Megacruceros amenazan ecosistemas en La Paz y Cozumel

Los proyectos para la entrada de megacruceros a la Bahía de La Paz, Baja California Sur, y en la Isla de Cozumel, Quintana Roo, han ocasi...
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Los proyectos para la entrada de megacruceros a la Bahía de La Paz, Baja California Sur, y en la Isla de Cozumel, Quintana Roo, han ocasionado una serie de manifestaciones y recursos legales contra los daños al medio ambiente.

En el caso de La Paz, a finales de 2020 se registró por primera vez la llegada de cruceros tipo Oasis, como se les conoce a aquellos con una capacidad mayor a las 5 mil personas. Venían sin turistas, hicieron pausa por inactividad, pero su presencia generó una inquietud entre pobladores que se vio opacada por las noticias acerca de una segunda ola de contagios de covid-19 en México. 

Para abril de 2021, 11 megacruceros habían fondeado en la Bahía. A la par, comenzó la difusión de reportes vecinales por derrames de combustible provenientes de los buques, cuyo diseño requiere que los motores estén siempre en funcionamiento. 

“Cuando se instalaron fue impactante porque no era algo a lo que estuviéramos acostumbrados. Tener estas gigantescas máquinas aquí enfrente, que están regando contaminantes al agua, que están emitiendo gases…”, describió Alekz Águila, vocero del colectivo Torpedo, parte del Movimiento en Defensa del Territorio de Baja California Sur conformado ese mismo año.

Tras el arribo de los cruceros a La Paz, llegó el anuncio de que el corporativo ITM Group y Carnival ganó una licitación para emprender un proyecto de ampliación del puerto Pichilingue, en La Paz, con el objetivo de construir dos atracaderos para buques Oasis. 

La licitación se otorgó por la Administración Portuaria Integral de Baja California Sur (APIBCS). Se trata de una concesión de 25 años, que puede extenderse hasta 15 más. De acuerdo con medios estadounidenses, el inicio de obras está planeado para 2023.

La Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), presentada por el corporativo reponsable ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semanart) para que evalúe los efectos en el ambiente, se compartió el 11 de noviembre. 

En ésta se señala que la ampliación consistirá en la “demolición, desmantelamiento y reubicación, así como la remodelación de la infraestructura que se encuentre actualmente en operación. La reubicación implica el relleno de 8 mil 623 metros cuadrados”. 

“No es una ampliación, es muchísimo más que eso. Quieren poner dos muelles que necesitarán terrenos ganados al mar, por lo que habrá que dragar los sedimentos y podrían liberarse sustancias peligrosas y tóxicas… Se habla incluso de delfinarios, restaurantes, áreas verdes, oficinas nuevas…”, explicó Águila.

Especialistas e investigadores, algunos de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) que también pertenecen al Movimiento de Defensa, analizaron la MIA y encontraron que es omisa en detalles de información. 

Una de las principales preocupaciones es el Área Natural Protegida de Balandra, decretada en 2012, y ubicada a sólo 30 minutos de La Paz. Esta zona de humedales es Sitio Ramsar de reconocimiento internacional y refugio de especies amenazadas como el águila real, el halcón mexicano y la víbora de cascabel. 

“Hicimos una superposición del mapa oficial que se incluye en la MIA con el proyecto en imagen conceptual de lo que anuncian en internet, y te das cuenta que están empezando por una parte, pero que se seguirán expandiendo a otras”, agregó Águila.

El crucero más grande del mundo, el "Wonder of the Seas", de la empresa naviera Royal Caribbean International, arribó el pasado 14 de marzo a la Isla Cozumel. Foto: Especial /Cuartoscuro

Cozumel, un lugar de gigantes contra corales

A diferencia de otros destinos turísticos, Cozumel, en el estado de Quintana Roo, es la Isla de los cruceros. Desde los años 90, los diferentes gobiernos se han enfocado en el turismo de masas que hoy se sostiene en los muelles de Puerta Maya, SSA México y Puerto Langosta. 

El calendario de la API estatal indica que tan sólo para marzo de 2022 se pronostica el arribo de 81 de estos buques. 

Sin embargo, la pandemia de coronavirus le dio un giro a la historia de los cruceros en Cozumel, según relató Miriam Moreno, psicóloga social dedicada a proyectos de conservación y de participación en el puerto. 

“Durante la pandemia no se percibió ingreso de un sólo peso por parte de los cruceros. El turismo que empezó a levantar la economía de la Isla no fue el turismo de cruceros; fue el de buceo, de snorkel, de naturaleza en general”, dijo Moreno.

“La relación que se creía súper dependiente con los cruceros, casi que sin cruceros no había Isla, ahora que la vimos posible generó una lectura distinta hacia esa industria”.

Y fue tal el cambio que diferentes organizaciones, especialistas y vecinos se han organizado contra la construcción de un cuarto muelle, que ya había sido promovida desde 2018 por el entonces presidente municipal Pedro Joaquín Delbouis.

Su planeación indica que se instalará en la zona noroeste de Cozumel, con una inversión de más de 510 millones de pesos, a cargo de la empresa Muelles del Caribe. 

Al igual que en La Paz, los colectivos ambientales y vecinales que se oponen a la obra, evaluaron que la MIA presentada ante Semarnat no incluía información relevante sobre el estado de conservación ambiental, como la presencia de corales.

