Este 25 de abril la caravana “El Sur Resiste”, conformada por pueblos y comunidades indígenas, inicia un recorrido de diez días a través de seis estados del sur y sureste de México para rechazar los grandes proyectos federales impulsados en este sexenio.
La caravana pasará en lugares donde se erigen megaobras como el Corredor Transístmico en el Istmo de Tehuantepec y el Tren Maya en la Península de Yucatán, aunque también se detendrá en regiones que durante años han vivido los impactos de ser zonas industriales.
Los integrantes recorrerán un circuito que contempla iniciar por Pijijiapan - Tonalá, Chiapas; siguiendo a Puente Madera y San Juan Guichicovi, Oaxaca; luego a Oteapan, Veracruz; Villahermosa y El Bosque,Tabasco; y Candelaria, Campeche.
Para el 1 de mayo los integrantes estarán llegando a Valladolid, Yucatán; avanzando a Carrillo Puerto, Quintana Roo; Xpujil, Campeche; y Palenque, Chiapas. Finalmente concluirá con un Encuentro Internacional los días 6 y 7 de mayo en San Cristóbal de las Casas, municipio del mismo estado.
La caravana tendrá puntos de reunión y actividad en los distintos municipios.
“Es momento de que nos escuchemos y que señalemos directamente a quienes están detrás de las causas del despojo que vivimos en nuestros territorios, a ese 1% de la población mundial cuyas decisiones y formas de vida han provocado la actual crisis climática que nos obliga a ser desplazados como pueblos”, señalaron en un comunicado las 10 asambleas y colectivos que organizan la caravana.
Recorrido trazado por la caravana. Fuente: Caravana y encuentro “El Sur Resiste”.
Primera parada: el Istmo
La primera región que cubrirá la caravana es el Istmo de Tehuantepec en Oaxaca. Una zona donde se han establecido alrededor de 29 parques eólicos, cubriendo una superficie total de 32 mil hectáreas, de acuerdo con estimaciones de la organización EJAtlas.
Además de la actividad industrial es propia de la zona, producto de la refinería Antonio Dovalí en el puerto de Salina Cruz y la presa Benito Juárez en Jalapa del Márques.
"Actualmente, hay 29 parques eólicos, de los cuales 26 son privados. Empresas trasnacionales. Y al igual que los proyectos anteriores no hay ningún beneficio tangible para los pueblos. Al contrario, se han ido acumulando impactos al agua y a la tierra", explicó Mario Quintero, quien es originario del municipio de Juchitán e integrante de la Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo en Defensa de la Tierra y el Territorio.
Durante los últimos años, fuentes como EJAtlas o la Fundación Heinrich Boll, han recopilado cómo en la región se registra pérdida de vida silvestre, inseguridad alimentaria por daño a los cultivos, deforestación, contaminación de aguas y agotamiento de agua subterránea para consumo vinculados a la industria eólica.
A los efectos ambientales se suman las repercusiones sociales como los cinturones de marginación, la migración, la militarización de la zona y las agresiones contra quienes se oponen a dichos proyectos.
Incluso en junio pasado, la comunidad indígena zapoteca Unión Hidalgo, acompañada en la parte legal por el Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales A.C. (ProDESC), logró la suspensión definitiva del megaproyecto parque eólico Gunaa Sicarú, perteneciente a la paraestatal francesa Électricité de France (EDF).
El caso tuvo la participación del Centro Europeo de Derechos Humanos y Constitucionales en Alemania. Y durante el proceso, defensores denunciaron que habían vivido amenazas, intimidación y agresiones verbales.
“Sin duda hay una campaña muy fuerte de criminalización y de difamación por parte de las empresas de los tres niveles de gobierno (hacia quienes se oponen) y el tema más peligroso es que también hay amenazas y hostigamientos por parte de grupos del crimen organizado que están ligados a todos los intereses políticos y empresariales de la región”, señaló Mario Quintero.
Pero a pesar del antecedente y las problemáticas documentadas, el gobierno federal impulsa un nuevo proyecto conocido como el Corredor Transístmico, que consiste en el funcionamiento de un tren para ofrecer servicios de carga, transporte, almacenaje y embalaje de diversos productos en el Istmo.
Así como una segunda parte para producción conformada por 10 polos de desarrollo, que son nuevas zonas destinadas a albergar industrias.
El proyecto ha ocasionado desde el 2021 una serie de acciones legales, movilizaciones, marchas y tomas de oficinas, así como una consulta ciudadana que aseguran no fue eficaz y tuvo violaciones en el proceso.
A la par, comunidades han seguido la campaña “Energía para quién” para demandar cómo la instalación de parques eólicos no está generando dichos beneficios hacia la población, sino al desarrollo de las mismas industrias.
“Al final, la generación de energía provenga de donde provenga, fósil o eólica, si va a servir para alimentar a la industria, va a ser igual que siempre. No va a importar si es más o menos contaminante porque mientras la industria se siga alimentando, se van a seguir generando estos procesos de despojo y extractivismo”, dijo Quintero.
Para el defensor es importante detener la entrada de empresas en la región y regular a quienes ya se encuentran instaladas.
Parques eólicos en el Istmo de Tehuantepec. Fuente: Secretaría de Energía.
Además de Oaxaca, la caravana también irá al sureste para tratar temas como la construcción del Tren Maya. Sin embargo, se harán paradas en otras comunidades como El Bosque, Tabasco, donde la erosión costera y la actividad petrolera del estado han tenido efectos en el incremento del mar ocasionando que éste acabe con hogares y escuelas, llevando con ello a la migración.
El registro para participar en las actividades de la caravana “El Sur Resiste” o el Encuentro Internacional de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, se puede realizar en línea.
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