Ecoparque Bacalar: un muelle para el turismo masivo del Tren Maya

Los días de caminar tranquilamente por “la costera” y hallarse a sus anchas en los tres modestos muelles públicos de la laguna de Bacalar...
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Los días de caminar tranquilamente por “la costera” y hallarse a sus anchas en los tres modestos muelles públicos de la laguna de Bacalar tienen los días contados con el proyecto del Tren Maya que contempla llevar alrededor de 2 millones de turistas al año al pueblo del mismo nombre en el sureste de México.

Mapa de la ruta del Tren Maya en el Sureste de México. Imagen tomada de la página de Fonatur

Conforme al turismo de masas que se prevé para el 2023, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), dependencia encargada de las políticas de tenencia de la tierra y el ordenamiento urbano en México, impulsó en 2019 un programa de obras en las ciudades que serán conectadas por esta nueva ruta.

Las y los bacalarences empezaron a ver con extrañamiento desde 2021 el inicio de obras como el nuevo mercado municipal de artesanías, la biblioteca pública, un campo de béisbol, la remodelación del parque central y del balneario municipal, y la obra principal, el “ecoparque Bacalar”.

Este último proyecto se desarrolla en el Parque Ecológico Bacalar, donde están las únicas cinco hectáreas consideradas Área Natural Protegida (ANP) del ecosistema costero conocido como la Laguna de Bacalar.

Héctor Hernández, investigador del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), un centro público de investigación científica centrada en el desarrollo sustentable de la región, ubica a la laguna en el corredor transversal costero del sur de Quintana Roo, que va desde Chetumal y hasta el Mar Caribe.

El corredor es de gran importancia y fragilidad ecológica por los extensos humedales, las selvas bajas inundables, los lagos cársticos, las lagunas costeras, y los ecosistemas microbianos que forman arrecifes como los estromatolitos, considera.

Un ecoparque irregular y rechazado por la comunidad bacalarence

El proyecto del ecoparque Bacalar plantea la creación de un balneario, una zona de campamento y actividades de educación ambiental, a través de senderos interpretativos (placas con información) y la construcción de un muelle cuadrado de 800 metros que en su parte inferior cuente con un aula, un laboratorio, baños y puntos de venta.

“Este muelle lo que busca es dar un sentido de identidad local, pero también es importante porque es un elemento educativo... poder dar un entendimiento de la preservación ecológica del medio ambiente aquí en la península de Yucatán”, apuntó el titular de Sedatu, Román Meyer Falcón, en su cuenta de Twitter a principios de septiembre.

La propuesta del proyecto ecoturístico plantea una intervención responsable y de recuperación ecológica de 3 mil 365 metros cuadrados. Recibió la autorización por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), dependencia encargada, entre otras cosas, de evaluar los impactos ambientales que las obras y actividades podrían causar al ambiente, a través del oficio 04/SGA/1491/2021.

Las obras iniciaron en julio de 2021, sin embargo, en noviembre de ese año ejidatarios, empresarios dedicados al ecoturismo y lugareños ingresaron a la zona y clausuraron las obras del ecoparque argumentando: desacato federal a un mandato del Tribunal Agrario desde 2016 de suspensión de obras en el polígono y daño ambiental por la empresa Inmobiliaria y desarrollos constructivos Zenith, S. A. de C. V., que obtuvo la licitación.

Negociar y solventar estas irregularidades retrasó la obra y esta fue inaugurada de forma precipitada la tarde del 19 de noviembre de 2022, nueve meses después de la fecha prevista inicialmente. De acuerdo con el titular de Sedatu la obra fue construida en 2021.

Causa Natura Periodismo constató que la inauguración se declaró un día en el que aún no se habían retirado los materiales de construcción del área ni las restricciones de acceso, y esta última permanece hasta el momento de esta publicación, así como tampoco se avisó a la comunidad. 


Fotografía tomada 3 días antes de la entrega del Ecoparque Bacalar. Fuente: Daniela Reyes

Fotografías tomadas el 24 de noviembre de 2022, 5 días después de la entrega del Ecoparque Bacalar Fuente: Martha Mattiello. 

Desarrollo urbano y turístico incompatible con Bacalar

Martha Mattiello, integrante del colectivo Guardianes Lagunares, un grupo de empresarios y colaboradores voluntarios que defienden la laguna y se dedican a la educación ambiental, explica que el rechazo al ecoparque se deriva principalmente de la opacidad y la exclusión de las opiniones de la comunidad sobre las obras por parte de Sedatu y la empresa constructora.

