Cenotes como “sujetos de derecho”, un reclamo de comunidades mayas para frenar daños de industria porcícola

Pensar en ecosistemas con derechos propios es poco común en México, pero comunidades mayas de Yucatán buscan proteger de esta forma uno d...
single

Pensar en ecosistemas con derechos propios es poco común en México, pero comunidades mayas de Yucatán buscan proteger de esta forma uno de sus recursos naturales más importantes, el Anillo de Cenotes.

Desde hace por lo menos tres meses, integrantes del colectivo Kanan Ts’ono’ot (Guardianes de los cenotes, en lengua maya) iniciaron las gestiones para decretar a este ecosistema como sujeto de derechos, un esquema de protección ya utilizado para otros ecosistemas específicos en países como Colombia o Nueva Zelanda.

El denominado Anillo de Cenotes es una alineación semicircular de estos cuerpos de agua, cuya formación geológica está relacionada con el asteroide que produjo el cráter de Chicxulub, posiblemente relacionado con la extinción de los dinosaurios.

Imagen: Northwestern University

En los cenotes hay agua para tomar, agua para asearse, agua para nadar, de ellos depende la subsistencia y modos de vida de las comunidades de la península, sostuvo Clemente May Echeverría, representante de Kanan Ts’ono’ot.

Este colectivo, conformado por indígenas mayas, ha protagonizado una batalla legal contra la operación de granjas porcícolas en la región.

Con una lucha de más de cinco años, la búsqueda de un decreto que reconozca al Anillo de Cenotes como sujeto de derechos es una apuesta más para garantizar su protección, dijo el activista en entrevista con Periodismo Causa Natura.

Para May, quien vive en el poblado de Homún, el crecimiento de la industria porcícola es una de las principales amenazas para los cenotes.

“Como el cenote no puede hablar, no puede decir nada, cualquiera llega y hace lo que quiere”, afirmó.

En la cosmovisión maya, los cenotes son considerados sitios sagrados, la puerta de entrada al Xibalbá, o el inframundo, un mítico lugar donde moraban deidades como Ah Puch, dios de la muerte.

“Los cenotes son muy importantes para nosotros y queremos que tengan derechos: derecho a que no se contaminen, derecho a que sean utilizados con respeto a nuestras costumbres”, agregó May.

La idea de ecosistemas como sujetos de derecho es un paradigma que se ha discutido con mayor fuerza en la última década.

El río Whanganui en Nueva Zelanda, la chimpancé Cecilia en Argentina, o el río Atrato en Colombia, son casos que responden a esta tendencia.

En México, las constituciones de Oaxaca y la Ciudad de México ya reconocen los derechos de la naturaleza, pero aún no de ecosistemas específicos. De conseguirse, el Anillo de Cenotes de Homún sería el primer ecosistema sujeto de derechos en México, explicó Lourdes Medina Carrillo, abogada de la organización civil Indignación, que brinda asesoría jurídica al colectivo Kanan Ts’ono’ot.

Para obtener esta declaratoria se puede hacer por dos vías, indicó Medina Carrillo. La primera es con la aplicación de reformas a las leyes correspondientes, donde se reconozca explícitamente al Anillo de Cenotes como sujeto de derechos. La segunda, es a través de un decreto presidencial, con el mismo reconocimiento.

La iniciativa de decreto se presentó a instancias gubernamentales como el gobierno de Yucatán, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Presidencia de la República.

A tres meses, apuntó, no se ha tenido respuesta por parte de ninguna autoridad.

El Anillo de Cenotes fue declarado Reserva Hidrogeológica Estatal en octubre de 2013, con una superficie de 219 mil hectáreas, pero las comunidades mayas solicitan un esquema de protección más estricto, que contemple planes de conservación a largo plazo.

La Fundación para el Debido Proceso presentó en febrero de 2022 un informe justificativo sobre la necesidad de catalogar a este sitio como sujeto de derecho.

El documento refiere que las normativas han sido insuficientes para efectivamente garantizar su protección, restauración y conservación.

“El nivel alarmante de contaminación que enfrenta el acuífero maya debido al uso de carga y descarga de agua para la industria, la proliferación de mega granjas y el uso de plaguicidas para la agroindustria son solo algunas de las críticas consecuencias de la inefectividad de dichas normativas”, indica.

La industria porcícola en Yucatán

El pueblo de Homún, famoso entre los turistas por sus cenotes, ha sido el epicentro de la lucha contra la industria porcícola.

En 2017, durante un proceso de Consulta Popular, se impuso la negativa de los pobladores para permitir la operación de una granja de la compañía Kekén.

A la par, se emprendió una pelea jurídica que, hasta el momento, mantiene suspendidas las actividades.

