de México, principalmente en las comunidades que dependen del recurso de la escama.

“Fue un Niño moderadamente fuerte y ocasionó de dos a tres años de afectaciones al sector pesquero. Es decir, lo que en condiciones normales se captura en términos de cantidad y volúmen, como en composición de especies… Eso duró de dos a tres años”, señaló.

Señala que este 2023 El Niño será más fuerte que en 2015 y para México se presentará con más intensidad en invierno provocando un invierno frío y lluvioso en el noroeste y sequías en el sur, mientras que los efectos en la pesca se empezarán a sentir a finales de este año.

De acuerdo con la actualización de agosto del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño, creado por la Asamblea de las Naciones Unidas, en general se pronostican altas temperaturas superficiales en el mar de hasta 2°C, precipitaciones por encima de lo normal en unas regiones y en otras por debajo de lo normal, temperaturas del aire más altas y un nivel del mar más alto, y que pudiera extenderse hasta el primer trimestre de 2024.

Para hacerle frente al cambio climático hay que mitigarlo, pero más urgentemente adaptarse, debido a que ya están presentes los efectos, señala Ortiz.

“Tenemos que prepararnos bien. Necesitamos mejor información, políticas públicas que actúen rápidamente, toma de decisiones que puedan actuar rápidamente con esta información y necesitamos maximizar la captura en estos tiempos porque los números pueden variar”.

EDF generó el documento Cambio Climático en México, donde proponen algunas políticas públicas para la adaptación y resiliencia del sector pesquero ante los efectos, que aplican también para el fenómeno de El Niño.

Algunas son “mejor coordinación entre las agencias para que haya una mejor predicción acerca de lo que va a pasar, mejor ciencia, un atlas de riesgo, una agenda de política pública enfocada en las diferentes regiones de México y en cómo prepararlas para estos cambios, porque lo que ocasiona El Niño y el cambio climático es incertidumbre y en un sector productivo lo que necesitas es la mayor certidumbre posible y ésta se obtiene a través de tener los mejores datos posibles”, señaló Ortiz.

Un eje principal para la resiliencia es que desarrollen una arquitectura de fondos que le permita costear prioridades inmediatas y fondos para prioridades de mediano y largo plazo, entre ellos los fenómenos climáticos.

Esa resiliencia, para Yanett, ayudará a que en el futuro las generaciones puedan tener acceso a recursos pesqueros en abundancia y tener la opción de decidir si dedicarse a la pesca o no como ella lo tuvo.

Y lo expresó de la siguiente manera: “Nuestros hijos merecen la oportunidad que tuvimos nosotros por lo menos de decidir si quieren vivir de la pesca o si quieren sumarse de otra manera pero tener esa oportunidad de decisión y que los obligue a no vivir de la pesca porque no tiene esa esa opción de aprovechar de manera sostenible el recurso”.


Escrito por

Daniela Reyes

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