El proyecto y la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) se hicieron públicas cuando ya estaban por iniciarse las obras. Se impuso un desarrollo urbano que no coincide con las prioridades de la comunidad, quienes reclaman como urgente el mejoramiento de los tres accesos públicos ya existentes, un sistema de drenaje y la recolección, separación y correcto tratamiento de basura, sostuvo Mattielo.

“Si lo ves fríamente el proyecto de un acceso público es bueno, porque está dando un acceso público más para toda la demanda turística que está llegando, pero a costa de pérdida de manglar, de estromatolitos, de malestar de la población, cosas que se pudieron haber solucionado previo, porque la comunidad quería involucrarse”, señaló.

Además, Mattiello, expresó su preocupación, ya que la comunidad está en época de temporada alta de turismo y los muelles públicos se encuentran en malas condiciones, mientras que el muelle del ecoparque no permite el acceso al público pese a su inauguración.

Por su parte, Hernández añade que la “vocación turística” que se le intenta imponer a Bacalar desde 2009 y el modelo de turismo masivo del sur de Quintana Roo que representan las obras impulsadas por Sedatu, tampoco coinciden con las condiciones ambientales del pueblo, que posee el mayor cuerpo de agua dulce de la Península de Yucatán y mayor arrecife de estromatolitos de agua dulce del mundo.

La laguna no es sana

Muelle público junto al ecoparque donde se aprecia la pérdida de color de la laguna. Fuente: Daniela Reyes

La laguna “de los siete colores” cada vez pierde más sus tonalidades azules, sustituidas por un color café y grisáceo con espumas y sargazo, síntomas visibles de su contaminación.

La principal amenaza para la conservación de la laguna de Bacalar son los escurrimientos del desarrollo urbano y agrícola desordenado, concretamente con la deforestación, que solo se intensificará con la futura llegada masiva de turistas con el Tren Maya, aseveró Hernández.

Además, la falta de un sistema de drenaje que evite que residuos orgánicos se incorporen al agua subterránea que nutre la laguna; la falta de educación ambiental a causa del despojo y privatización de la laguna que cuenta solo con tres accesos públicos; la erosión generada por el turismo en la zona de manglar que se encuentra en toda la costa; y la falta de voluntad de las autoridades por impulsar esquemas de conservación ambiental. 

Por un bacalar sostenible 

Ante estos escenarios, han surgido nuevas alianzas como la Unión de Organizaciones de la Sociedad Civil de Bacalar, quienes elaboraron un “Manifiesto ciudadano para un Bacalar sostenible”, donde exigen a la autoridad municipal un ordenamiento territorial y proponen un Plan Estratégico de Desarrollo Sostenible, que garantice el derecho humano al agua y al ambiente limpio a través de propuestas puntuales.

“Es indispensable entender que, sin el capital natural, no hay forma de mantener ningún desarrollo sostenido de la economía ni del bienestar humano”, sentencia la Unión.

Frenar la deforestación, regular la expansión ganadera y el uso de fertilizantes, saneamiento de aguas residuales, educación ambiental y monitorear la calidad del agua, son algunas de las acciones inmediatas que sugiere la Tarjeta de Reporte de laguna Bacalar, realizado por la organización civil encargada de monitorear la sanidad del ecosistema Agua Clara, para detener el deterioro del ecosistema.

Existen otras iniciativas como la propuesta de “Programa de Gestión Común y Uso Turístico de la Laguna de Bacalar” (Protur) y los propios Guardianes Laguneros, que se encargan de elaborar campañas sobre buenas prácticas ecológicas para turistas, encaminadas todas a construir una mejor historia ambiental para Bacalar.

Por su parte, el sector académico insiste en que se necesitan más estrategias para limitar los impactos al ecosistema, como restringir la navegación un día a la semana; y, como también un esquema de conservación balanceado entre la necesidad y el interés de desarrollo económico y la conservación del ecosistema.

“Si pensamos en un desarrollo económico sostenible y sustentable, tiene que partir del hecho de conocer sobre qué se sostiene ese desarrollo económico, y si hablamos del sur de Quintana Roo, este se sostiene de sus recursos naturales. No puede ser congruente un discurso de sustentabilidad cuando no toma en consideración la fragilidad del ecosistema”, mencionó Hernández.


Escrito por

Daniela Reyes

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