Sin embargo, no es el único lugar donde se ha manifestado inconformidad. El pasado 17 de mayo, habitantes de Sitilpech, también en el perímetro del Anillo de Cenotes, se manifestaron a las afueras del Juzgado Primero de Distrito con sede en Mérida, para pedir el cierre definitivo de otra granja ubicada en esta localidad, también de la empresa Kekén, que opera 148 en todo el país.

Pobladores de Sitilpech, del mismo modo, consiguieron por la vía judicial suspender la operación de esta granja, pero aún no hay una resolución definitiva.

De acuerdo con un informe del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), en Yucatán hay 222 granjas de cerdos, de las cuales solamente 84 cuentan con información sobre el manejo de aguas y únicamente 18 presentaron Manifestación de Impacto Ambiental (MIA). De estas, 36 se ubican en el área del Anillo de Cenotes.

La contaminación de porcícolas y avícolas es uno de los puntos centrales del Programa Hídrico Regional de la Península de Yucatán, elaborado por la Comisión Nacional del Agua y el Consejo de Cuenca.

Imagen: Programa Hídrico Regional de la Península de Yucatán

“La descomposición del estiércol animal ocasiona consecuencias ambientales graves por la producción de gases como el metano y el óxido nitroso que, en la gran mayoría de las granjas no se recolecta, queda en libertad en la atmósfera. Además que se producen olores desagradables y la contaminación de los recursos del suelo y agua”, se lee en el programa.

Se estima que diariamente se generan en Yucatán 631 mil 532 kilos de excremento y más de 3 millones de litros de aguas residuales, de acuerdo con información vertida en el Programa, clave para la política hídrica de la zona.

Gonzalo Merediz Alonso, presidente del Consejo de Cuenca de la Península de Yucatán, donde hay representación tanto del sector ambiental como agropecuario, planteó que es necesario no ‘satanizar’ a la industria, pero sí abordar alternativas para reducir los impactos ambientales.

“Si es un tema que hay que abordar. Hay que ver que las que están trabajando de forma ilegal, que no operen; que las que sí son legales pero no aplican ningún tratamiento al agua, que lo hagan. Es una industria muy importante, que genera muchos empleos, entonces hay que ver cómo es ambientalmente viable”, agregó a Periodismo Causa Natura.

Alejandro López Tamayo, hidrogeólogo y director de la organización Centinelas del Agua, refirió que con la nueva actualización de la Norma Oficial Mexicana 001, que regula la descarga de contaminantes permitidos al acuífero, se tienen parámetros más estrictos.

Sin embargo, dijo, no todas las empresas cumplen.

El especialista señaló que se han documentado casos de contaminación del agua en las comunidades aledañas a las granjas, por lo que es necesario aplicar una regulación más estricta.

Asimismo, opinó que si bien es necesaria la diversificación económica en la región peninsular, al tratarse de un territorio de suelo sensible a la contaminación y con una amplia cobertura forestal, hay actividades económicas que no son idóneas para la zona, como las propias granjas o la minería.

“Si no se regula bien este crecimiento de las granjas porcinas, pues el día de mañana no nada más vamos a sufrir por cantidad, sino también por la calidad del agua”, dijo.

Un ecosistema único

Un análisis publicado por la Asociación Mexicana de Estudios del Karst indica que, además de la fragilidad del suelo, la zona es hábitat temporal de más de 200 aves migratorias, que utilizan los cenotes para alimentarse.

En los propios cuerpos de agua viven decenas de peces de agua dulce endémicos, algunos incluidos en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Culturalmente, los cenotes también resguardan gran parte de los vestigios arqueológicos de la civilización maya.

Para Alejandro López Tamayo, proteger el Anillo de Cenotes de las posibles amenazas de contaminación es una prioridad, pues dijo, es un registro geológico y paleo-climático para el mundo, que hoy en día es objeto de estudio.

El experto en sistemas kársticos aseveró que, debido a sus características particulares, el Anillo de Cenotes incluso podría ser reconocido como un geoparque o una reserva hidrogeológica por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

“Es posible escalar a una protección internacional”, concluyó.

Escrito por

Alejandro Castro

Comentarios (0)

Notas relacionadas

Cultivo acuícola de pulpo, una alternativa para impulsar la economía y la sostenibilidad pesquera

Alejandro Castro·Mayo 3, 2022

Urgen especialistas en Yucatán mayor coordinación federal y estatal para resolver la contaminación por aguas residuales

Patricia Ramírez·Noviembre 22, 2021

Científicos advierten de daños potenciales al acuífero de la Península por cambios en el Tren Maya

Alejandro Castro·Febrero 21, 2022
Causanatura Media

A través del periodismo de investigación reafirmamos nuestro compromiso con el derecho humano a la información