“Un problema complejo requiere de una multiplicidad de soluciones, no de una solución”, señaló Roberto Rondanelli, académico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, sobre la decisión del gobierno chileno de aumentar las lluvias mediante el bombardeo o la siembra de nubes.
Esta medida tiene el objetivo de aumentar las lluvias para remediar la sequía que enfrenta la región de Coquimbo, al norte de Chile. La técnica ya ha sido utilizada anteriormente, pero esta sería la primera vez que se contrata a una empresa de México.
El bombardeo de nubes consiste en esparcir, desde un avión, una solución de yoduro de plata. Este compuesto pasa por el vapor que tienen las nubes y se pega a las moléculas; lo que convierte dicho vapor en agua para generar las precipitaciones.
Sin embargo, esta técnica no es suficiente para remediar el problema de sequía. De acuerdo con Rondanelli, nunca se ha podido establecer con certeza que la siembra de nubes tenga un aumento significativo en las lluvias.
“Hay mucha investigación, tanto de terreno como de modelos computacionales que simulan el efecto que tiene la siembra de nubes en la lluvia. Se cree que hay un efecto positivo cuya magnitud es cercana a un 5% ó 10% de aumento de la precipitación, pero ese incremento es pequeño y cuando se trata de demostrarlo en terrero es muy difícil de hacer”, explicó el académico.
El yoduro de plata es dispersado a través de aviones. Foto:Csegedi Joszef/Pexels
En otros países como México la siembra de nubes se realiza desde los años 50. Y aunque en su momento se consideró una medida efectiva, actualmente, especialistas del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la Universidad Nacional Autónoma de México han informando que no es suficiente.
“Aunque teóricamente se puede provocar que las nubes precipiten, no hay evidencia científica de que estas técnicas funcionen sobre zonas de importancia económica como las del norte del país (México), donde en tiempos de sequía no hay nubes y existe una alta producción ganadera que requiere lluvia”, reconoció Fernando García García, investigador del ICAyCC, durante un seminario sobre el tema.
Por su parte, Israel es otro de los países que ha desarrollado estudios respecto a la siembra de nubes. Y ha concluido que no existe la efectividad necesaria para contrarrestar la sequía, por lo que el gobierno decidió suspender indefinidamente su programa.
Otros factores
“Una segunda consideración (sobre la siembra de nubes) es que el aumento de las lluvias es respecto al aumento de la precipitación que caiga. El problema es que en un año seco el aumento de la precipitación que pueda provocar la siembra de nubes es muy pequeño porque es un porcentaje de lo que llueva. Si llueve poco, ese porcentaje será pequeño. Es paradójico, pero la siembra de nubes funcionaría mejor en un año lluvioso que un año seco”, explicó Roberto Rondanelli respecto al funcionamiento de esta técnica en Chile.
En cuanto a la decisión del gobierno chileno, así como de otros países, para seguir implementando la siembra de nubes, Rondanelli indicó que es algo que no puede responderse sólo con la ciencia. Más aún si se considera que existen culturas en América Latina que ven la lluvia como un motivo de rito o celebración.
“Cuando un gobierno se ve enfrentado a esta crisis (hídrica) tremenda echa mano de cualquier cosa que pueda dar un poco de optimismo a la población independiente de si funciona o no, si tiene certeza sobre su funcionamiento o no. Y eso es una cuestión antropológica que no tiene nada que ver con la ciencia”, dijo el académico.
Sin embargo, el especialista señaló que todo va más allá de las precipitaciones y que deben tomarse otras medidas en cuanto al consumo.
“Los problemas complejos no se resuelven con una bala de plata. No hay una sola solución para revertir el problema. La siembra de nubes aparece como la bala de plata que nos va a resolver el problema cuando el problema es multicausal y por lo tanto tiene múltiples soluciones”, concluyó.
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