La organización ciudadana para frenar los proyectos de megacruceros en La Paz, Baja California Sur, y Cozumel, Quintana Roo, ganó su primera batalla.
Tras una serie de manifestaciones, recursos legales y la campaña conjunta #SobornemosSemarnat, hubo una suspensión de las obras de construcción de muelles en ambos sitios del país. Sin embargo, los colectivos ambientalistas siguen alertas.
“No es definitivo todavía. Es un proceso que hemos visto en muchos lugares de México, principalmente en el tema de la minería, donde lo que hacen es quitar un proyecto, pero regresan con otro, ya sea con diferente razón social o cambiando la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA)”, explicó Alekz Águila, vocero del colectivo Torpedo.
En el caso de La Paz, fue a finales de marzo que la Subsecretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Baja California Sur reveló de manera extra oficial que Aqua Mayan, la empresa promovente, había desistido en el proceso de Evaluación de Impacto Ambiental. Días después, la instancia a nivel federal (Semarnat) lo confirmó.
“Pero recordemos que la empresa ya tiene una concesión por 25 años del espacio donde se pretende hacer este proyecto”, explicó Águila.
La concesión a la que refiere el ambientalista fue otorgada por la Administración Portuaria Integral de Baja California Sur (APIBCS) al corporativo ITM Group y Carnival para iniciar un proyecto de ampliación en la Terminal Marítima Pichilingue.
Una noticia que se dio a conocer luego de los arribos de megacruceros tipo Oasis –aquellos con una capacidad mayor a las 5 mil personas– desde finales de 2020 hasta abril de 2021. Todos llegaron sin turistas y justificaron su presencia como una pausa por inactividad.
En su momento, investigadores que también se unieron a la organización ciudadana analizaron la MIA del proyecto y encontraron que era omisa en la información relacionada al impacto ambiental de las obras.
Principalmente por el Área Natural Protegida de Balandra. Una zona que es parte de los humedales con reconocimiento internacional como Sitio Ramsar, además de hogar de flora y fauna bajo amenaza, como el águila real y los mangles rojo, blanco y negro.
Hasta el momento, la APIBCS no ha dado respuesta sobre el estatus de la concesión de 25 años.
“Hay mucho júbilo, pero lo que estamos buscando es que este sentimiento de victoria solamente se entienda como una victoria temporal y no como una definitiva”, agregó el representante del colectivo Torpedo.
El crucero Wonder of the Seas, conocido como el más grande del mundo, llegó a la Isla Cozumel el 14 de marzo. Foto: Cuartoscuro.com
Un amparo para Cozumel
Para Cozumel, el destino predilecto de los megacruceros en el mundo, un amparo logró frenar temporalmente la construcción del cuarto embarcadero a cargo de la empresa Muelles del Caribe.
El pasado 11 de abril, el Juzgado Tercero de Distrito en Cancún, a cargo de la jueza Pamela López Swain, concedió al Colectivo Ciudadano Isla Cozumel la suspensión definitiva de la concesión para el proyecto.
“Esto significa que hasta que se acabe el juicio relacionado con el amparo, cuya temporalidad no está definida porque puede durar meses o años, nosotros tenemos el respaldo de que no se van a realizar las obras relacionadas al muelle de cruceros”, explicó Rodrigo Huesca, miembro del Colectivo Ciudadano.
A diferencia de La Paz, donde nunca han llegado megacruceros, en Cozumel los diferentes gobiernos se han enfocado en promover este tipo de turismo de masas. Logrando la edificación de los muelles Puerta Maya, SSA México y Puerto Langosta.
La inquietud colectiva por detener la construcción de un cuarto muelle, de acuerdo con Huesca, surgió tras la pandemia de covid-19.
Las medidas de confinamiento mostraron que, con actividad o inactividad, los cruceros no representaban una derrama económica para la población local. Ya que, al incluir viaje, hospedaje, comida y entretenimiento, la inversión de los turistas suele quedar dentro de los buques.
Además, los colectivos ambientales también evaluaron que la MIA revisada por la Semarnat no incluía información concisa sobre el impacto ambiental, principalmente en relación con la presencia de los corales en la región.
“Es muy apresurado y optimista pensar que ya está ganada la situación. No estamos diciendo que no se construirá, estamos diciendo que mientras no se resuelva el juicio, no pueden mover ni un coral”, añadió Huesca.
El ambientalista también recordó que aunque el pasado 5 de enero se publicó en el Diario Oficial de la Federación la entrega del título de concesión, a nivel municipal aún no hay permisos para la obra.
Sin fechas definidas, el juicio continúa en Cozumel y la suspensión no es definitiva en La Paz, pero lugareños coinciden en que el turismo de megacruceros ya no será bienvenido.
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