“Es muy grave que los directivos de Semarnat no hicieran el trabajo de ir a verificar que en el sitio hubiera especies como decía la MIA… Los corales en esa parte de la isla no se perciben completamente conectados como en otros sitios, pero están allí en ese perímetro, cumpliendo sus funciones ecosistémicas, permitiéndonos respirar mejor, siendo barrera de desastres naturales, refugio de especies…”, sostuvo Moreno.

Una de las primeras intervenciones que se realizaron para frenar la aprobación del cuarto muelle, recordó, fueron las brigadas fotográficas con el propósito de elaborar una bitácora comunitaria que recopilara las especies que existen en la zona, incluidas las que no fueron contempladas.

En 2021, se solicitó la opinión técnica de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), la cual respaldó que “la MIA señala únicamente algunos individuos aislados de coral en el área en que se realizaron los transectos, y no considera el Arrecife Villa Clanca y las colonias de acropora palmata y acropora cervicornis, ubicadas en el área del muelle”.

Este año, el Colectivo Ciudadano Isla Cozumel obtuvo mediante un amparo ante el Poder Judicial Federal la suspensión de la obra por parte del Juzgado Tercero del Distrito en Cacún. La jueza Pamela López Swain contempló que los promoventes representaban legítimamente los intereses habitantes de Cozumel por el derecho al medio ambiente sano. Sin embargo, no representa una suspensión definitiva.

Elaboración de la Bitácora Comunitaria para detectar especies. Foto: Cozumel Ocean Research

Un mito llamado derrama económica

En 2019, previo a la pandemia, la derrama económica que dejaron los cruceristas que arribaron a México fue de 626 millones de dólares, un promedio de 68 dólares por crucerista, de acuerdo con el estudio “Los Cruceros en México. Un panorama general de una actividad con claroscuros”, elaborado por Antonio Barragán Ojeda, académico de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad Mérida, perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Sin embargo, la cifra es inferior a los 500 dólares promedio de un turista convencional que viene por avión o que cruza de manera terrestre”, explicó el especialista en entrevista con Periodismo Causa Natura. 

“El crucero tiene la particularidad de que no es un medio de transporte, sino el destino en sí. Al ser un destino, la mayoría de los cruceristas no tienen un incentivo para generar una derrama mayor a la que ya hicieron. Compran su paquete casi siempre todo incluido y no encuentran sentido en gastar algo que ya tienen, como hospedaje, comida… así que el impacto a la balanza comercial en México es mínimo”, agregó.

Miriam Moreno agrega que el turismo que impulsó Cozumel tras las rectricciones por la pandemia de Covid-19 no fue el de cruceros, “fue el de turistas que van a Cozumel (por otros medios), que sí se quedan a consumir; que se interesan por conocer el sitio y por conocer la cultura; que va a cenar, desayunar, comer; que sí dejan una derrame económica considerable”.

A esto se suma, conforme al estudio, que el mercado de los cruceros se concentra en oligopolios que agrupan a casi el 80% de las compañías ofertantes del servicio. 

Miriam Moreno y Alekz Águila insisten en la evidencia sobre cómo los bajos salarios a trabajadores de los cruceros; la competencia desleal con las actividades locales; el desarrollo inmobiliario y empresarial para la zona; los problemas de venta de drogas a cruceristas; así como la deforestación para construcciones e insuficiencias en el sistema de drenaje, son parte de las problemáticas que vienen con este tipo de turismo.

“Una de las cosas que urge desmitificar es que se habla de los cruceros como si fueran la panacea económica mundial y no lo son. No es lo que nos dicen, es un espejismo porque no hay nada más neoliberal y capitalista que el modelo de masas para el turismo”, sentenció Aleks Águila.

#SobornemosSemarnat

Tras las múltiples acciones desde La Paz y Cozumel, el pasado 2 de marzo los frentes de ambas entidades se agruparon para lanzar la campaña #SobornemosSemarnat, mediante una manifestación afuera de las instalaciones de la Semarnat en la Ciudad de México.

“Esta campaña es una sátira con toda la intención de posicionar el tema a nivel nacional. La lógica de esto es que sabemos que la Semarnat por muchos años ha estado trabajando en función de sobornos… Y creemos que si hay un capital que seguramente está apoyando el tema de aprobar la MIA para destruir el ambiente, podríamos hacer contrapeso a la balanza”, explicó el vocero de Colectivo Torpedo.

Durante la manifestación, José Luis Bravo Soto, director general adjunto de Participación Ciudadana y Atención Ciudadana de Semarnat, salió para indicar los pasos a seguir que consisten en agendar una cita para tratar el tema de la campaña.

El objetivo es conseguir la suspensión de ambos proyectos de ampliación del puerto Pichilingue y la construcción del cuarto muelle en Cozumel. Un tipo de turismo que, coinciden, no tiene vías sustentables.

“Yo creo que está bastante demostrado: el turismo de cruceros es el más contaminante del planeta. Si estamos en una crisis climática como ésta, yo creo que no puede ser muy compatible. Si estás hablando de la industria más contaminante versus los ecosistemas más frágiles, a cuál le vas a poner atención, cuál vamos a defender. Más bien hay que pararle a dónde estamos y regular lo que ya está”, sentenció Moreno.


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