Preocupa riesgo de inundaciones en escuelas y municipios cercanos a río Tula por obras de Conagua

Con el comienzo de obras de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en el río Tula, vecinos y ambientalistas de Hidalgo manifestaron preo...
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Con el comienzo de obras de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en el río Tula, vecinos y ambientalistas de Hidalgo manifestaron preocupación porque las consecuencias de la ampliación del cauce afecten a 17 escuelas primarias y preparatorias que se encuentran en la ribera, así como los municipios aledaños a la presa Endhó como Tepetitlán y Tlahuelilpan.

Contrario a lo esperado por las autoridades, el Plan Hídrico de Conagua ha sido rechazado por habitantes, entre ellos los damnificados de las inundaciones de septiembre pasado, quienes argumentan que la solución es limitada, sólo enfocándose en aumentar la capacidad del río para recibir las aguas residuales y pluviales del Valle de México.

“No pueden pretender mover 17 escuelas, pero tampoco pueden dejarlas ahí. Al ampliar el río podrán enviarnos todas sus aguas residuales y los niños, que son una población de alta vulnerabilidad, estarían en un riesgo permanente como lo estuvieron los pacientes hospitalizados en el IMSS (durante las inundaciones de septiembre)”, declaró Angélica Arellano, integrante de la Red de Conciencia Ambiental Queremos Vivir.

Arellano señaló como incongruente que se haya trasladado el hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Tula, donde fallecieron 14 pacientes internados por covid-19 tras el desbodamiento del río, pero que no se tomen medidas por las 17 escuelas a lo largo de 19 kilómetros en la ribera.

De acuerdo con información que ha presentado la Conagua en reuniones con ambientalistas y vecinos, el Plan Hídrico de Tula se divide en cuatro acciones: el desazolve, que consiste en la limpieza de drenajes; la elaboración de un protocolo para temporada de lluvias; la creación de una red de estaciones de medición automática en la cuenca; y la rectificación del cauce y su revestimiento de concreto.

Ante los planteamientos de un riesgo, Dean Chahim, doctor en Arquitectura y Urbanismo por parte de la Universidad de Princeton, indicó que no se puede asegurar una inundación como la de 2021, pero las obras de ampliación sólo garantizan seguridad a corto plazo, por lo que hay riesgos latentes.

“Un riesgo es que se fracture el bordo y sabemos que no hay ningún bordo que se haya construido que sea imposible de fracturarse, principalmente por motivos como mala construcción o mantenimiento”, dijo en entrevista con Periodismo Causa Natura.

Además, las obras de Conagua no consideran a los municipios cercanos a la prensa Endhó, que es la represa encargada de recibir las aguas provenientes del sistema de drenaje del Valle de México.

“Cada vez que expandes el cauce del río también tienes que subir los bordos, y cuando subes los bordos lo que haces es que, tal vez ya no se va a inundar como en septiembre, pero si (las autoridades) se sienten más cómodas con mandar el agua que quieran a un caudal mayor, eso incrementa el posible daño en caso de un fallo”, puntualizó el especialista.

Río Tula, sus afluentes y municipios con los que colinda. Imagen: Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA).

El problema de origen

El pasado 16 de mayo, Omar Darío De Lassé, director general de la Unidad de Coordinación de la Vinculación Interinstitucional de la Subsecretaría de Gobernación, acudió a una revisión de las obras de Conagua respecto a la ampliación del río Tula.

Grupos de personas damnificadas durante las inundaciones y organizaciones civiles acompañaron el recorrido. Sin embargo, no se informó sobre cambios en la construcción.

“La solución que necesitamos es aguas arriba. De lo que se tiene que hacer el 70% es en la Ciudad de México”, dijo Angélica Arellano respecto a los planes de ampliación.

“El plan que tiene Conagua es hacer que el río Tula pueda aceptar una expulsión mayor de agua, es facilitar la expulsión de agua del Valle de México –principalmente la capital– en vez de mitigarlo, de hacer menos la necesidad de expulsar”, respaldó el doctor Chahim.

Las posibles soluciones, de acuerdo con el especialista, está en la regulación del agua. Lo que significa no solamente restaurar los reguladores que captan el agua y lo almacenan de una forma temporal hasta expulsarlo hacia Tula, si no, en condicionar nuevos espacios para el agua y que sean más cercanos a la Ciudad de México, como el Lago de Texcoco.

“Tenemos que buscar la manera aguantar lo más que se pueda y por más tiempo el agua en el Valle de México, cuando en algún momento que se tenga que expulsar sea de forma paulatina”, agregó.

Para quienes habitan en Tula, al igual que ambientalistas y especialistas involucrados, el problema de raíz no se resolverá mientras se siga protegiendo a la Ciudad de México y se deje de lado a quienes viven los resultados de su expansión.


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