Últimos dos presidentes de Guatemala potenciaron destrucción ambiental: Lucia Ixchiu

Lucia Ixchiu, periodista, activista indígena k´iche y gestora cultural, cuenta a cuatro años de ser exiliada cómo los gobiernos de Alejandro Giammattei y Jimmy Morales en Guatemala potenciaron el extractivismo y la persecución de los pueblos originarios.
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En Guatemala no han dejado de ocurrir cosas, dice Lucia Ixchiu. “Al contrario, el extractivismo, la tala ilegal y un montón de eventos relacionados con la destrucción del medio ambiente se potenciaron en los años del gobierno de Alejandro Giammattei y los de Jimmy Morales, que es cuando empieza la dictadura en el país”.

Lucia Ixchiu es una activista indígena k´iche y gestora cultural que se acercó al periodismo más por necesidad que por elección. Comenzó en el 2012 tras la Masacre de la Cumbre de Alaska, cuando el ejército abrió fuego contra pobladores indígenas integrantes de los 48 Cantones de Totonicapán que se manifestaban contra el alza de la electricidad por la privatización de energía. El resultado fueron siete personas asesinadas y 70 heridas.

La cobertura de los medios nacionales sobre la matanza tuvo un discurso racista contra los manifestantes a quienes dejó como “indios en contra del progreso”, recuerda Lucia. Así que decidió impulsar Festivales Solidarios, que en un principio era una colectiva de arte, como un medio para informar las historias de mineras, monocultivos, tala ilegal, entre otros problemas entonces pocos visibles o criminalizaban a los pueblos que se oponían. 

“Habíamos sido muy pocos los que documentamos los temas de defensa del territorio. Los comunicadores indígenas y las radios comunitarias nos hemos documentado a nosotros mismos debido al nivel de invisibilidad", apunta.

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Lucia Ixchiu en el bosque comunal de Totonicapán. Foto: Cercano Foto. 

Sin embargo, con el auge de la cobertura comunitaria también creció la represión. Durante los gobiernos de Jimmy Morales (2016 - 2020) y Alejandro Giammattei (2020 - 2024) las agresiones contra periodistas y comunicadores escalaron. 

La Asociación de Periodistas de Guatemala estima que 25 periodistas han tenido que exiliarse en la última década. Lucia fue una de ellas en 2020 después de que una serie de censuras, agresiones y hostigamientos por su trabajo culminaran con un ataque y amenaza de muerte por parte de un grupo de taladores ilegales en el bosque comunal de Totonicapán contra ella y su hermana Andrea. 

Ahora que Bernardo Arévalo asumió la presidencia del país como representante de un partido progresista de izquierda hay expectativas en que Guatemala cambie la política tradicional. 

“El gobierno de Arévalo ha hecho lo que ha podido con lo que ha tenido… Guatemala está saliendo de una dictadura del 2017 para acá donde el país está completamente destruido. El transporte público está colapsado, la gente está en pobreza extrema y a nivel cultural tuvimos un paro nacional que duró 106 días… Entonces tampoco podemos esperar que Bernardo Arévalo tenga una varita mágica y diga ‘bueno, esto se resuelve’”, señala Ixchiu.

Asimismo está el avance de los problemas socioambientales. La tala ilegal que en su momento documentó Lucia continúa en el bosque de Totonicapán donde nacen los ríos que abastecen de agua a toda la región. La pérdida forestal es un factor que contribuye a la escasez en el suministro.

“Creo que como población nos corresponde también ser realistas y tener paciencia, sobre todo las personas que estamos exiliadas porque obviamente nosotras queremos regresar. Nosotras sabemos que los casos son espurios. Nosotras sabemos que no hemos hecho nada mal porque contar historias no es un delito y el trabajo de visibilizar las realidades no debería de ser criminalizado. Pero deberíamos de seguir en el abono a la paciencia, porque todavía no hay claridad de poder retornar”, afirma la periodista.

Informar desde el exilio

Lucia solicitó asilo político a España en 2020 y ese mismo año, en medio de la pandemia de Covid-19, dejó Guatemala junto con su compañero Carlos Ernesto Cano. 

“Cuando llegamos a Europa nos dimos cuenta que un montón de gente no sabía que Guatemala existía”, recuerda Ixchiu.

Aunque ante eso había un desafío para continuar su trabajo de documentación, recuerda la periodista, lo vio como una oportunidad para contar en otros lugares del mundo qué pasaba en su país. Así que buscaron espacios de difusión y continuaron publicando a la distancia en Festivales Solidarios.

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Foto: Cercano Foto.

“Mucha de la gente que está en Guatemala ha criticado a quienes hemos salido al exilio, y eso es también de los dolores más grandes que nos ha tocado enfrentar. Nos han llamado cobardes, incluso hay gente que es capaz de decir que estamos de vacaciones, que estamos paseando por el mundo y ese es un nivel de violencia, de desprestigio a tu trabajo, a tu vida”, comparte.

A esto se suma que Lucia también es artista, activista y periodista. Los seres humanos somos multifacéticos, tenemos diversidad, dice. Sin embargo, eso también ha costado desprestigio para su trabajo. 

“He escuchado muchas veces, inclusive en los medios independientes, que yo no puedo ser periodista porque soy indígena y cosas como esas, mientras que me ha tocado ver que muchos periodistas se justifican con ascendencia indígena para poder entrar a becas y recibir este tipo de apoyos”, cuenta Ixchiu.

Aún así está convencida de que narrar las historias e informar desde la mirada de los pueblos originarios es un camino que se construye desde hace siglos y está dando frutos al ver más mujeres periodistas indígenas y a jóvenes con interés por hacer comunicación desde redes sociales. 

Respecto al futuro de los periodistas en Guatemala, Lucia ha participado activamente en informar sobre el caso del periodista José Rubén Zamora, condenado a 6 años de cárcel por un supuesto delito de lavado de dinero tras un juicio viciado.

Cuando a Lucia se le pregunta sobre posibles medidas de reparación ante lo que ha vivido, se toma unos momentos para mediar su respuesta. “En realidad digamos que nadie me había preguntado sobre medidas de reparación en mi vida”, admite reconociendo que la última vez que lo pensó fue tras la Masacre de la Cumbre de Alaska.

“Yo siempre he dicho cuándo van a regresarnos nuestros ríos, cuándo nos van a regresar  los árboles que cortaron, la tierra que se robaron… porque para mí esas son las medidas de reparación. El Estado guatemalteco secuestró y robó mi libertad de poder estar en mi propio territorio, entonces cuando yo pueda recuperar esa libertad de ser y existir en plenitud, creo que esa es la medida de reparación más grande”, concluye.

 

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